Isabel Guerra, "madrina y musa" del Museo Diocesano de Barbastro-Monzón

El espacio expositivo celebra su décimo aniversario con una muestra de treinta cuadros de la pintora de la luz.

El Museo Diocesano de Barbastro – Monzón pone la guinda a la celebración de su décimo aniversario con la muestra temporal de la monja pintora Isabel Guerra, “la más destacada de la trayectoria de esta institución”, en palabras de su director el vicario general y responsable de patrimonio de la diócesis Ángel Noguero durante la inauguración de la exposición ‘Evo-LUZ-Ion’, que recoge treinta cuadros de la artista madrileña, retratos, obra religiosa y paisajes con su estilo hiperrealista y su misticismo.

La inauguración ha contado con la presencia de esta monja (Madrid, 1947) que reside desde 1970 en el monasterio cisterciense de Santa Lucía en Zaragoza. La conocida como la pintora de luz ha sido nombrada este viernes por el obispo de Barbastro – Monzón, Ángel Pérez, como “madrina y musa de honor” del Museo Diocesano y de todos los proyectos artísticos que promueve la entidad.

 “Isabel Guerra ha sabido iluminar lo cotidiano y hacerlo sublime. Su creación artística es uno de los máximos exponentes de la nueva evangelización. Capta la huella de Dios en las cosas más cotidianas: en una vajilla, en un atardecer, en una joven llena de ilusión. Sabe recoger la nobleza de lo sencillo que encierra el arte de vivir. Esta muestra es un canto a la vida, una cascada de jubilo que puede revitalizar cualquier existencia. Ojala esta exposición inunde al pueblo altoaragonés de la humanidad y visión sobrenatural que empapa la obra de este pedazo de artista que no deja a nadie indiferente”, ha afirmado monseñor Pérez Pueyo, que también ha estado acompañado por la delegada de Cultura de la DPH, Maribel de Pablo, que ha destacado la mirada de la autora hacia sus personajes femeninos “verdaderos protagonistas de sus cuadros y también del día a día de cada localidad, mujeres y niñas que simbolizan la esperanza de la sociedad y de las localidades que sin ellas perderían la vida”.

La inauguración de la muestra ha generado gran expectación. Entre los asistentes estuvo el alcalde Fernando Torres, el presidente de la Comarca, Daniel Gracia, el arzobispo emérito de la Archidiócesis de Zaragoza, Vicente Jiménez, el rector de Torreciudad, Ángel Lasheras, y miembros de la asociación Amigos del Museo, entre otros.

Homenaje a Alfonso Milián

Es la primera vez en la historia de este museo que una muestra temporal sale de su sala habitual de exposición, en la planta baja del antiguo Palacio Episcopal, para fundirse con las obras de arte sacro de la colección del Obispado. La sala dedicada a las obras temporales alberga tres retratos realizados a los tres antecesores de monseñor Ángel Pérez: los prelados Ambrosio Echebarría y Juan José Omella (pinturas de oleo sobre lienzo) y el del Alfonso Milián (pintura sobre impresión digital), recientemente fallecido por la covid-19 y a quien está dedicada esta obra puesto que fue el fue su impulsor. En este sentido, Isabel Guerra agradeció a su sucesor que haya continuado con el deseo de Milián de exponer sus cuadros en Barbastro. “Esta obra es un homenaje a don Alfonso”, ha recalcado la artista (junto su retrato se expone su báculo, mitra y cruz). En las dos restantes plantas del Museo se exponen las demás obras, con la técnica de la impresión digital, así como el oleo sobre lienzo. Cuadros llenos de luz y de vida donde el juego de claroscuros realza las figuras dotadas con una dimensión trascendente que se vuelve corpórea.

La autora ha indicado que -por el momento- va a dejar los encargos de retratos para centrarse en una gran obra que quiere presentar en Madrid, como homenaje a la ciudad a la que le vio nacer, junto al taller de Velázquez. “En Zaragoza se hizo la exposición más visitada de la ciudad y ahora quiero hacer otra en Madrid porque se lo debo, quizás sea la última importante y quiero plasmar todas las nuevas ideas que bullen en mi cabeza y que quiero realizar con la gracia de Dios”, ha indicado.

Asimismo, lamentó el estado que viven las bellas artes y especial la plástica en nuestro país. “Trabajo más para el extranjero que para España. Me alegra, pero es muy triste. Vamos a ver si entre todos en España resurja el amor al arte, a la pintura. Es imprescindible, sin arte no puede haber una sociedad que mantenga el espíritu, y sin espíritu no hay personas, y sin personas nos podemos convertir en una barbarie que destruya nuestro país. Necesitamos los valores del espíritu y las artes son valores del espíritu. Vayamos a un nuevo Renacimiento, es imprescindible. Hay que recuperar el ideal de hacer obra de excelencia, dejar lo mejor del ser humano”, ha dicho.

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