Muere Andrés Cester Zapata, bailador, coreógrafo y estudioso de la jota

Fundador de Raza Aragonesa, llevó a toda Europa el folclore regional y dirigió el Certamen Oficial durante tres décadas

Andrés Cester Zapata, con uno de sus libros en las manos, era una figura clave en el mundo de la jota.
Andrés Cester Zapata, con uno de sus libros en las manos, era una figura clave en el mundo de la jota.
José Miguel Marco

Andrés Cester Zapata, histórico bailador de jota e investigador del folclore aragonés, falleció ayer a los 93 años en Zaragoza, la ciudad donde nació. Su muerte deja un hueco tremendo, ya que ha formado a numerosas generaciones de bailadores y es autor de trabajos de investigación que son y serán de referencia, como ‘La jota’, ‘Así se cantó la jota’ (en colaboración con María Julia Valdovinos y Manuel Villanueva), ‘Cancionero de coplas aragonesas’ (junto a Mario Bartolomé) y ‘Costumbres y tradiciones’.

Andrés Cester pertenecía a una saga familiar con raíces en Andorra (Teruel). Su abuelo, Rafael Zapata, fue pionero en la creación de un cuadro de jota junto a Miguel Asso y Cecilio Navarro. Su madre, Isabel Zapata, fue la fundadora de la Escuela Oficial de Jota en 1940 y creó el grupo folclórico de la Sección Femenina, desde donde recuperó bailes y tonadas. Andrés Cester, nacido en Zaragoza en 1930, se inició muy pronto en el folclore y enseguida destacó. En 1948 ganó el Premio Ordinario bailando con Chelines Cano, y obtuvo el Extraordinario al año siguiente.

Formó parte del grupo Raza Aragonesa, que fundó y codirigió junto a su madre, y durante muchos años bailó con su esposa, Ángela Vidal, que fue profesora, como él, de la Escuela Municipal de Jota. Juntos bailaron en 1961 en el Royal Albert Hall de Londres y gustó tanto su actuación que tuvieron que quedarse allí 15 días más de lo previsto para impartir un curso de jota.

Junto a Ángela Vidal batió récords en el Teatro L’Etoile de París, actuando durante 72 días seguidos en 1956; también montó un espectáculo en 1986 junto a Alfredo Kraus y 40 parejas de baile; y llevó la jota de ‘La Dolores’ a Viena, en un espectáculo internacional que se organizó por el aniversario de la muerte de Strauss. Defendió la jota aragonesa en los principales escenarios de Europa.

El folclore cambió el rumbo de su vida (no pudo concluir los estudios universitarios) y a principios de los años 60 se hizo funcionario municipal. Impartió clases a cientos de bailadores, fue un destacado y aplaudido coreógrafo y se ocupó de dirigir el Certamen Oficial de Jota durante casi tres decenios, entre 1964 y 1993.

Hombre de gran humildad, recibió numerosos reconocimientos, aunque no los buscó. En 1993 fue nombrado hijo predilecto de Zaragoza. 

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