La jota aragonesa se diluye en una candidatura nacional a Patrimonio de la Humanidad

El Ministerio de Cultura avala que el proyecto no sea exclusivo de Aragón y englobe a 15 autonomías. El gestor cultural Julio César Valle lo coordina

Espectáculo en homenaje a José Oto celebrado en el Teatro de las Esquinas.
Espectáculo en homenaje a José Oto celebrado en el Teatro de las Esquinas.
Toni Galán

La jota aragonesa será tan Patrimonio Inmaterial de la Humanidad como la castellana o la extremeña. O no lo será ninguna de ellas. Así están las cosas en el proyecto de colocarla en la famosa lista de la Unesco, impulsado por la DGA y en el que viene trabajando la Academia de las Artes y el Folclore de Aragón desde 2018.

El Ministerio de Cultura y Deporte creó hace semanas una mesa de trabajo con el fin de elaborar la candidatura, que se denomina "de la jota", y no "de la jota aragonesa". En ella están representadas 15 de las 17 comunidades autónomas. Casi todo el país.

En los últimos cuatro años la Academia había trabajado siempre con la idea de una candidatura "aragonesa", y ese ‘apellido’ tienen todos los apoyos que ha recabado, desde los de los ayuntamientos aragoneses o los de figuras artísticas tan dispares como el gaitero gallego Carlos Núñez o el Ballet de Moiseyev; hasta sendas proposiciones no de ley de las Cortes autonómicas y Generales.

Pero, tras varios retrasos de la DGA en la presentación del proyecto, en diciembre del año pasado se abrió una nueva fase, y este año la citada mesa ya ha celebrado dos reuniones. Se plantean encuentros mensuales de representantes de las 15 autonomías para preparar el informe que se presentará al Consejo de Patrimonio de España en su reunión anual, el próximo otoño. Es él quien vota y aprueba la candidatura oficial que España presenta a la Unesco.

La clave del cambio de orientación no es solo semántica: el proyecto ha tomado así el rumbo de otras declaraciones globales, como las tamboradas (que agrupa a 18 manifestaciones distintas de 5 comunidades, 10 de ellas turolenses), o incluso la cetrería (que vincula a 11 países). Y deja atrás la posibilidad de una declaración en solitario, como la que recibió la Fiesta de los Patios de Córdoba, que, al ser más concreta, tiene mayor impacto social.

La candidatura conjunta ya se quiso impulsar al final de la legislatura autonómica anterior, aunque solo con siete comunidades, no con 15. Y la idea no es solo hija de los despachos, tiene cierto calado también en Aragón. En abril del año pasado, en uno de los ‘Encuentros en la jota’ celebrados en el Teatro Principal, el estudioso Alberto Turón y la bailarina Manuela Adamo se manifestaron a favor de ella. Entre el público estaba Marisancho Menjón, responsable de la Dirección General de Patrimonio, desde la que se impulsa la iniciativa.

La candidatura conjunta se defiende habitualmente por dos motivos, o por no reconocer características especiales en la jota aragonesa respecto a las demás, o por considerar más viable una aprobación yendo de la mano de otros territorios. Pero la realidad parece desmentir este último punto. Cuando en 2010 se le dio el título de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad al Canto de la Sibila "de Mallorca", no se tuvo en cuenta que hay también un Canto de la Sibila catalán, y que en Santa María del Mar de Barcelona esa tradición se recuperó en 1948, o que en la parroquia de la Bonanova se usa la versión de la emblemática María del Mar Bonet.

Y en Madrid, por su parte, no siempre se apuesta por declaraciones conjuntas. Este año, por ejemplo, el Ministerio de Cultura defenderá ante la Unesco la candidatura de la sidra, que en este caso sí tiene apellido: "asturiana". El Principado ha defendido su propuesta en solitario y sin complejos, y el Ministerio no ha incluido la cultura sidrera cántabra, vasca o incluso pirenaica. Parece que en esto también influye el peso político de cada autonomía.

Como la situación y arraigo de la jota es muy desigual en las 15 comunidades, y en muchas ni siquiera es Bien de Interés Cultural, el Ministerio va a declararla Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de España. Con ello aspira a allanar el recorrido administrativo en la Unesco.

Dos niños bailan la jota en la sala Mozart, durante un certamen de las Fiestas del Pilar.
Dos niños bailan la jota en la sala Mozart, durante un certamen de las Fiestas del Pilar.
Oliver Duch

Mientras el Ministerio trabaja en ello, las comunidades autónomas, según su entusiasmo por la iniciativa, están elaborando programas de actividades. Navarra parece la más adelantada, aunque se espera que el Gobierno de Aragón presente públicamente la iniciativa en los próximos días, acompañada de un programa de actuaciones que pretenden involucrar a todo el sector jotero y a la población en general. Será en esa presentación donde se conocerán los pormenores de la candidatura en su actual formulación.

Fue la DGA quien programó el pasado día 11 una reunión telemática con representantes del mundo del folclore aragonés para explicarles la marcha de la candidatura de "la jota", que, según la convocatoria, "encabeza Aragón" e "integra las diferentes manifestaciones de la jota en España". La voz cantante la llevó quien coordina ahora la candidatura, Julio César Valle Perulero. Un rastreo por internet revela que Valle, licenciado en Historia del Arte, es gestor cultural, está vinculado a la Fundación Mapfre de Madrid y preside la Asociación Coros y Danzas Rosa del Azafrán de la localidad de Consuegra, en Toledo. Aparentemente no tiene vinculaciones con Aragón, por lo que cabe suponer que lo ha elegido el Ministerio de Cultura.

La idea de conseguir que la jota aragonesa sea Patrimonio Inmaterial de la Humanidad es antigua, y ha tenido varios protagonistas y tiempos. En diciembre de 2010, el entonces recién nombrado director general de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, Antonio Mostalac, entregó un premio honorífico a Maribel Verdú en la gala de clausura del Festival de Cine de Zaragoza y soltó la ‘bomba’: el Ayuntamiento había empezado a trabajar para presentar la jota aragonesa a Patrimonio de la Humanidad. El auditorio le dio una enorme ovación. Aquel intento no tuvo mucho recorrido porque desde dentro del propio Ayuntamiento hubo una corriente de opinión que no vio con buenos ojos la iniciativa, y se le dio carpetazo.

Pero rebrotó. En marzo de 2018, la Academia de las Artes del Folclore y de la Jota de Aragón hizo su puesta de largo en las Cortes de Aragón. Tras varios años de trabajo aunando voluntades en el fracturado sector de la jota, la Academia enarboló la bandera de la candidatura. Con Carmelo Artiaga como presidente desarrolló una actividad febril. En junio ya había conseguido que las Cortes de Aragón aprobaran por unanimidad una proposición no de ley en favor de la jota aragonesa, y en febrero del año siguiente logró lo mismo del Parlamento español, tras llevar a 20 parejas a bailar a las puertas del Congreso de los Diputados y salir en todos los informativos de España. En las dos iniciativas se especificaba que el objeto de la declaración era la "jota aragonesa", y en la Cámara Baja la propuesta obtuvo el respaldo incluso de Esquerra Republicana, que votó a favor solo unos minutos después de tumbar los presupuestos de Pedro Sánchez.

En ninguno de los documentos se hablaba de la jota en general, siempre se alude a la aragonesa. Sin embargo el entonces director general de Cultura y Patrimonio de la DGA, Ignacio Escuín, antes de abandonar el cargo en 2019 reorientó el proyecto y lo abrió a otras comunidades: Murcia, Castilla y León, Extremadura, Navarra, La Rioja y Comunidad Valenciana. Tras las elecciones de 2019 Marisancho Menjón se hizo cargo de la Dirección General de Patrimonio. Volvió a hablarse solo de la jota aragonesa, y las Cortes autonómicas aprobaron una declaración institucional en ese sentido en diciembre de 2020.

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