Rajoy, entre selfis e infanticos por el Casco Histórico

El presidente visitó la basílica del Pilar y la calle Alfonso arropado por compañeros de partido y decenas de ciudadanos que no dudaron en inmortalizar el momento.

Mariano Rajoy, Javier Maroto, Luis María Beamonte, la ministra Dolors Monserrat y Mar Vaquero, este sábado durante el recorrido por el centro de Zaragoza.
Mariano Rajoy, Javier Maroto, Luis María Beamonte, la ministra Dolors Monserrat y Mar Vaquero, este sábado durante el recorrido por el centro de Zaragoza.
Oliver Duch

Dio besos y abrazos, se hizo fotos y selfis, saludó a niños y mayores y hasta le quedó tiempo para ver a la Virgen. El presidente del Gobierno se dio este sábado un verdadero baño de masas en Zaragoza. Rajoy cambió la corbata por una bufanda granate y, con el paso que le caracteriza, visitó el corazón de la capital acompañado por la ministra de Sanidad, Dolors Monserrat, el vicesecretario de Política Social y Sectorial, Javier Maroto, el líder del PP en Aragón, Luis María Beamonte, el presidente provincial, Javier Campoy, y el portavoz del grupo municipal popular, Jorge Azcón, entre otros.

Una vez clausurada la Convención Nacional sobre Familia y Conciliación, a la que también asistieron la portavoz del PP en las Cortes, Mar Vaquero, la senadora Luisa Fernanda Rudi, el diputado Eloy Suárez, el delegado del Gobierno, Gustavo Alcalde, y otros cargos políticos del Partido Popular en la Comunidad, Rajoy se dirigió al Pilar.

Lo hizo, no sin antes, dedicar halagos la capital. "Zaragoza representa muy bien la realidad social de España. Es una gran ciudad, orgullosa de ser la capital de una comunidad autónoma pujante como es Aragón", dijo.

A las puertas de la basílica, decenas de curiosos se preguntaban, móvil en mano, a qué venía tanta expectación. Y no, no es que fuera a aparecer ‘Amaia de España’ u otra celebridad de las de ahora. Era el mismísimo presidente del Gobierno el que, a eso de las 13.45, se presentó entre compañeros de partido y un fuerte dispositivo de seguridad.

El interior del templo se convirtió en un mar de brazos y móviles. Nadie quería irse a casa sin una prueba fehaciente de que había estado "con Mariano". Tanto es así que el presidente terminó haciéndose fotos hasta con los infanticos, y eso que móviles y cámaras no está muy bien vistos dentro del Pilar.

Su presencia sustituyó el habitual silencio del templo por los susurros y los cuchicheos. Verle allí "en carne y hueso" sorprendió a turistas y fieles. "Pues sí que es alto", decían unos. "Estoy en el Pilar con Rajoy, quien quiera conocerlo que se acerque", decían otros a sus amigos a través de un audio en Whastapp. Hubo, eso sí, un momento de recogimiento. Acompañado por el deán del Cabildo, Rajoy guardó unos segundos de silencio frente a la Virgen. También se interesó por sus mantos y por los niños que pasaban a besarlos.

A la salida: fotos y más fotos. Fue entonces cuando el presidente, que no rechazó ni una sola instantánea –quizá por cómo van las encuestas–, inició uno de sus habituales paseos. Esta vez, por la calle Alfonso. En su recorrido se encontró de todo. Mientras unos le daban ánimos, otros, con más retranca, le decían que fuera fuerte en alusión al célebre SMS que envió a Luis Bárcenas. "Y acuérdate de las pensiones", llegaron a gritarle desde uno de los balcones. Aunque hubo a quien le costó seguir el ritmo, Rajoy no dudó en hacer cuantos altos fueron necesarios para saludar al vendedor de lotería o al vecino de turno.

Tanto se entretuvo el presidente entre besos y selfies que hubo que modificar el recorrido, que debería de haber terminado en El Tubo. El ‘tour’ concluyó en el Coso, donde turistas y zaragozanos apuraron hasta el último segundo para hacerse fotos con la plana mayor del Partido Popular.

El propio vicesecretario de Política Social y Sectorial, Javier Maroto, tuvo que hacer las veces de palo selfi para inmortalizar a aquellos zaragozanos que, lejos de conformarse con Rajoy, querían retrararse con todos los presentes, tarea que también le tocó a Luis María Beamonte.

Aunque los ciudadanos le perdieron la pista al subirse al coche oficial, el presidente del Gobierno hizo un último alto en Zaragoza antes de subirse al AVE. Comió en el Campo del Toro –en la plaza del Portillo–, donde volvió a ser requerido por la práctica totalidad de los presentes. El tiempo, de hecho, le jugó una mala pasada e hizo que tuviera que salir sin probar el postre. No obstante, teniendo en cuenta que 2019 es año electoral no cabe duda de que Rajoy no tardará en volver a hacerle una visita a la Virgen del Pilar.

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