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Andrés Trapiello y sus diarios o la novela infinita

El escritor leonés crea una editorial con su familia y publica ‘Quasi una fantasía’, el volumen número 23 de un género que tiene lectores muy fieles

Nuevo volumen de los diarios de Andrés Trapiello.
Andrés Trapiello, en Madrid, leyendo un manifiesto contra el indulto a los independentistas catalanes.
Efe / Roidrigo Jiménez

Afirmaba Borges que la literatura es un oficio solitario; pero, con el curso de los años, el escritor advierte que cuenta con muchos amigos invisibles, que son sus lectores. Algo así le ha sucedido a Andrés Trapiello y, en particular, a su proyecto biográfico: ‘Salón de pasos perdidos’, que con la presente edición: 'Quasi una fantasía', alcanza el volumen vigésimo tercero, que supone también la fundación de una editorial familiar.

Entre los amigos invisibles de Andrés Trapiello, de los cuales formo parte, hay quien ha leído un tomo, quien ha leído dos y quien ha leído todos y los atesora en un estante del comedor; pero esto, en el fondo, carece de importancia porque la sensación de infinitud del relato que adquirimos con su lectura no varía en función de número de páginas o de libros leídos. Uno puede leer tres entregas, o leer siete, o leer tan solo cien páginas, y encuentra la misma hospitalidad, siempre es acogido de buen grado en la mansión novelesca en la que se adentra. Sí, tal como afirma su autor en el prólogo, ‘Salón de pasos perdidos’ es una novela de su propia vida, pero también de las nuestras.

Mientras escribo estas líneas, compruebo que la RAE ha desnudado el término “novela” de la palabra “ficción” y ahora es, simplemente, una “obra literaria narrativa de cierta extensión”. La vaguedad de esa “cierta extensión”, deja el género desnudo de toda vestimenta que no sea la simple narración. Del modo más deliberado, la palabra “ficción” ha quedado para la tercera entrada del término, la cual ya no es literaria sino general, e identifica “novela” con una “ficción o mentira en cualquier materia”.

Nuevo volumen de los diarios de Andrés Trapiello.
Fragmento de la portada de 'Quasi una fantasía' de Libros del Arrabal.
Heraldo.es.

Al respecto de lo anterior, Trapiello reconoce, citando a Goethe en ‘Poesía y verdad’, que “La vida real pierde a veces de tal modo su brillo, que es preciso animarla con el colorido de la ficción”. De este modo, ‘Quasi una fantasía’ es la existencia del autor durante el año 2009, pero también es imaginación -no ya solo por la máxima goethiana de dar emoción a lo estrictamente real-, sino porque toda reescritura transforma lo reescrito. Uno puede tener unas notas de lo que hizo tal día de 2009, e incluso recordarlo vivamente, pero cuando vuelve a relatarlo en 2021 ya no es lo que sucedió, sino lo que se está narrando, pues resulta imposible recordarlo con exactitud.

‘Quasi una fantasía’ es la existencia del autor durante el año 2009, pero también es imaginación -no ya solo por la máxima goethiana de dar emoción a lo estrictamente real-, sino porque toda reescritura transforma lo reescrito

Los diarios de Trapiello constituyen un relato infinito, no solo por sus ingentes páginas, sino porque cada volumen es, en sí mismo, infinito, como también lo es la vida humana contemplada en conjunto, o en sus innumerables de detalles, que dan lugar a narraciones sin cuento. A menudo, pensamos en nuestra juventud y repetimos el lugar común: “Parece que fue ayer…”; mientras barruntamos al mismo tiempo: “Parece que haga una eternidad…”

De esa noción del tiempo psicológico se sirve el autor con la máxima humildad, al afirmar que la vida es para él este afán, “vivirla más que escribirla, y si me he impuesto la tarea de escribirla es porque escribir es parte de mi vida, el camino que recorre mi pequeña verdad hacia la parte de belleza que le corresponde”. No es baladí esta idea, porque las páginas de ‘Quasi una fantasía’ son un relato del presente, de la observación pura del instante vivido.

Al comienzo del libro, se encuentra el novelista el día de Nochevieja en la montaña. Acaba de celebrar la petición de mano de su hijo y en la casa hay una mosca misteriosa, de vuelo rectilíneo, que se ilumina cual luciérnaga en pleno vuelo. La mosca traza líneas rectas de ida y vuelta hasta la leñera y desaparece en el exterior para resurgir después. El novelista, que la ha seguido, se encuentra de pronto en medio del silencio, el frío y la oscuridad. Aventuro que esa mosca es la literatura, que hace a los escritores ir en pos de ella y se desvanece de pronto, del modo más caprichoso, para reaparecer en el momento más insospechado.

LA FICHA

‘Quasi una fantasía. (Salón de pasos perdidos XXIII)’. Andrés Trapiello. Ediciones del Arrabal. Madrid, 2021. 524 páginas

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