Kautela, historia de un reportero de Heraldo en la España franquista

Cristina Martínez de Vega y Víctor Lahuerta publican ‘Un fotógrafo en la España franquista (1928-1944)’ (IFC. Serie Negra), sobre el reportero de HERALDO Francisco Martínez Gascón

Tres mujeres con niño en las inmediaciones del coso de la Misericordia. No se publicó en HERALDO.
Fotografías del reportero de Heraldo Kautela
HERALDO/ Kautela

Las imágenes de Kautela no dejan, ni pueden dejar, indiferentes a los conocedores de nuestra pasada guerra civil, pues a diferencia de otras muchas imágenes que se conservan de la contienda, las fotografías de Kautela no retratan la vida cotidiana en el frente o en las ciudades de la retaguardia franquista, sino que nos muestran a los dirigentes al mando de sus tropas o en actos de exaltación del nuevo Régimen, son literalmente fotos del ‘poder’ franquista». Esto escribe el diseñador, artista e historiador Víctor Lahuerta en el prólogo al libro ‘Kautela. Un fotógrafo en la España franquista (1928-1944)’ (IFC. Serie Negra), un volumen que ha preparado al alimón con Cristina Martínez de Vega, que le dedicó su tesis doctoral a este fotógrafo de prensa, Francisco Martínez Gascón (Zaragoza, 1904-1983), que se incorporó a HERALDO en 1926 y permaneció hasta su jubilación, aunque parece que dejó de hacer fotos hacia 1944. El volumen reproduce 97 obras y numerosas imágenes de contexto, y cuenta con la colaboración del historiador Álvaro Capalbo.

Cristina Martínez de Vega, nieta de Kautela, tras muchas indagaciones en el seno de su familia y en numerosos archivos, incluido el de este diario, recompone su trayectoria vital y profesional.

Kautela nació en la calle Pignatelli, en el seno de una familia de cinco hermanos varones, y parece probable que iniciase su aprendizaje fotográfico en el estudio de Ezequiel Mur. Más tarde, se incorporó al estudio de Martín Chivite, tal como recordaba otro gran fotógrafo de la época, Gerardo Sancho, «pero entró en nómina en HERALDO en 1937. Lo que significa que, desde ese momento, sus imágenes serán suyas y no del estudio de Marín Chivite», que en ese momento se encontraba encarcelado o desaparecido en la contienda.

El teatro de operaciones

La guerra civil, desde el bando nacional, será el gran teatro de operaciones de Kautela, donde se movía a sus anchas con diversos salvoconductos, que Cristina Martínez de Vega ha recuperado. Sin embargo, el fotógrafo –que pertenece a la estirpe de Agustí Centelles, Díaz Casariego, Campúa, Luis M. Marín o el mismo Marín Chivite– tendría un más que interesante momento profesional en la Sublevación de Jaca, cuyas tomas se reprodujeron en estas páginas en 1930, aunque sin firma. Se reproduce una foto de Alfonso XIII en Zaragoza. Kautela «se desplazó hasta las ciudades de Huesca y Jaca y a las localidades de Ayerbe, Biscarrués y Cillas», y «cubrió el juicio» de los capitanes Galán y García Hernández tras el fracaso de la insurrección.

Del período 1930 a 1936 no se ha encontrado «ningún trabajo relevante». Tras el inicio de la contienda firmará varias páginas, entre ellas la portada del 24 de octubre de 1936, protagonizada por el general Ponte y varias del frente de Teruel. A partir de ese instante, la actividad de Kautela será incesante, porque pudo «circular libremente», y captó numerosos actos sociales y más o menos privados. «No se puede pasar por alto que el fotógrafo estuvo muy cerca del Movimiento y que, entre los años 1937 y 1939, acompañó al general Yagüe, uno de los impulsores y máximos representantes del falangismo». De esa cercanía del fotógrafo con el bando nacional, incluso de amistad en muchos casos, deriva la sensación de naturalidad y confianza de sus retratados.

En el frente de Teruel

El libro recoge su paso por el frente de Teruel, la batalla del Ebro en 1938; la entrada de Yagüe en Barcelona y el desfile de la Victoria, donde «se descubre el trabajo de un fotógrafo vivaz que dispara su máquina en la antesala de la toma de la ciudad de Barcelona, en sus calles, las celebraciones de civiles y militares y el discurso de Yagüe en la plaza de Cataluña»; el desfile de la Victoria en Madrid, el 19 de mayo de 1939, así como un extenso y sugerente reportaje sobre el torero Manolete en varias plazas: Calahorra, Zaragoza y Calatayud

Kautela, versátil y dinámico, dejó diversos enigmas en su casa y en la de su esposa Carmen Lázaro Alfós; entre ellos, «varias maletas, bolsas, cajas de cartón y metal y de distintos sobres encontrados en un armario empotrado del dormitorio del fotógrafo, donde se descubrió el archivo del que ahora se muestra una parte», dice su nieta, que también recuerda que entre 1944 y 1945 tuvo problemas para renovar su carné de prensa y que incluso, sin que sepa el motivo, pasó una época en la cárcel. «Cuando sale de la prisión, bajo la sospecha de las autoridades, empieza a firmar como Kautela, seudónimo con el que se le conocerá hasta su muerte», dice Cristina.

Alfonso Zapater, cuando falleció, le dedicó una extensa necrológica, donde elogiaba «tu instinto periodístico, tu barrunto de la noticia y la manera de apresarla y sorprenderla». Y añadía: «Además, hay que contar con tu talante, tu sentido del humor –que es una manera como otra cualquiera de ser inteligente- y tu estrategia a la hora de actuar. (...) Por eso, hoy y mañana, seguiré tomando rondas con el Kautela».

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