Cierra Casa Pascualillo, el emblemático bar del Tubo

El negocio, que llevaba en manos de la misma familia 81 años, bajó el martes la persiana por la "ruina" de la pandemia.

Casa Pascualillo cierra tras 81 años de historia.
Casa Pascualillo cierra tras 81 años de historia.
José Miguel Marco

El Tubo de Zaragoza se quedó el martes sin uno de sus locales más antiguos y emblemáticos: Casa Pascualillo. Han sido 81 años de historia y avatares de un negocio que, finalmente, se han dado de bruces con la pandemia. "Cerramos por la ruina". Esa es el escueto motivo que aporta su dueña, Teresa Blasco, que no está de ánimos para dar muchas explicaciones, aunque sí quiere subrayar que era un negocio que llevaba en manos de la misma familia todo este tiempo. Su último dueño, su marido, era nieto del fundador. Capitán de buque mercante, recaló en la capital aragonesa con Teresa, enfermera, en los años 80, y desde entonces regentaban el local de la calle Libertad.

Se pone fin así a un santo y seña de la zona de bares más famosa de Zaragoza, un bar en el que triunfaron sus menús asequibles, sus cocidos de los jueves y, sobre todo, las 'cigalas de la huerta', esos ajicos tiernos fritos con sal gorda, que se convirtieron en su tarjeta de presentación. "La gente que no las conoce, al principio, se sorprende, y luego las disfruta", decía en una entrevista a HERALDO Teresa.

A esa popular ración vegetal se unían también los callos y madejas, el guiso de rabo de toro o la paletilla de ternasco asada, que atrajeron a zaragozanos y a gente de toda España, alguna muy conocida, cuya imagen en fotos decoraba las paredes del local. Incluso se animó a hacer parada Mariano Rajoy en una visita electoral a Zaragoza en la que se paseó por el Tubo.

Precisamente, a ese laberinto de calles ha estado unida siempre la suerte de Casa Pascualillo que ya había conocido malos tiempos, cuando el Tubo, a mediados de los años 80, pasó un bache y languidecía: "Fueron años difíciles -recordaba Teresa hace solo dos años-, en los que la Virgen del Pilar nos ayudó mucho; los turistas que venían a verla también se acercaban al Tubo; tenían el recuerdo de otra época y se quedaban sorprendidos de su deterioro". La travesía fue dura, que llegamos a quedar menos de diez bares; hoy somos más de 60", decía hace solo dos años. Ojalá la pandemia no consiga rebajar más esa cifra.

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