Salsa de tomate, rollos de plástico, neumáticos y aluminio, en los otros contenedores hundidos

El transporte marítimo perdió 661 recipientes de carga de los 250 millones que movió en todo el mundo en 2022.

A CORUÑA, 10/01/23.- Una persona recoge pellets en la playa de As Lapas, situada a los pies de la Torre de Hércules, en una jornada en la que continúa la llegada a los arenales gallegos de las pequeñas esferas de plástico tras la caída de un contenedor del buque Toconao el pasado mes de diciembre.- EFE/Cabalar
Los pellets han causado un gran daño en las playas gallegas y cántabras tras el hundimiento de contenedores el pasado 8 de diciembre. 
Cabalar

Un contenedor con más de mil neumáticos, otro cargado de latas de salsa tomatera, un tercero lleno de rollos de bopp (un tipo de plástico muy utilizado en el envasado de alimentos y en la impresión de pegatinas) y dos más con piezas de aluminio. Junto al contenedor con los 1.050 sacos de pélets (unos 26.000 kilos, lo que significa millones de bolitas de plástico), esta es la carga que perdió el buque 'Toconao' el pasado 8 de diciembre cuando navegaba a 74 kilómetros de la costa norte de Portugal en dirección al puerto de Róterdam.

De los seis contenedores que cayeron por la borda solo se tiene noticia del de los pélets por la aparición masiva de los microplásticos vertidos en decenas de playas de la costa atlántica y cantábrica. El Gobierno cree que el resto de contenedores estaría en el fondo del mar, aunque ha recurrido a medios aéreos para tratar de localizar los sacos de pélets y el resto de la carga extraviada que pueda encontrarse flotando sobre las aguas. "No tenemos datos de qué ha pasado con el resto de contenedores, pero nos preocupa lo que pueda ocurrir con los neumáticos porque son un grave peligro para los ecosistemas marinos", esgrime la responsable de Océanos de Greenpeace, Marta Martín-Borregón.

Expertos en transporte marítimo indican que uno de estos recipientes de carga, de unos 12 metros de largo por 2,3 metros de ancho y alto, puede almacenar hasta un millar de ruedas de coche "e incluso más".

En todo caso, "independientemente del contenido de los contenedores", su sola presencia "ya genera daños en los ecosistemas marinos al tratarse de residuos que no deberían estar ahí", precisa Martín-Borregón.

A petición de Greenpeace y otras ONGs, la Organización Marítima Internacional de la ONU estudia declarar los pélets como "material peligroso", de manera que no sean transportados en la cubierta de los buques, donde están más expuestos a caer al océano bajo el fuerte oleaje, sino en las bodegas, con mejores sistemas de amarre y "mejor etiquetado" para conocer su trazabilidad en caso de pérdida.

Según el informe anual de WSC, la asociación internacional que representa a las principales navieras, a lo largo de 2022 cayeron por la borda 661 contenedores de los 250 millones que se movieron por los mares del planeta. Es una cifra muy inferior a los 1.566 que se perdieron de media cada año entre 2008-2022.

Seguir el rastro de los responsables no siempre es fácil. Basta el ejemplo del 'Toconao', una bestia de 300 metros de eslora con bandera de Liberia (un pabellón de conveniencia que evita regulaciones más estrictas), con una armadora radicada en el paraíso fiscal de Bermudas, aunque la propietaria es una naviera de un alemán con sede social en Chipre. Ayer estaba atracado en el puerto de Nemrut, en Turquía, según la plataforma digital de rastreo de buques Vessel Finder.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión