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Icíar Bollaín: "Rodar ‘Tierra y libertad’ en Aragón fue una experiencia única"

La directora madrileña protagonizó ayer un coloquio telemático con los espectadores que acudieron a los cines Palafox para ver su nueva película, ‘La boda de Rosa’.

La directora Icíar Bollaín en el Festival de Málaga.
Mariscal/EFE

¿Cómo está viviendo estos meses tan extraños?

Con mucha incertidumbre y preocupación. En lo personal, como teletrabajo mucho, todo el confinamiento lo pasé con mucha normalidad. Además, vivo en Edimburgo y aquí nos dejaban salir una hora al día. Era más llevadero que en España. Y ahora mismo estoy muy preocupada. Ya sabíamos que esto del virus no se acababa con el confinamiento. No queda otra que seguir trabajando, estrenando películas y rodando nuevos proyectos. Hay que intentar convivir con ello.

Si el mundo del cine y la cultura es inestable per se, mucho más en estas circunstancias.

El horizonte se ve muy negro. Pero no podemos quedarnos parados. Los cines tampoco pueden estar cerrados. Y por ahora la respuesta de la gente yendo a las salas está siendo muy buena. A Santiago Segura le ha ido muy bien con su última película y eso es un estímulo para todos. Las salas están ofreciendo mucha seguridad. Me parece más inseguro viajar en tren o en avión, que vamos todos juntos.

Inauguró el Festival de Málaga con su nueva película, ‘La boda de Rosa’. ¿Cómo fue la experiencia?

La recepción de la película fue fantástica. Lo que eché de menos fue el contacto con el público, ya que no tuvimos ninguno. El festival tenía unas medidas de seguridad muy serias. No había ni alfombra roja. Málaga se caracteriza porque es una ciudad que se vuelca con el festival. Hay mucha gente pidiendo autógrafos y yendo a las presentaciones para ver a los actores. Todo eso no existió. Hicimos la presentación a la prensa y en el cine, pero no había contacto. Eso me dio mucha pena. Pero todo lo demás está y el festival se hace, que es lo principal.

El filme supone su tercer proyecto con Candela Peña, tras ‘Hola, ¿estás sola?’ y ‘Te doy mis ojos’.

Ha sido un reencuentro muy bonito. Candela tiene la misma pasión y las mismas ganas que hace 25 años. Interpreta a un personaje que le entra como un guante. De hecho me rodeé de un elenco lleno de actorazos.

La idea del guión nació de un artículo que leyó en ‘The Guardian’.

El artículo se titulaba ‘Todo menos el novio’. Hablaba de una agencia en Japón a la que podías ir y en un fin de semana te vestías, elegías tu ramo y te hacías un álbum fabuloso para casarte contigo misma. Luego vimos que era una tendencia bastante extendida. En España también pasa. Hay una mujer en Bilbao que se llama May Serrano que lleva años haciendo bodas colectivas con cursillo prematrimonial para casarse con una misma. Pudimos hablar con mujeres que lo habían hecho. Es más común de lo que parece.

La cotidianidad alimenta muchas historias y películas.

La gente es mucho más creativa que los guionistas. Cuando hablamos con mujeres que se habían casado con ellas, muchas habían apretado el botón nuclear de sus vidas y empezaban así de cero. Y otras estaban casadas y quisieron comenzar su propia vida.

También aborda la falta de comunicación, justo en la era en la que existen más posibilidades para conectar.

Una cosa es comunicarse y otra prestar atención. A veces, la atención la tenemos dispersa. Escuchar es un ejercicio que nos cuesta. Y con tanto ruido exterior, nos cuesta más. Pero creo que ocurre desde siempre, sobre todo en familia. Hay una especie de rol que te cae y ya no te ven de otra manera. Si eres Juanín, aunque tengas 70 años y vuelvas a casa a comer el domingo, sigues siendo Juanín. Es parte de las inercias familiares.

Hace 26 años que rodó en Mirambel ‘Tierra y libertad’ bajo la dirección de Ken Loach. ¿Qué recuerda?

Fue una experiencia única, increíble, no he tenido otra igual. Fui al castin y solo había un personaje femenino, que hizo Rosana Pastor. Pero Ken Loach quiso incluirme en la película y decidió transformar en mujer a uno de los hombres de la milicia internacional. Así, que me fui a hacer la guerra a Mirambel. Fue todo muy alucinante. Conocí una zona que no conocía, el Maestrazgo. También conocí una parte de la Guerra Civil que desconocía, toda esa lucha de la izquierda. Leí ‘Homenaje a Cataluña’ de George Orwell. Conocimos a gente del POUM que todavía estaba viva y a personas de Mirambel que habían sido testigos de la colectivización de tierras. Fue impresionante. Y, sobre todo, la forma tan especial de rodar de Ken Loach, que nos hacía vivirlo al máximo. Teníamos la sensación de estar haciendo la guerra. De ahí surgieron amistades y relaciones que siguen hasta hoy. Hay un antes y un después en mi vida desde aquel rodaje en Aragón.

¿Le dejó impronta Loach?

Ken Loach es un hombre muy inspirador, tanto por los temas que aborda como por cómo los aborda. Recuerdo que mientras rodábamos ‘Tierra y libertad’, yo ya tenía escrito el guión de mi primer largometraje, ‘Hola estás sola’, y lo rodé al año siguiente. Fue un referente de cómo afrontar los personajes, con mucha verdad y realidad. Me inspiró muchísimo, aunque tenemos formas diferentes de trabajar.