Cuando U2 estuvo cerca de actuar en Zaragoza

La banda irlandesa, cuyo álbum 'Achtung Baby' cumple 30 años, es una de las veteranas bandas que no ha tocado nunca en tierras aragonesas.

Bono, durante un concierto de U2 en Dublín, en 2002
Bono, durante un concierto de U2 en Irlanda, en 2002
REUTERS/Paul McErlane

Los conciertos de las grandes bandas de rock y pop en estadios son un formato casi en extinción, reservado a un puñado de formaciones como The Rollings Stones, Metallica, Foo Fighters, AC/DC o U2, estrellas que todavía brillan en el firmamento musical desde hace varias décadas. Convertidos en leyendas, algunos de los músicos de estas bandas asoman en el documental ‘What drives us’ de Dave Ghrol, líder de Foo Fighters y exbatería de Nirvana, estrenado en abril en Amazon Prime Video. Todos empezaron del mismo modo, tocando aquí y allá y viajando en furgoneta, horas y horas de viaje y una única pasión: compartir su música con el público. Pero el negocio ahora tiene otras reglas y también imperan otros gustos. Los medianos aforos se imponen en la programación y cada vez es más complicado conseguir que las grandes giras recalen en ciudades como, por ejemplo, Zaragoza. Por supuesto, las restricciones derivadas de la pandemia de coronavirus se suman a esta situación.

En la capital aragonesa han tenido que posponerse, entre otras citas, el festival Vive Latino y el concierto de Alejandro Sanz en La Romareda, un recinto que no ha albergado grandes conciertos desde hace más de diez años. Por allí han pasado Miguel Ríos, James Brown, Mecano, Sting, Tina Turner, Gloria Estefan, Dire Straits, Michael Jackson, Bruce Springsteen o Héroes del Silencio. Otro escenario para multitudes, el de la Feria de Muestras, acogió a The Rolling Stones, REM y Madonna.

En esa lista de nombres estuvo a punto de figurar U2. La banda irlandesa estuvo a punto de actuar en Zaragoza en septiembre de 1997, pero el concierto tuvo lugar, finalmente, en el estadio Vicente Calderón de Madrid. “No se pudo hacer nada, ya que fue el propio Bono el que exigió actuar en Madrid”, explicó entonces el concejal de cultura de Zaragoza, Juan Bolea, en una entrevista en HERALDO. Traerlos a La Romareda suponía un desembolso de doscientos millones de pesetas (1,2 millones de euros), una cifra similar al coste del concierto de Michael Jackson en 1996.

Aquella gira de los irlandeses llegaba con su álbum ‘Pop’ y unos años más tarde, la posibilidad de contar con la actuación de Bono, The Edge, Adam Clayton y Larry Mullen Jr. en la capital aragonesa volvió a sonar con fuerza en 2005. Pero, de nuevo, la ocasión se perdió debido a los “grandes riesgos económicos” para el presupuesto del área municipal que suponía traer a este grupo, según aseguró aquel año la teniente de alcalde de Cultura del Ayuntamiento, Rosa Borraz. San Sebastían se llevó el gato al agua y el ‘Vertigo Tour’ de U2 recaló allí el 9 de agosto. El precio del concierto era, según dijo entonces el Consistorio zaragozano, de 2,5 millones de euros más los costes de la producción del espectáculo.

En estos días se conmemora el 30 aniversario de la edición de ‘Achtung Baby’, el disco con el que la banda cambio su imagen y su sonido tras ‘The Joshua Tree’ y ‘Rattle & Hum’. En 1991, tras las primeras grabaciones en los estudios Hansa de Berlín, en octubre del año anterior, la banda viajó a Tenerife y disfrutó del Carnaval. De hecho, varias fotografías realizadas en la isla canaria aparecen en la portada del álbum.

Aunque nunca hayan pisado estas tierras, su huella también se puede encontrar en Aragón, concretamente en el pub Flanagan’s de Teruel, el “mayor bar temático" dedicado a U2, según su propietario, Miguel Ángel Labrador. El local cuenta con más de 300 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, está ubicado en una casa del siglo XVII, en el centro de la capital turolense. Sus paredes están repletas de discos de la banda irlandesa, caras B, ediciones difíciles de encontrar y elepés firmados por lo miembros del grupo que suman más de 300 ejemplares distintos; además de entradas firmadas, pases de prensa, libros, carteles de giras y pósteres oficiales, mesas personalizadas, alrededor de 1.000 fotografías “y ninguna repetida”, asegura su dueño, y hasta dos cabezudos firmados por Bono y Adam Clayton.

En la capital turolense también es posible alojarse en los apartamentos One, siete alojamientos dedicados a U2, cada uno de ellos denominado y decorado según un momento crucial del grupo liderado por Bono

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