José Manuel Sancho García: "El 99% de mi vida gira alrededor de la música"

Sancho (Calatayud, 1979) es ingeniero técnico industrial y lleva desde 2014 al frente #de la entidad, que cumple 30 años de crecimiento artístico.

José Manuel Sancho, en el local de ensayo de la banda
José Manuel Sancho, en el local de ensayo de la banda
MACIPE

¿De dónde le viene la pasión por la música?

Es familiar. Mi padre se empeñó en que mi abuelo paterno, que era músico, me enseñase solfeo, pero yo iba un poco a regañadientes. Al fallecer mi abuelo, empecé a apreciar la música y coincidió que la Peña Los que faltaban de Calatayud promovió una banda de música, que luego, ya con ayuda del Ayuntamiento en 1994, pasó oficialmente a ser Agrupación Musical. Seguí con solfeo, clarinete, me compré instrumento…

Un vínculo continuo…

Recuerdo que empecé con Pilar Rubio y José Esteban como profesor y director. El 1 de junio de 1992, San Íñigo, fue la primera salida y fue acompañando a la Corporación. Estuve allí y hasta ahora.

¿Por qué presidente?

Mi padre fue el primer presidente de la agrupación y estuvo dos etapas en las que me involucré de una forma u otra. Cuando se fue, decidí presentarme a encabezar la junta, contando con más gente joven y con ideas nuevas.

¿Qué han logrado en ocho años?

Un crecimiento exponencial a nivel musical. Hemos crecido en número pero también en calidad al instaurar un plan de formación: pasamos de dos profesores a siete con el director. Contamos con la ayuda del Ayuntamiento.

Y lo plasman en multitud de actos.

Hemos promovido un ciclo de conciertos de marchas procesionales que hace que la iglesia de San Juan se quede pequeña. En Año Nuevo innovamos cada año, como por ejemplo, con la participación del coro del Teatro Lírico de Zaragoza, con versiones de bandas sonoras...

¿Con qué se quedan?

Con el cariño del público hacia estos esfuerzos. Sientes que la gente, aunque siempre ha conocido la banda, la aprecia más.

¿Qué tienen previsto por el 30 aniversario?

En abril, el ciclo de marchas procesionales, queremos hacer un concierto especial en la plaza de toros de Calatayud, el 1 de mayo en la Sala Mozart de Zaragoza, ir a Teruel, participar en un certamen nacional en Málaga… Pero todo depende de la covid.

¿Cómo se organizan?

Somos 65 músicos y 20 en formación. Gusta escuchar y ver a tanta gente, pero todo se duplica. Tenemos que ser conscientes de que somos una empresa más: hay que hacer nóminas para los profesores, seguros, contratos, horarios…

¿Cómo es el ambiente?

Muy bueno. Antes de la pandemia celebrábamos todo, como una familia. También hacíamos viajes de ocio que recompensen el esfuerzo de estar en la banda y que queremos recuperar.

¿Cómo les afectó la llegada de la pandemia?

Fue un mazazo. De estar en puertas de ir a un certamen, paramos en seco los ensayos y las clases. En el confinamiento realizamos actividades por redes sociales y después homenajes a San Roque o a la Semana Santa.

Pero no es lo mismo.

No. Empezamos juntándonos por cuerdas, en grupos de 4 o 5, separados con pantallas, ventilación… Hasta la actuación de las ‘Noches de verano’ no nos juntamos todos.

¿Cómo vivieron ese momento?

Con mucha emoción. Fue más de un año después de la última vez. A quien le gusta esto, escucharnos todos juntos, tener el calor del público… Fue emocionante.

La música es emoción en sí.

La música transmite sentimientos. El día que volvimos quisimos transmitir alegría.

¿Qué es la música para usted?

Mi vida no tendría sentido si no estuviera con la música. No sé qué sería sin ella. No sé qué es no tenerla cerca. Siempre llevo la música a una cena con amigos, la banda, he tocado en una charanga, ahora con mis hijos. En mi vida, al 99%, todo gira alrededor de la música.

¿Qué legado quieren dejar?

Me gustaría que la banda, que lleva el nombre de un compositor bilbilitano que merece (creo) más reconocimiento como Pascual Marquina, deje huella en Aragón.

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