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Teresa Ramón: "El 'buen amor' te da alas para volar"

Premio Aragón-Goya, la pintora y poeta publica el poemario 'Amor mata¡ (Olifante) y la novela autobiográfica 'La vida secreta de Petra K' (Pirineo)

Teresa Ramón, ante uno de sus poderos cuadros en el IAACC Pablo Serrano.
Teresa Ramón, ante uno de sus poderos cuadros en el IAACC Pablo Serrano.
Guillermo Mestre.

La artista oscense Teresa Ramón acaba de dar la última pincelada a ‘Amar mata’ (que ha publicado ya la editorial Olifante), un poemario de temática amorosa nacido a partir de una tremenda experiencia cercana a la muerte que ha sufrido recientemente: «He tenido una relación directa con la muerte en dos ocasiones de mi vida. La primera por una operación de columna que me podía haber dejado paralítica desde el cuello, aunque mi única preocupación era cómo podría seguir pintando en esas condiciones. Esta segunda la desencadenó el estrés que me provocó preparar una exposición en Nueva York que mi familia tuvo que cancelar porque yo estaba en coma en la uci», explica.

Esta vivencia tan extrema la ha invitado a reflexionar sobre la permanencia de todo lo humano y la espiritualidad: «El viento sigue susurrando nuestros nombres aunque hayamos muerto. Ese viento sale del corazón de los que nos han amado. Y me resisto a creer que tanta belleza y sensibilidad desaparezcan. Por ello, la espiritualidad es un sustento en momentos difíciles. Somos carne y espíritu, así que hay que alimentar y mimar a ambos».

"La espiritualidad es un sustento en momentos difíciles. Somos carne y espíritu, así que hay que alimentar y mimar a ambos"

Y, además, la ha impulsado a poner el amor en su paleta poética de colores, especialmente el ‘mal amor’, que considera muy peligroso: «El amor puede llegar a matar debido a la dependencia, a la necesidad del otro para sentirte completo, pero sobre todo mata por la falta de respeto hacia el otro, por exigencias que jamás se deben consentir. El ‘buen amor’ te enriquece, te apoya, te da alas para volar; te respeta», aclara la autora.

Teresa Ramón opina que existen muchas trabas en la educación feminista de la sociedad: «El feminismo es un movimiento necesario pero muy dividido. Eso hace que tenga menos fuerza de la que debería tener. Hay que empoderar a las mujeres para que nunca y en ninguna circunstancia se conviertan en víctimas. La formación es importantísima», comenta, recordando su labor como profesora de Lengua castellana y Literatura en el IES Ramón y Cajal de la capital oscense: «A mis alumnos les organizaba el trabajo de forma que cada semana traían una noticia que comentábamos en clase y escribían un capítulo de una novela que tenían que inventar. Y cada quince días leían un libro, elegido libremente entre una lista que les recomendaba».

También recuerda que de niña incluso intentó convertirse en varón, para tener más privilegios, tratando de ingerir de forma infructuosa siete zerollas escañaderas, tal y como aconseja una creencia popular: «Pues ahora no las comería para nada. Las mujeres somos creativas, poderosas, enlazamos vidas, apoyamos proyectos. Somos la madre-tierra y espíritu». Y uno de los poemas de ‘Amar mata’ lo dedica a la soprano griega María Callas, con quien se identifica: «Fue una mujer siempre en lucha para alcanzar la perfección. Una estrella de voz sublime y vida trágica».

«A mis alumnos les organizaba el trabajo de forma que cada semana traían una noticia que comentábamos en clase y escribían un capítulo de una novela que tenían que inventar. Y cada quince días leían un libro, elegido libremente entre una lista que les recomendaba»

Los textos de ‘Amar mata’ se acompañan de ilustraciones de la artista, quien observa un lenguaje común entre la poesía y la pintura «es una relación íntima, profunda y dual. Las palabras describen una imagen y las imágenes son un surtidor de palabras, como pájaros o nubes que debes atrapar», explica.

En los poemas se aprecia, también, la influencia que el medio natural tiene en la autora y que arranca ya en su infancia, cuando habitaba largas temporadas en una pequeña localidad pirenaica: «Esos veranos en Ara son fundamentales en mi formación, por el respeto y la admiración que mi abuelo me hizo sentir hacia la naturaleza y hacia todos los comportamientos humanos», afirma la artista, que apostó por fijar su residencia en Huesca antes que trasladarse a las grandes capitales: «Una gran ciudad te da la posibilidad de relacionarte con artistas de otras disciplinas pero Huesca me ha dado la tranquilidad, la serenidad y un espacio de creación agradable y solitario. La soledad es imprescindible para crear, pero realmente no estoy nunca sola. Estoy con mis sueños, con mis proyectos y con la música clásica que me ofrece generosamente RNE, la 2, la clásica».

Teresa publicó meses atrás la novela de trasfondo autobiográfico: ‘La vida secreta de Petra K’ en el sello Pirineo. Concluye la premio Aragón-Goya de 2016: «La creación poética me ilumina, me permite expresar emociones íntimas y realidades. Y la poesía lo abarca todo: el amor, la belleza, la guerra, la tragedia, la muerte: “Yo quiero ser llorando el hortelano…”. Somos fruto de nuestra formación, de nuestra edad, de nuestras emociones…», dice Teresa Ramón.

Es torrencial, apasionada, siempre tiene el verbo a flor de labio, por eso añade: «Somos fruto de nuestra formación, sí, pero no me inspiro en ningún poeta, de la misma forma que jamás he pintado dos cuadros iguales, aunque tengo algunos preferidos: indiscutible García Lorca, pasión y dolor, Saint-John Perse, Miguel Hernández, Alejandra Pizarnik, José Ángel Valente…», sentencia.

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