Nunzio Impellizeri, coreógrafo:"El cuerpo también es un instrumento musical"

El coreógrafo italiano prepara con los bailarines de La Mov el próximo montaje de la compañía.

Impellizeri, a la izquierda, durante los ensayos en el Pablo Serrano
Impellizeri, a la izquierda, durante los ensayos en el Pablo Serrano
FRANCISCO JIMENEZ

El siciliano Nunzio Impellizeri (Acireale, 1980) es uno de los coreógrafos más importantes del panorama internacional. Radicado en la ciudad suiza de Zúrich, donde dirige una compañía que lleva su nombre, su llegada a la danza fue tardía y no exenta de fortuna. Tras estudiar Bellas Artes en su tierra natal e iniciado ya como pintor y escultor, le encargaron la escenografía para un espectáculo y lo que vio lo sedujo ya para siempre.

"El cuerpo no es una escultura, pero en cierto sentido sí lo es, una escultura en movimiento, que se interrelaciona con el espacio que le circunda, y esa relación que se establece va cambiando segundo a segundo. Eso es lo que me sedujo de la danza. Me di cuenta de que, sin saberlo, la danza era lo que estaba buscando".

En el año 2000 Impellizzeri inició su carrera como bailarín solista con la compañía de Roberto Zappalà en Sicilia. Ganó concursos, trabajó en varias compañías europeas (entre ellas la Metros Dansa de Ramón Oller) y finalmente, en 2014, creó su propia compañía en Zúrich.

Sus coreografías se caracterizan por su fuerza dinámica y su imaginería visual. Su paso por la escuela de artes marca indeleblemente su trabajo, aplaudido en espectáculos como ‘Way Out’, ‘Lost & Found’ o ‘Cura’. Impellizzeri, que hace unas semanas participaba en el festival Múver zaragozano con ‘Corpo Barocco’, un espectáculo que reflexionaba sobre la belleza y lo imperfecto, está preparando hasta este domingo con los bailarines de La Mov el próximo estreno de la compañía de danza aragonesa, ‘La voz eterna’.

"No había trabajado nunca con La Mov, pero cuando me llamó Víctor Jiménez y me contó el proyecto me pareció muy interesante, así que acepté de inmediato y empecé a darle vueltas a la cabeza a qué podía aportar yo al espectáculo". La idea es que tres coreógrafos, Impellizzeri, el propio Víctor Jiménez, director y coreógrafo de La Mov, y el alicantino Gustavo Ramírez Sansano, preparen otros tantos trabajos, de entre 20 y 30 minutos de duración, en torno a la voz humana. El resultado podrá verse en el Teatro Principal zaragozano entre el 21 y el 24 de octubre.

"Cuando preparo una nueva coreografía, empiezo tomando un concepto o una palabra -relata-, lo analizo, añado y quito cosas...; elementos que proceden de mi mundo íntimo, como la historia del arte, o la mitología, que es un tema que me apasiona. Cuando Víctor me encargó este nuevo trabajo yo acababa de terminar ‘Corpo Barocco’, donde reflexiono sobre la belleza del cuerpo humano, sus elementos e imperfecciones. Y la voz, lógicamente, también es parte del cuerpo humano. Vivimos rodeados de sonidos, de voces, y también los generamos. En Sicilia hay un instrumento musical, el ‘marranzano’ (una especie de arpa de boca) que solo suena en contacto con un cuerpo humano. Pero es que nuestro cuerpo, por sí mismo, crea también un montón de sonidos: cuando comemos, nos sentamos o nos palmeamos un muslo". Así, con el lema de que "el cuerpo es también un instrumento musical", se desarrolla ‘Murmuriu’ (murmullo) la coreografía que ha preparado Impellizzeri para La Mov, con una duración de unos 20-22 minutos, "intensa", y con la que quiere que el público se reencuentre "con un idioma universal, el de la danza".

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