OCIO Y CULTURA

Manuel Vilas: "La alegría es más poderosa que la felicidad y acaba triunfando"

El aragonés, finalista del Premio Planeta con ‘Alegría’, dice que la novela sigue la estela  de ‘Ordesa’, el relato de un hombre maduro que combate la melancolía

Manuel Vilas
Manuel Vilas, becado en la Academia de España en Roma, es el finalista del Planeta.
Toni Albir/EFE

«La literatura debe ser una exploración inteligente de la realidad y no un juicio de la actualidad. A veces me dicen que mi literatura es ambigua desde el punto de vista político, pero es que la vida es ambigua», decía ayer por la mañana en Barcelona el escritor Manuel Vilas (Barbastro, Huesca, 1962), tras la agitada noche en que se proclamó finalista del Premio Planeta con ‘Alegría’. «La nueva novela no es una continuación literal de ‘Ordesa’, pero proviene del mismo lugar», advertía Vilas sobre ‘Alegría’, esa narración íntima y personal más que optimista. «Habla de la búsqueda de los sentimientos puros en tiempos de desesperación colectiva. En ella hay muchos países y muchas ciudades, muchas habitaciones de hotel porque la novela está escrita en hoteles del mundo».

Denos alguna clave del libro.

Es una novela sobre la familia, los afectos, sobre las miserias del amor y contra la desesperanza. La historia de un hombre que lucha contra la desilusión y la depresión. ‘Alegría’ es una declaración de principios. Es un sentimiento universal que tuve a través de la historia de este hombre maduro que repasa su vida y analiza la relación que tiene con su mujer e hijos. Sus antagonistas son la tristeza y la melancolía, pero la alegría acaba triunfando. La alegría es más importante que la felicidad.

¿Es autobiográfica?

Es intimista y desde luego autobiográfica. He buscado emociones puras y sentimientos que espero lleguen al corazón del lector. Toda mi narrativa tiene componentes autobiográficos. No es ‘Ordesa dos’ pero continúa en su línea. Hablo también del presente social y político de España. No tendría sentido ponerme a escribir una novela de ciencia ficción.

¿Con qué ánimo recibió el galardón?

Estoy muy contento pero también un poco asustado porque sé lo que se me viene. Aún no he terminado la promoción de mi anterior novela, ‘Ordesa’, y ahora empiezo con esta.

¿Se pasa al optimismo pleno?

Hay una celebración de la felicidad. El narrador explica cómo el dolor le lleva la alegría. Habla de la búsqueda de los sentimientos puros en tiempos de desesperación colectiva. Es una invitación humilde para recordar que la alegría es un derecho de todos los seres humanos.

¿Hay humor?

Desde luego. He sentido también perplejidad, miedo y angustia. Pero vivimos en el país de Luis García Berlanga y de Miguel de Cervantes, el inventor del humor moderno, no en el de Shakespeare. No concibo la novela sin ironía.

¿Se ríe o se compadece?

Intento reírme de mí. Es consustancial a mi forma de entender el mundo. Y espero que en ‘Alegría’ el lector encuentra el humor, como lo encontró en ‘Ordesa’, donde decían que no había. El humor es una mano tendida al lector, un descansillo en la escalera de la vida para que descansemos de nosotros mismos y de cómo nos tomamos en serio. El humor conlleva un cuestionamiento de la autoridad muy español y que los aragoneses llevamos de serie.

¿Es también ‘Alegría’ una novela de viajes?

Sí. Recorre países, ciudades y muchos hoteles. Está escrita en esos hoteles en los que pasan tantas cosas. El protagonista entiende que si está en movimiento, de viaje, su identidad no puede ser apresada por ningún espejo. A alguien que se mueve no se le puede fotografiar. No se puede saber quién es. Eso es esencial en la novela y por eso el personaje está en movimiento.

¿Cambia de escudería? ¿Deja Alfaguara, del grupo Random House, por Planeta?

La vida de un escritor está más en sus libros que en el aparato editorial que le toca. Hoy estamos aquí y mañana estaremos donde nos lleve la vida.

Manuel Vilas tenía ganas de hablar y no huyó de ningún tema polémico. Cataluña, en las calles, andaba, anda, convulsionada. 

Manuel Vilas.
Manuel Vilas y Javier Cercas.
Toni Albir

¿Qué piensa de la situación?

Es un reflejo de un problema secular español de convivencia. He venido a Barcelona al fallo del Planeta y me encuentro con que no puedo salir a la calle.Y eso es un ‘mal presagio’ y un ejemplo de que cómo está el mundo y no solo España. Me parece subdesarrollo, porque lo que amenaza es la supervivencia de las clases medias, algo que me preocupa mucho.

¿Cómo le han marcado sus cuatro años de profesor en la Universidad de Iowa?

Si no hubiera estado esos cuatro años en Estados Unidos, miraría el mundo de otra manera. Vivir allí me cambió. Me hizo darme cuenta de muchas cosas. Sobre todo entendí mucho la política global y entendí lo que es la globalización y entendí qué es el capitalismo y algo que yo llamo la complejidad del capitalismo.

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