Un cuaderno de campo por el viñedo de Cariñena

Bodegas Care quiere potenciar el enoturismo con un libro que recoge el ciclo de la vid durante todo el año.

Eduardo Viñuales, Nacho Lázaro y Alberto Aragón, en el complejo Aura.
Eduardo Viñuales, Nacho Lázaro y Alberto Aragón, en el complejo Aura.
Almozara

Bodegas Care le dio este lunes la bienvenida al solsticio de verano de una manera especial. En el complejo Aura presentó su cuaderno de bitácora o cuaderno de campo de Cariñena. La puesta de largo de este trabajo con sus autores fue oficiosa, ya que la presentación oficial tendrá lugar en septiembre.

Alrededor de los vinos de Bodegas Care, su copropietario, Nacho Lázaro, explicó que este es un proyecto vinculado al enoturismo, “a la idea de conocer todo lo que sucede durante un año en los viñedos del Campo de Cariñena y que finalmente se concreta en el vino de una botella”.

Pero de la vinificación apenas se habla. El periodista y escritor Antón Castro ha sido el encargado de dibujar el paisaje en este cuaderno: desde el invierno, “la estación en la que empieza el nuevo ciclo”, al momento en que aparecen los primeros brotes, el cuajado, el envero y las semanas de la vendimia en las que todo el trabajo adquiere su sentido.

“Hoy en día nadie pone en duda que la cultura del vino ha entrado a formar parte de nuestro patrimonio cultural. Una manera de hacer y de sentir el mundo del vino que nos conecta con 40 siglos de tradición vitivinícola”. De esta forma se conectan en la introducción del cuaderno de bitácora el vino, la cultura, la historia y las tradiciones. “Queremos que este trabajo sea una importante herramienta para mostrar a quienes nos visitan el ciclo de la viña en Cariñena”, subraya Nacho Lázaro.

Las ilustraciones y el diseño son de Alberto Aragón. La riqueza faunística es uno de los aspectos que más llaman la atención. El águila real, el ruiseñor, el abejaruco, la lechuza, la mariposa macaón o un cesto con uvas en el momento de la recolección forman parte de un paisaje cargado de detalles y colores.

El trabajo de campo se complementa con las aportaciones del naturalista Eduardo Viñuales, responsable de la descripción de la flora y la fauna de un territorio que conoce bien. En su relato, descubre, por ejemplo, que en el Campo de Cariñena “la orquídea es una de las plantas más suntuosas, con esas flores que parecen tigres. Es una pieza rara, de una hermosura irresistible que encarna la singularidad del paisaje de estas tierras”. En tan buena compañía, prosigue, “la vid crece y se agiganta desde la humildad”.

El acercamiento de Antón Castro al viñedo es poético, lírico y abstracto. Descubre cómo se forma y la importancia que tienen la lluvia, el viento, el suelo y las piedras o la luna llena. “El viñedo me atrae mucho, me vincula con mi primer trabajo en Aragón”, asegura. De todo el ciclo, el escritor se queda con el invierno. “Es la estación en la que todo empieza de nuevo, un momento mágico que te hace viajar en el tiempo”, concluye.

Para pulir este cuaderno de bitácora, los tres coautores han viajado al Campo de Cariñena en distintos momentos. Todo empezó en septiembre de 2020 y concluirá un año después, alrededor de la Fiesta de la Vendimia.

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