LETRAS ARAGONESAS

Raúl Herrero: "En un viaje a Rumanía se me apareció Drácula recitando"

El escritor y editor de Libros del Innombrable publica dos décadas de poesía, 'Ciclo del 9', y reedita una novela de Alfred Jarry

Raúl Herrero publica 'Ciclo del 9'.
El poeta, narrador y editor en su casa de Las Fuentes.
Guillermo Mestre.

Raúl Herrrero (Zaragoza, 1973) es poeta y editor de Libros del Innombrable que reedita, casi dos década después, la novela del ‘Dr. Faustroll’ de Alfred Jarry. El escritor publica un proyecto personal que empezó en 1999 en Huerga & Fierro: ‘Ciclo del 9’.

¿Cómo es la literatura que le interesa? ¿Cuál es su tradición?

A modo de curiosidad te contaré que desde el comienzo de la reclusión hasta la actualidad me he dedicado a la lectura, más bien al estudio, de 'Upanisads', 'El poema de la nube mensajera', de Kalidasa, los 'Himnos védicos', 'La esencia del vedanta', de Sankara, en fin, por resumir un poco, me he ocupado de la literatura clásica y religiosa de India.

Eso en estos días. Y ¿en general?

Mis intereses fundamentales se polarizan en dos ámbitos: la literatura antigua y la medieval por un lado, por el otro la vanguardia histórica con sus preludios y postdatas. Siento un potente nexo entre la superrealidad o el surrealismo, la ‘patafísica, el postismo, el movimiento pánico y los textos de culturas como la sumeria, la egipcia remota, el poema de Gilgamesh, buena parte de los clásicos griegos y romanos, el Siglo de Oro, en especial Góngora… Desde otra perspectiva me fascina la literatura llamada popular, la que pretende narrar una historia y lo hace del modo más delirante porque sabe que los académicos no posarán sus ojos sobre esas páginas: Harry Stephen Keeler o Marcial Lafuente Estefanía, por ejemplo.

¿Cómo surgió el ‘Ciclo del 9’? ¿Por qué se tituló así?

En cierto momento opté por destinar los poemas que fuera completando a un único receptáculo en constante crecimiento. Esperaba que el resultado adquiriera una entidad orgánica siempre viva, a la que colocaría un punto final con mi ocultamiento («muerte» en vulgaris). El concepto de 'Ciclo' me permitía que los contenidos a tratar reaparecieran con distintas máscaras, a modo de variaciones, como si se tratara de una sinfonía con partes centrales y fugas.

¿Por qué el 9?

El nueve se sitúa al borde del precipicio, al final del ciclo numérico que nos aúpa al arco de los dos dígitos; nueve son los meses de embarazo humano, nueve son los círculos del infierno y las esferas del cielo en la 'Divina Comedia', de Dante; los antiguos le concedían un peso ritual, de ahí las novenas… Decidí que el 'Ciclo' se dividiera en nueve partes que a medida que completara iría dando a la imprenta. De este modo vieron la luz cinco cuadernillos (publicados entre el 2000 y el 2006). En ese punto interrumpí mi trabajo y comencé a dedicarme a otras cosas. Terminé la parte sexta, pero no la publiqué.

¿Y qué sucedió?

El asunto quedó congelado hasta que los directores de la colección «Rayo azul» de Huerga & Fierro me manifestaron su interés en publicar el 'Ciclo' completo. Al final el poeta es un transmisor y todo lo que sabe procede de su memoria, que es capaz de saber más que el propio individuo, ya que a lo aprehendido superpone las antenas de la intuición.

Raúl Herrero publica 'Ciclo del 9'.
El poeta recopila 20 años de poesía en 'Ciclo del 9'
Guillermo Mestre.

¿Qué tipo de poesía buscaba?

Siempre la misma: nombrar lo innombrable, definir lo indefinible… En apariencia el lector encontrará poemas sobre los temas de siempre: el amor, la muerte, con unas gotas pop como el homenaje a Cole Porter, genial compositor. El resultado es fruto de planteamientos estéticos y éticos personales. Si no fuera así cualquier máquina programada sería capaz de reproducir mi tipo de escritura. Mis patrones saltan de tal modo que son inaprensibles para cualquier inteligencia maquinal. He oído en la peluquería que algunos autores piensan en el lector cuando escriben sus libros. A estos les diría que tomen por modelo a ese autor anónimo que emborrona las instrucciones del funcionamiento de los electrodomésticos o del acoplamiento de muebles; en este prosista desconocido tenemos una ejemplo de ensimismamiento literario. La ineficacia de tales instrucciones elevan a las mismas a la categoría de obra de arte, sin duda a su redactor se le puede denominar como un patafísico involuntario.

¿Qué poesía buscaba? Siempre la misma: nombrar lo innombrable, definir lo indefinible… En apariencia el lector encontrará poemas sobre los temas de siempre: el amor, la muerte, con unas gotas pop como el homenaje a Cole Porter

Ha hecho nueve entregas y hay un poco de todo. ¿Se mantuvo fijo el proyecto, fue cambiando?

Cuando inicié este ‘Ciclo del 9’, en el año 1999, tuve la ocurrencia pretenciosa de plasmar mi crecimiento o decrecimiento personal en los textos, pero con la revisión y los añadidos finales he dinamitado esa parte, a mi entender, innecesaria en estos momentos. ‘El Ciclo del 9’ no es un libro, quiero dejarlo claro. Es un ‘Ciclo’ como los solares, como los vitales que todos atravesamos, por tanto se pasea por el cielo, el infierno, las sombras, los despertares y las adormideras. A pesar de lo dicho en lo esencial no ha cambiado nada.

¿La poesía para usted qué es: juego, experimento, divertimento, verdad en el artificio? Lo digo porque hay muchas cosas aquí metidas.

Según mi forma de entender la poesía sin juego e imaginación no hay nada. ¿Cuántas vidas me habitan? En mi interior cada día las suficientes como para escribir cien novelas. ¿Sobre qué realidad escribir? ¿La vida son esas pequeñas anécdotas que nos acontecen? ¿De verdad alguien puede considerar eso en serio? ¿El arte, en general, es otra cosa que no sea experimentación? No debe confundirse grandilocuencia con seriedad, ni claridad con calidad.

¿Qué le debe a las vanguardias históricas, a Apollinaire, por ejemplo, pero también a Cirlot, a Fernández Molina, a los postistas?

Como siempre repito Antonio Fernández Molina fue mi maestro, me siento orgulloso de ello, lo tengo por el mejor desde mis parámetros, que soy consciente no coinciden con los de ciertas personas. Lo digo con rotundidad porque en estos asuntos conviene no ser pusilánime. Él me descubrió estéticas y autores afines a mis intereses que, en gran parte, eran los suyos. Por supuesto he ido tropezándome con nuevos pasmos, el año pasado, por ejemplo, 'Casia de Constantinopla', pero si tiro del hilo siempre termino en las enseñanzas de A. F. Molina.

¿Y Juan Eduardo Cirlot, que hizo la mili en Zaragoza y estuvo enamorado de la pintora Pilar Aranda, con quien vivió una historia de pasión que ha dejado, al menos, un retrato que le hizo la artista?

Cirlot me ha desvelado muchas cosas: la simbología, el hermetismo, la alquimia, la literatura medieval, distintas facetas del arte; pero fue Molina el que me lo descubrió. Las vanguardias históricas me parecen fundamentales para estar hoy en el mundo, sin ellas casi nada de lo que nos sobrevuela puede entenderse. Me apasiona el futurismo, muchas de sus obras plásticas se me antojan abrumadoramente vivas. También el dadaísmo, como es lógico. De los poetas vivos siento predilección por Francisco Ferrer Lerín, sin que por este pronunciamiento esté en mi ánimo depreciar a nadie. El postismo es la corriente estética que más se acerca a mis pretensiones, su influjo va más lejos de lo que algunos estudiosos pretenden.

Raúl Herrero publica 'Ciclo del 9'.
Un poeta en su propio universo.
Guillermo Mestre.

En el libro hay un poco de todo: ángeles, el oro de la fatalidad, bastante amor escasamente sentimental…

Me conmueve que sugieras lo de «escasamente sentimental». Me peleé bastante con algunos textos porque los encontraba demasiado almibarados. Gracias a tu apreciación quiero suponer que he conseguido deshacerme de ese aspecto. Me interesan los ángeles desde que leí a Eugenio D’Ors, fundador de una poética de lo angelical. Otro autor que merece ser recuperado. «El oro de la fatalidad» se refiere en un sentido concreto al oro de los Nibelungos que lleva al desastre. En un rumbo abstracto hace referencia al salario por el que nos compran para que adoptemos formas de vida de miseria interior, infrahumanas, con buenas dosis de ocio aséptico. Todo esto a lo que hago referencia no está reñido con los problemas que ahora nos asaltan: los parados, las colas de la miseria, la crisis económica… Las dos cosas son terribles y deben ser remediadas. La dignidad del hombre pasa por el comer, también por el pensar. En el ‘Ciclo’ hay espacio para esa parte de la vida, pero sin caer en el panfleto. Ya que eso implica tomar al lector por tonto.

¿Qué significó el viaje a Rumanía, al que le dedica un libro completo?

Durante ese viaje se me apareció como por ensalmo el mismísimo Vlad Tepes, Drácula, redivivo. Desde una almena de su castillo recitaba algo en rumano, aunque se me antojó que se trataba de un poema fonético precioso, indescifrable, porque solo lo indescifrable merece incluirse en un poema. Acudí a su llamada para conocer el país de Tristan Tzara, Eugène Ionesco, Emil Cioran… 

Las dos definiciones más utilizadas de la Patafísica son: «La Patafísica se ocupa de las soluciones imaginarias» y «La Patafísica es la ciencia de las excepciones». En mi opinión la naturaleza, la deidad, o lo que se quiera, creó el mundo sintiéndose Patafísica.

Uno de sus mitos es Alfred Jarry. Lo conocemos sobre todo por ‘Ubú rey’. ¿Qué le da ese escritor, situado en los márgenes?

Una figura fundamental, precursor de casi todo lo que ha venido después, al tiempo que una persona de una amplia cultura, tanto literaria como científica. Hablamos de un autor que murió hace más de un siglo, en 1907, a mi entender es ya un clásico. Los que solo lo conocen por ‘Ubú Rey’ están de suerte porque les queda por delante mucho disfrute. Por si alguien no lo sabe el personaje de Ubú se presenta como rey de Aragón, así que aprovecho para promover una estatua ecuestre del mismo en todas las plazas de las ciudades y pueblos de Aragón.

¿Cómo define su novela 'Gestas y opiniones del Dr. Faustroll, patafísico', el libro que le acaba de reeditar casi dos después de la primera edición en 2003?

Como fundamental para cualquiera que desee conocer la literatura en profundidad, la literatura universal, quiero decir. ¿Lo puedo comparar con 'Gargantúa y Pantagruel', de Rabelais, del que tiene mucho? Por supuesto. ¿Lo puedo comparar con 'Los viajes de Gulliver', de Jonathan Swift? También. En esas novelas el argumento también es cosa menor. Si no se aprecia este detalle leer cualquiera de las citadas es perder el tiempo. Pero Faustroll al tiempo resulta algo distinto. La novela está llena de laberintos y de parajes por los que perderse durante años. Con las explicaciones y glosas de lo que contiene podría confeccionarse una enciclopedia. El argumento que lo sustenta es lo de menos, es un punto de arranque…

¿Qué es la Patafísica y qué tiene que ver usted, y con algunos amigos como Fernando Arrabal, Fernández Molina, etc?

Fernando Arrabal pertenece al Colegio de ‘Patafísica de París' y ahora mismo es uno de sus exponentes más atinados. Lleva muchos años introduciendo la Patafísica en sus textos. Antonio Fernández Molina ya escribió sobre la Patafísica en los años 60 del pasado siglo. Siempre admiró sus postulados y, de algún modo, le influyeron. También fue aceptado dentro del Colegio de París. Un servidor desde hace años también pertenece al mismo y recibe sus publicaciones con hambre pantagruélica. Las dos definiciones más utilizadas de la Patafísica son: «La Patafísica se ocupa de las soluciones imaginarias» y «La Patafísica es la ciencia de las excepciones». En mi opinión la naturaleza, la deidad, o lo que se quiera, creó el mundo sintiéndose Patafísica.

¿Por qué admira tanto a Arrabal, qué halla en su obra que a los demás les cuesta algo más ver o seguir?

Fernando Arrabal es uno de los creadores fundamentales de su tiempo. Si alguien no me cree puede consultar enciclopedias, manuales de literatura, visitar su página… Pero responderé con un pequeño menú básico. Primer plato: su novela 'Baal Babilonia' se encuentra entre las más aplaudidas de su época, traducida a multitud de idiomas, entre sus méritos aludiré que sirvió de inspiración a Cortázar para su 'Rayuela' (véase el prólogo a la novela de Arrabal del profesor Ángel Berenguer). Segundo plato: desde hace varios años es el autor vivo más representado en el mundo, rara es la semana que en algún lugar del planeta no sé levanta una de sus obras; se puede dar la vuelta al mundo siguiendo sus representaciones. Postre: Parafraseo a Cela: «Arrabal posee el incalculable tesoro de tener voz propia» y a José Agustín Goytisolo: «Si no existiera Arrabal habría que inventarlo». Ancho es el camino por el que anduvieron los chivos, amigo, pero más ancha es la senda que nos conduce hasta las puertas de la percepción.

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