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Paloma Sánchez-Garnica "Me interesan las vidas minúsculas, casi secretas"

La escritora, madrileña de 1962, cuenta sus novelas por éxitos de lectores. Tres años después del premio Fernando Lara, publica ‘La sospecha de Sofía’ (Planeta)

PALOMA SANCHEZ GARRICA ( ESCRITORA ) / 29/04/2019 / FOTO : OLIVER DUCH [[[FOTOGRAFOS]]]
A Paloma Sánchez-Garnica le apasionan las historias de seres inadvertidos.
Oliver Duch

«He vivido en Zaragoza de los cuatro a los 19 años. Es una ciudad muy querida. Uno de mis hijos, que es piloto de aviación, se compró un piano hace dos años. Aprendió a tocarlo y cuando empecé a escribir ‘La sospecha de Sofía’, me dijo: “Te voy a hacer la banda sonora de la historia”. La ha hecho: variada, con varios temas, y me hace mucha ilusión», dice Paloma Sánchez-Garnica, que presentaba en lunes, en Ámbito Cultural, su nueva novela.

¿Qué le debe su novela a la canción ‘Libre’ de Armenteros y Herrero, que cantó Nino Bravo?

Durante el proceso de documentación, que casi siempre es una aventura, descubrí que ese tema era un homenaje al joven Peter Fechter, el primer muerto por querer pasar el Muro de Berlín, en agosto de 1962. El relato del texto le da sentido a la canción, que cantamos muchas generaciones distintas, y está muy vinculado con mi novela.

¿Cómo nació el libro? Alude a un viaje a Berlín...

Sí, Viaje a Berlín hace 30 años, en 1989, 40 días antes de la caída del muro. Me encontré, primero, en Berlín Occidental, con una ciudad fascinante, llena de vitalidad, dinámica, y al pasar a la República Democrática Alemana fue como trasladarme a un lugar sombrío, parado en el tiempo, gris. Aquello me impresionó mucho.

¿Qué sucedió después?

Hice muchos viajes. La historia me perseguía. Vi hasta una docena de veces la película ‘La vida de los otros’, ese cuento de horror cotidiano de la Stasi. La policía lograba que te vigilase hasta tu propia mujer y creaba una clima tenebroso de desconfianza.

¿Le impactó mucho ese drama moderno de espías sin piedad?

Totalmente, claro. Los métodos de la Stasi eran tan perversos y sofisticados, tan minuciosos y exasperantes, que al final acababas confesando lo que no habías hecho. No te golpeaban, ni un rasguño: te encerraban, te dejaban sin comer. La tortura perfecta.

Vayamos con los personajes. ¿Pensó en la novela ‘La decisión de Sofía’ de William Styron?

No. Pero con mi novela anterior, ‘Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido’, premio Fernando Lara de 2016, comprobé que nadie se quedaba con el título aunque fuese de un verso. El nombre de Sofía se me impuso pronto, pensé en un título corto y luego, en el libro, cuando sucede lo que sucede, ella sospecha algo…

El lector, más que sospechar, ve que ella no es una mujer feliz.

No lo es. Su marido, Daniel, quizá fuese lo suficientemente generoso para reconocer que ella era más brillante que él. No lo hace, los dos son víctimas del tardofranquismo, y Sofía queda por ahí, insatisfecha, recluida en un mundo pequeño. Daniel no sabe ayudarla a volar. Él también padece el mal habitual: el machismo nace casi siempre del miedo. Viven con la sensación de que se les rompe el amor.

Un día, en su oficina, Daniel recibe una carta inquietante.

¡Y tan inquietante! Dicen que le revelarán un gran secreto si se traslada a París. Allá se va. Y cuando vuelve ya es otro. Sofía percibe ese cambio y ella también se transformará. Yo no hago novelas históricas, no abordo grandes personajes, pero soy una gran lectora de historia y me interesan las vidas minúsculas, inadvertidas, casi secretas, y también la busca de la identidad, de un lugar en el mundo.

Los contextos son importantes. Narra usted el París de mayo de 1968 y no sé si lo impugna.

Impugnar no es la palabra. Lo desmitifico un poco, o mucho. Sobre todo en una parte: a pesar de Simone de Beauvoir y los existencialistas, la lucha de clases fue más importante que la lucha de sexos. Me ha interesado mucho el clima de la película ‘Soñadores’ de Bernardo Bertolucci.

Es una novela de intriga, de espionaje, de espacios y de «un engranaje de represión» (la Stasi, la KGB), pero también de gemelos, algo decisivo y turbador...

Lo son. Y aún más si uno no sabe de la existencia del otro. De repente descubren que tienen hábitos idénticos, que se han casado con el mismo tipo de chica. La novela también habla de eso. Sí.

Habla mucho de cine y de otros libros, y a la vez afirma que "escribe para aprender".

Sí, y aprendo de todo: de los hechos, de la vida. Cada novela es una aventura. Y de los autores: adoro a Carmen Martín Gaite, me maravilla su mundo. Llegué tarde a Javier Marías, y disfruto mucho de su prosa envolvente, me ganó con ‘Berta isla’ y ‘Los enamoramientos’. Y ‘La sospecha de Sofía’ parte de la obra de Antonio Muñoz Molina, en concreto de ‘La noche de los tiempos’ y en ‘El jinete polaco’. Otro escritor que me emociona es Stefan Zweig.

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