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El día que Pau Donés dijo: adiós, gracias, hasta siempre, me voy en paz

laSexta emitió el domingo el documental más visto en la última década, ‘Eso que tú me das’, el emocionante diálogo del músico con Jordi Évole

laSexta emitió 'Eso que tú me das' de Jordi Évole y Pau Donés.
Pau Donés en un instante de su diálogo con su gran amigo Jordi Évole.
laSexta.

El pasado domingo laSexta emitió ‘Eso que tú me das’, la cita de Jordi Évole y el cantante Pau Donés en el Vall d’Arán, el documental más visto en España en la última década. Se presentó en el Festival de Cine de Málaga y Évole acudió a una cita en 'La buena estrella'. El líder de Jarabe de Palo resistió el cáncer cinco años y cuando veía que estaba cerca del final llamó a su amigo y le dijo que quería conversar con él. Y lo hizo, con una inmensa serenidad y una emoción a flor de piel: la despedida (Pau moriría dos semanas después) fue, ante todo, un gracias a la vida. Un agradecimiento al paisaje, a la música y a los amigos, a un montón de amigos, y a los escenarios.

Pau, entubado y delgadísimo, no se cortó en ningún instante, habló de casi todo. Recordó a su madre, depresiva, que adoraba a la música y que le contagió la pasión por diversas estéticas y artistas. Acabó suicidándose. Pau dijo que no soportaba que nadie dijese en su presencia “me voy a suicidar” y confesó que jamás se le pasó por la cabeza la idea del suicidio. Recordó que él no cree en la pareja, aunque sí en la familia, y glosó la suya: sus hermanos, su padre, algunos tíos, y el vínculo casi telúrico con las montañas y con el paisaje. El amor a la tierra.

El documental es, ante todo, un gracias a la vida. Un agradecimiento al paisaje, a la música y a los amigos, a un montón de amigos, y a los escenarios

Jordi Évole le preguntó por su ex, que alguna vez le ayudaba a vestirse, y él contó que había como un parentesco familiar y de amistad que seguía ahí. Habló de la relación con su hija Sara y ahí se explayó a gusto: recordó que la joven (o se lo recordó Évole), cuando se separaron sus padres, tuvo la sensación de que Pau la abandonaba y dejaba de quererla. Él le explicó y le hizo ver que era todo lo contrario. Habían pasado un curso en California, él estaba en casa, practicaba surf, salía a comprar, componía y la esperaba. Y dijo que habían sido de los mejores meses de su vida. Que algo así ayuda a establecer lazos indelebles. Y fue una época de tocarse, de abrazarse, de besarse mucho. Su ex acudió a pasar una temporada con ellos.

Pau Donés, que jamás hurtó la sensación de que había sido feliz y que se había divertido, desmitificó la vida de los músicos y le confesó a su amigo, que le invitó a que dijese quien le caía mal, que no quería hablar mal de nadie; sugirió que no le gustaban los artistas fatuos y superficiales, aquellos que no sienten la música hasta el tuétano. En cambio, sí reconoció su admiración por Antonio Vega, eligió ‘El sitio de mi recreo’ como una de sus canciones favoritas, y la cantaría a pleno sol con el hilo de voz que le quedaba al final, por Celia Cruz y por Carlos Tarque. Y por Joan Manuel Serrat: un día El Nano lo llamó, “no por nada, solo para saber cómo estaba”, y se emocionó mucho. No pudo contener las lágrimas. Pau declaró que en los últimos días había llorado mucho y que a él le gustaba llorar, y que cogía unas lloreras tremendas.

Pau Donés reconoció su admiración por Antonio Vega, eligió ‘El sitio de mi recreo’ como una de sus canciones favoritas, y la cantaría a pleno sol con el hilo de voz que le quedaba al final, por Celia Cruz y por Carlos Tarque. Y por Joan Manuel Serrat: un día El Nano lo llamó, “no por nada, solo para saber cómo estaba”, y se emocionó mucho.

El humor anduvo siempre rondando. Con desparpajo, con tacos frecuentes, espontáneos y naturales, Pau Donés dijo que el hombre que más le hacía reír era Peter Sellers, sobre todo en la película ‘El guateque’, pero también en La Pantera Rosa. Pau Donés intentaba ganar tiempo y dijo que no seguía las redes sociales y que tampoco podía responder a los correos o mensajes que recibía cada día. Mirando a la cámara dio las gracias y mostró su honda gratitud por tanto cariño.

Le dijo a su amigo Évole que le habría gustado vivir diez o quince años más. Que le apenaba no poder conocer a sus nietos y que lo que quería, en realidad, era vivir. Tiempo para vivir. Y volver al escenario con sus músicos, donde había sido tan feliz. Le habría gustado hacer una girita más porque sentía nostalgia del escenario. Hablaron de 'La Flaca', de 'Depende' y 'Bonito', entre otros asuntos.

Salieron a cielo abierto, a un paisaje exuberante que parecía que había sido puesta allí solo para él. Para ellos y para los espectadores. Ahí, Pau Donés recordó que no era creyente, que no quería un entierro fastuoso, pidió que lo incinerasen y que esparciesen sus cenizas por el monte y en su pueblo.

Pau (Barcelona, 11 de octubre de 1966-Bagergue, 9 de junio de 2020), mejor que nadie, sabía que la muerte le había dejado los días contados. Antes de partir, sin complejo alguno y con una emoción creciente, sin dejar de ser un hombre tranquilo y luminoso, había tenido la oportunidad de retratarse. La cámara te desnuda sin piedad incluso cuando el dolor es más insoportable: carece de compasión. Pau Donés la sedujo y la humanizó. Contó la verdad de la vida porque quería decir: adiós, gracias, hasta siempre, me voy en paz. 

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