"La rasmia y la bravura de la jota aragonesa no las veo en las demás, con todo el respeto"

Roberto Ciria (Huesca, 1975). Cantador, profesor de jota y emprendedor. Comienza a dirigir la Escuela de Folklore y Música de la capital oscense.

Roberto Ciria, en el vestíbulo del Casino de Huesca.
Roberto Ciria, en el vestíbulo del Casino de Huesca.
Javier Navarro

Roberto Ciria lleva 40 años cantando jota. Acaba de ser nombrado director de la Escuela de Foklore y Música de Huesca, donde él mismo se formó y en la cual también da clases hace años.

¿Qué siente al dirigir la Escuela donde aprendió?

Una satisfacción enorme. Que piensen que eres capaz de desarrollar esta tarea es importante. Siento, además, mucha responsabilidad, mucho respeto a todas las

personas que me han antecedido, como José Luis Ibor (fallecido hace unos días y al frente de la escuela desde 1991 hasta 2021), y Pedro Lafuente, que la fundó, y a la entidad, por la que han pasado miles de alumnos.

¿Quién fue su primer profesor de canto?

Empecé en la Escuela Municipal de Jota en 1981 y tuve como profesores de canto a Camila Gracia y Pepe Rodrigo.

¿Qué cualidades debe tener un cantador de jota?

Una parte se enseña y otra hay que llevarla dentro. Para transmitir el sentimiento de una jota no hace falta tener la mejor voz del mundo sino saber llegar a corazón de las personas.

¿Y un profesor?

Hace falta formación. Aprender todas las variantes de la jota cantada y la técnica del canto para inculcarlo a tus alumno, y, sobre todo, mucho cariño y mucho amor a la jota. Hay que sentirla para transmitir todos los valores, toda la sabiduría que nuestros ancestros nos han legado.

¿Cuándo supo que sabía cantar y que podía dedicarse a esto?

Llevo cantando desde los seis años. La primera profesora que me escuchó fue Camila Gracia y les dijo a mis padres: ‘Este chico vale’. Fuimos mi hermano y yo, y a él, casi sin abrir la boca, ya le dijeron que no. Ahora se da la oportunidad a todos y cada uno y el tiempo dirá dónde pueden llegar.

¿Cuál es su objetivo en la Escuela? ¿Conseguir que algún alumno le supere?

Creo que lo más bonito para un profesor es ver que tus alumnos prosperan y pueden tener una gran trayectoria. Lo que intento inculcarles es que sean ellos mismos, no una copia de su maestro. Lo importante es hacerse un hueco entres los nombres propios de la jota. En la Escuela tenemos niñas y niños que están ganando certámenes y eso es un orgullo.

¿Hay que ser aragonés para cantar o bailar la jota aragonesa?

No. En muchos centros de Aragón fuera de la Comunidad Autónoma enseñan a bailar y cantar la jota y hay parejas en las que uno es hijo de la tierra pero canta o baila con alguien que no lo es. La jota aragonesa es internacional.

¿Qué la diferencia de las demás?

Creo que aquí la jota está más arraigada y más estudiada, tanto en canto como en baile. Para cada uno la jota de su tierra es la mejor, pero la rasmia y la bravura sobre todo de la jota aragonesa no veo que se exprese en las demás, con todo el respeto a las jotas navarras y riojanas, con las que tenemos mucho en común.

¿Cómo se ha modernizado?

Se han renovado mucho las letras. Hace años había algunas que ahora es impensable cantar, por machistas o políticas. Se ha mejorado en la técnica, quien quiere cantar bien se preocupa por proyectar bien la voz. En cuanto a la música, ha habido una renovación espectacular en las variaciones. En el baile ocurre lo mismo, se busca mucho la perfección

¿Qué jota le emociona más?

Lo que más emociona es ver bailar a mi hija. Ver que le he sabido transmitir el gusanillo de la jota y el que lo haga con tanta ilusión.

¿Por qué debe ser la jota Patrimonio de la Humanidad?

Es una tradición que pasa de padres a hijos, está documentada desde mitad del siglo XIX. Como el flamenco, el tango o los fados ¿por qué no puede estar ahí la jota aragonesa? Tiene valores suficientes para ello. Se está trabajando bien pero hay que seguir arrimando el hombro entre todos para lograr el objetivo y poner a la jota en el lugar que se merece.

En el confinamiento difundió vídeos que alegraron a muchas personas ¿También se alegraba usted al grabarlos?

Era casi una necesidad. Cuando los subía a las redes sociales la gente lo agradecía mucho, lo que a la vez me animaba. Estoy contento de haber contribuido a hacer algo más llevaderos esos días. Los solía poner a las 17.00 y algún día que me retrasé me preguntaron si me pasaba algo.

Mejor olvidar este tiempo ¿o quedarnos con lo aprendido?

Creo que hemos aprendido a valorar lo importante que es tener salud. Soy de los que pienso que lo que estamos viviendo nos ha hecho mejores personas porque nos hemos tenido que ayudar más los unos a los otros.

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