Daniel Aquillué: "Agustina de Aragón no fue una excepción, fue la norma"

El historiador zaragozano publica 'Guerra y cuchillo', un libro en el que narra y desmitifica los Sitios de Zaragoza

El historiador zaragozano Daniel Aquillué, con su libro recién publicado, ante la Casa Palafox
El historiador zaragozano Daniel Aquillué, con su libro recién publicado, ante la Casa Palafox
Toni Galán

El historiador Daniel Aquillué (Zaragoza, 1989) publica ‘Guerra y cuchillo’ (La Esfera de los Libros) un estudio en el que ofrece una nueva mirada, exenta de mitos, sobre los Sitios de Zaragoza.

Todos los libros vienen a cubrir un hueco. El suyo...

Quería ofrecer una imagen global y completa de los dos sitios que sufrió la ciudad. Hay muchos libros publicados sobre este tema, pero la mayoría de ellos aborda aspectos concretos y yo buscaba escribir uno que se ocupara de los antecedentes, de los sitios propiamente dichos y de todo lo que sucede en ese momento histórico alrededor de Zaragoza. Un libro para los que saben mucho del tema y para los que no saben nada, para los que conocen Zaragoza y los que no.

Esto sorprende de su libro. No se ‘escucha’ el primer tiro en la ciudad hasta que uno se ha leído ya una buena parte.

Porque si uno empieza a hablar de los sitios contando lo que ocurre el 15 de junio de 1808 el lector no va a entender nada de lo que verdaderamente ocurrió. En realidad, la batalla de las Eras no comienza en Zaragoza a las 3 de la tarde del 15 de junio, sino unas horas antes, a las 9 de la mañana, en el Puente de La Muela. Y no se puede entender el primer sitio, y que Zaragoza se convierta en un símbolo por haber conseguido lo imposible, pararle los pies al primer ejército del mundo, sin saber lo que ocurrió antes en Tudela, Mallén o Alagón.

Su libro huele a pólvora, pero la justa. Lo que sí hay es muchos mitos que se desvanecen. Uno: Palafox.

Había que bajarlo del pedestal y mostrarlo como lo que verdaderamente era, un joven militar de apenas 32 años que se vio en la tesitura de enfrentarse nada menos que al ejército de Napoleón. Hay dos visiones míticas de Palafox, una de ellas, la más extendida, lo dibuja como el gran defensor de la ciudad; otra, minoritaria, lo ve como el loco que encerró a la ciudad y la condenó a la destrucción. Yo intento explicar qué es lo que pudo pasar por su cabeza en aquellos momentos trascendentales. No hay que olvidar tampoco que durante buena parte del primer sitio estuvo fuera de la ciudad.

Otro mito: Agustina de Aragón.

Ha sido, obviamente, una de las figuras históricas más estudiadas. Para mí lo importante es que no fue la excepción, sino la norma. La participación de la mujer en la defensa de la ciudad fue muy importante, más allá de los muchos nombres que ya conocemos, desde la condesa de Bureta a Casta Álvarez. A veces miramos los grabados de la serie ‘Ruinas de Zaragoza’, que realizaron Gálvez y Brambila, pero no los vemos. Y las mujeres están ahí, incluso combatiendo con lanzas. Así que Agustina fue la norma, no la excepción. Otro gran mito: el de que quienes defendieron Zaragoza eran locos fanáticos manejados por el clero. Una afirmación lejana a la realidad.

Fueron héroes.

Soy bastante reticente a emplear el término ‘heroes’ cuando se juzga a gentes del pasado. Eran personas normales, como usted y como yo, que en un momento dado mostraron una resistencia épica y tremendamente dramática al ejército francés, ante el que rompieron todas las reglas de la guerra. Los franceses, también, eran soldados normales, que sufrieron mucha hambre y mucho miedo, y que hasta mediados de febrero de 1809 no empezaron a pensar que iban a vencer la resistencia.

Si no fuera por los Sitios, Zaragoza sería la Florencia española.

A menudo echamos la culpa a los franceses de lo que hemos destruido los zaragozanos. Es cierto que alrededor del 30 % del casco urbano de la ciudad quedó dañado en los sitios, pero gran parte del patrimonio de la ciudad se perdió después, porque no se restauraron las ruinas, se especuló o simplemente estorbaba, como ocurrió con la Torre Nueva. Lo importante es que tengamos sentido de la ciudad, y en el caso reciente del muro del cuartel de Caballería lo hemos tenido. 

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión