Catedrales de Aragón: Santa Mª del Romeral de Monzón

'Artes y letras' inicia una serie sobre nuestros monumentos coincidiendo con el curso 'Catedrales de Aragón' que se ofrece en el museo Goya de Ibercaja. Tras Monzón, vendrán Teruel, Zaragoza y Jaca.

Visión del exterior de la catedral con su torre mudéjar y la nave de bóveda de cañón.
Visión del exterior de la catedral con su torre mudéjar y la nave de bóveda de cañón.
Archivo Javier Ibargüen

La antigua iglesia de Santa María del Romeral en la ciudad de Monzón, fue declarada concatedral el 17 de septiembre de 1995, en virtud del decreto ‘Ilerdensis-Barbastrensis. De finium mutatione’, por el que se modificaban los límites entre las diócesis de Lérida y Barbastro, originando la actual diócesis de Barbastro-Monzón, convirtiéndose en la última de las catedrales de Aragón, y constituyendo, con la de Santa María de la Asunción, de Barbastro, la sede o cátedra del obispo.


Pero pese a esta reciente declaración, su recorrido histórico le convierte en uno de los monumentos más significativos de nuestro patrimonio, aunque como la mayoría de los edificios medievales, haya sufrido multitud de transformaciones y mutilaciones, que en el caso de Santa María del Romeral actualmente queda reducido al templo, fundamentalmente románico, que hoy podemos contemplar, conservando su esencia espacial original.


A raíz de la reconquista de Monzón en 1089 por el rey Sancho Ramírez, este crea el Reino de Monzón para su hijo el infante Pedro I, reino que duró hasta 1147, al poco tiempo de recibir los templarios la donación del castillo en 1143. Esta posición estratégica en la cabecera del valle del Cinca establecía la preeminencia de la iglesia de Santa María, hasta el punto de que el rey intentó posiblemente ubicar allí una cabeza de obispado. De hecho su construcción, tenía proporciones catedralicias, por encima del promedio de las parroquiales de su época.


El hecho más relevante de su transcurso histórico se debe a que, bajo este templo, tuvieron lugar decisiones trascendentales para todos los reinos de la Corona de Aragón, al haber constituido el marco de las Cortes del Reino y de las Cortes generales de la Corona de Aragón hasta en cuarenta ocasiones, desde el siglo XIII, con Jaime I, hasta el XVII, con Felipe IV, debido a su privilegiada ubicación entre Cataluña, Valencia y Aragón.


Construida la iglesia a finales del siglo XII, seguramente en el mismo lugar de la mezquita cristianizada en 1098 por el obispo de Roda de Isábena Raimundo Dalmacio, se sitúa en la zona alta del casco urbano, protegida por el monumental castillo y según la tradición, su nombre a partir del siglo XVI, se debe al hallazgo de una imagen de la Virgen en un romeral de la ladera del castillo.


Se edificó dentro de los cánones del estilo románico, con tres naves separadas por gruesos pilares con semicolumnas adosadas, acabadas en sendos ábsides, con tres tramos cada una y crucero, ligeramente acusado en planta. Las naves laterales, se cubren con bóveda de cañón y son ligeramente menos elevadas que la central, más ancha, que se cubre con bóveda de cañón apuntado, lo que significa su construcción posterior. Sobre el transepto, se elevaba un cimborrio, iluminado por ventanales hoy parcialmente ocultos por las cubiertas, sobre el que se construyó a partir de 1613 la torre campanario, cubriendo el interior de la parte conservada del cimborrio con una bóveda de crucería estrellada.


A partir de la primitiva iglesia, en su costado sur se construyó el claustro, con unas funciones funerarias y litúrgicas, de cuyos restos apenas nos quedan la portada de acceso al templo desde el edificio diocesano, y los restos procedentes de la capilla Porquet.


Así quedó configurado el templo medieval, con sus tres naves, claustro y dependencias anejas, con cierta similitud de los cenobios en los que se desarrollaba la vida monástica. A lo largo de la Edad Media, la iglesia no sufrió grandes modificaciones si exceptuamos la gótica capilla Barber, o del Bautismo, entre el brazo del crucero y la puerta de entrada.


A finales de este periodo, se reformará el ábside del lado del Evangelio, que pasará a poseer una planta poligonal y su propia cripta.


Aunque a la iglesia se accede actualmente por un pobre atrio contemporáneo añadido en la fachada norte, dispuso de nártex en la zona de los pies, como queda patente en los restos del cuerpo central occidental. Al adquirir Santa María del Romeral en el año 1607 el carácter de Colegiata Insigne, el coro se encajó en este pequeño espacio.


A partir del año 1631, al igual que muchos templos medievales, se realizó una transformación barroca consistente en el revoco general del edificio añadiendo cornisas de carácter clásico, al tiempo que los capiteles eran embutidos en otros de carácter vegetal. De este modo, el templo de Santa María se adaptó a la estética de los nuevos tiempos y, como es habitual, se sucedieron los añadidos de diversas capillas.


En la fachada de los pies de la nave del Evangelio se añadió el cuerpo de la capilla de la familia Fortón, cubriendo el espacio hasta alinearse con el antiguo coro mediante dos bóvedas de crucería estrellada. Hacia el año 1630 fue edificada en el tramo de los pies la parroquieta o capilla de San Vicente (hoy capilla de los beatos ‘curetas’ de Monzón) con una rica decoración en yeso en arcos y bóvedas del llamado barroco-mudéjar, con motivos de lazo geométrico.


En 1642 fue demolido el antiguo claustro tras la guerra con Francia, conservando parte de una crujía. En las obras del actual conjunto parroquial situado en su antiguo espacio se perdieron las huellas del mismo, y únicamente ha quedado integrado un arco semienterrado.


Otra transformación fundamental para el aspecto actual del edificio, fue el recrecimiento de sus fachadas suprimiendo la primitiva cornisa y el sistema de cubrimiento directo sobre las bóvedas, por la actual entrecubierta sobre un recrecimiento y nueva cornisa de ladrillo.


Tras los avatares de la primera mitad del siglo XIX contra el clero secular, con la consiguiente afección a sus bienes, en 1852 se suprimió su condición de colegiata. En 1904 se reformó la torre con sus nuevos cuerpos octogonales, dotándole de un nuevo reloj. Finalmente se liberó el edificio de sus construcciones perimetrales y ya, entre el año 1962 y 1964, se efectuó una restauración general del interior del templo, en la que se despojó al edificio de su decoración barroca, en busca de la supuesta unidad de estilo de su pasado medieval, situando a la iglesia en un aspecto muy similar al actual.


Una adecuada urbanización reciente del entorno permite hoy la visión exterior de las fachadas, donde también se suprimieron los revestimientos, dejando desprotegida la débil piel de piedra arenisca, pero recobrando en parte su imagen primitiva.


Hoy Santa María del Romeral, con sus nuevas funciones emblemáticas, además de una intensa vida parroquial, sigue aportando a la vida cultural de Monzón una viva representación de su historia.

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