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Graciela de Torres Olson publica su tesis doctoral sobre José Antonio Maenza

El libro, editado por el Instituto de Estudios de Teruel, ofrece la ‘Obra literaria y cinematográfica’ del director aragonés, maldito y moderno, que murió a los 31 años. Hizo tres películas con apenas 20 años

José Antonio Maenza.
Uno de los retratos más conocidos de José Antonio Maenza; después de regresar de su traumática mili.
IET/Archivo Maenza.

El cineasta y escritor José Antonio Maenza (Teruel, 1948-Zaragoza, 1979) anotó en uno de sus diarios: «Soy muy sensible a lo bueno y más a lo bello. Sensible a la sensibilidad».

La profesora e investigadora Graciela de Torres Olson, gracias a las sugerencias de su profesor Túa Blesa, le dedicó primero un documental, codirigido con Francisco Plou, ‘In girum imus nocte et consumimur igni’ (‘Damos vueltas en la noche y somos consumidos por el fuego’), y posteriormente una tesis doctoral, que cristaliza en el libro ‘Antonio Maenza o la escritura en H. Obra cinematográfica y literaria’ (IET: libros de Teruel), donde se recogen los textos de Maenza: poemas, fragmentos de prosa, dibujos, planos y sus guiones en su manuscrito original.

El héroe político e intelectual

Graciela explica qué significa la idea de la escritura en H. «Maenza, a lo largo de su escritos, hace siempre referencia a la letra ‘H’ como representación de un anhelo irresoluble: crear obras artísticas revolucionarias, pero que estas permanezcan silenciadas, alejadas de la mirada del espectador para no banalizarlas al ser exhibidas. La ‘H’ simboliza el silenciamiento voluntario de la obra a través de su inconclusión o extrañeza, lo que imposibilita su ‘domesticación’ por el mercado».

Esa conciencia artística de un joven que filma tres películas con apenas 20 años llama la atención. En 1968 rodó ‘El lobby contra el cordero’. Luego, ‘Orfeo filmado en el campo de batalla’ (1968-1969) y la interminable ‘Hortensia-Béance’ (1969), en Barcelona. Se relacionó con el poeta suicida Eduardo Hervás, con el escritor y editor Enrique Murillo, con los escritores Enrique Vila-Matas y Vicente Molina Foix, que lo retrata en su novela ‘El abrecartas’, con el productor Pere Portabella, y, entre otros, con Alejo Lorén, que le cedió numerosos libros y fue su ayudante de dirección.

José Antonio Maenza.
Cinco de los retratos más conocidos de Maenza, desde niño hasta el final. Murió a los 31 años.
IET/Archivo Maenza/C. Candela.

¿Cómo era aquel chico que vino a Zaragoza? Dice Graciela: «Maenza llegó a Zaragoza para estudiar Filosofía y Letras con la determinación de convertirse en el héroe político e intelectual que soñaba para sí mismo. Y lo consiguió. Con apenas 20 años (de 1967 a 1970) vivió y rodó en Zaragoza, Valencia y Barcelona como si perteneciera a la élite del ‘underground’ parisino, berlinés o neoyorquino de la época. Era urgente la actividad artística contestataria y él fue su líder a través de la acción cinematográfica en grupo; en privado, a través de la lectura y la escritura compulsivas».

Para la doctora, «Maenza concebía su obra como un todo. Era escritor con la cámara y realizador en sus versos y en su prosa. Toda su producción es al final un entresijo de vasos comunicantes que, irremediablemente, atraviesan también su propia vida para convertirla en creación».

Maenza era provocador y un tanto insolente. Cleptómano. Agrega Graciela que se «sentía respaldado por sus referentes intelectuales: Julia Kristeva, Philippe Sollers, Antonin Artaud, Guy Debord, Glauber Rocha y todos aquellos movimientos teóricos y artísticos que supusieran un posicionamiento de pensamiento y una actitud política en rebelión contra el poder».

Escribió versos que integran la antología ‘Generación del 65’ o ‘El Antiestúpido’. Son textos que a veces parecen conectarlo con el mismísimo Leopoldo María Panero. «Lo que más me gusta leer son sus guiones literarios, que podían o no corresponderse con lo que se rodara finalmente. Su literatura es críptica, con vocación de no ser leída. Tampoco llegó a acabar sus películas, que dejó sin sonorizar y ni siquiera hoy están comercializadas. Maenza se aseguró de que su obra fuera siempre inaprensible, lo que provocó en gran parte su silenciamiento. Esa paradoja es su victoria», agrega Graciela.

El corazón de los filmes

En esas películas, para Graciela de Torres Olson, laten la juventud, la rebeldía, el ansia de libertad, el situacionismo, el sexo, la poesía, la teoría de la literatura, el estructuralismo, los libros, muchos libros, la provocación, la política, el cine militante, el antimilitarismo, la vanguardia... Señala: «Su cine es la ‘acción’ como urgencia para reivindicar el pensamiento y la propia existencia, cuando todo alrededor parecía querer ahogarlos».

José Antonio Maenza.
Portada del libro de Graciela de Torres.
Archivo Heraldo.

Su final fue terrible. Murió a los 31 años, después de haber estado en varios psiquiátricos y haber vivido un tiempo, de nuevo, en Valencia. Se dice que tiró por la ventana o que quizá lo arrojaran. El servicio militar lo convirtió en un enfermo y en un desterrado del mundo. «Chocó con la disciplina militar. Las consecuencia fueron continuos arrestos o tareas muy desagradables, como la limpieza e los establos del cuartel. Tenía 23 años. No volvió a rodar y sus escritos se hicieron cada vez más espaciados», concluye Graciela de Torres Olson.

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