Un tesoro bajo el coche: los catalizadores, nuevo objeto de deseo de los ladrones

Aumentan los robos de esta pieza del motor, que frena las emisiones y contiene metales preciosos.

Catalizadores robados.
Catalizadores robados.
Policía Nacional

El periodista levanta el teléfono y hace la consulta a la Policía Nacional. "Buenos días, a un compañero le acaban de robar el catalizador del coche y al presentar la denuncia le han dicho que no era el único, que últimamente se están dando bastantes casos. Llamaba para saber si es así". La agente escucha con amabilidad y tras unos segundos responde: "A mí también me lo han robado".

La Policía no tiene datos concretos sobre el número de hurtos de catalizadores, también llamados convertidores catalíticos, unas piezas que sirven para reducir la cantidad de gases nocivos que expulsan por el tubo de escape los motores de combustión, lo que las convierte en indispensables para la industria de la automoción.

Los agentes comparten la sensación de que en los últimos años es un botín muy codiciado por los cacos, entre otras razones, por la facilidad de meterse bajo cualquiera de los miles de vehículos a su alcance y llevarse el dispositivo en unos minutos, generalmente serrándolo con una radial.

Pero, ¿qué tienen los catalizadores para desatar tantos robos que incluso han llevado a la Policía a desarticular en marzo una importante banda criminal dedicada a sustraerlos en España para su posterior distribución internacional?

Las fuentes consultadas explican que se trata de un elemento muy valioso en el mercado negro porque contiene paladio (Pd), rodio (Rh) y platino (Pt), metales preciosos que apenas suman unos gramos en el engranaje, pero que constituyen un pequeño tesoro bajo los coches de gasolina y diésel. Y traducido al vil peculio supone unos cuantos cientos de euros.

Más valioso que el oro

De los principales metales preciosos (oro, plata, platino, paladio y rodio), el rodio es el más valioso precisamente porque es clave en la fabricación de catalizadores para automóviles por su enorme resistencia a las altas temperaturas. Al contrario que el oro (al que duplica en valor), el papel que el rodio juega en joyería es relativamente limitado y solo se suele usar para bañar las piezas y darles brillo y durabilidad. Muy escaso en el mercado, el Rh encabeza el ránking de los metales más caros del mundo, con un precio de 4.000 euros la onza (unos 28 gramos), más del doble de la cotización del oro (1.815 euros el pasado viernes).

El paladio, otro de los metales nobles presentes en los catalizadores y esencial en dispositivos electrónicos como los móviles, llegó a superar el valor del oro hace cuatro años, y aunque ahora ya está por debajo, la onza de paladio cotiza sobre los mil euros, algo más que el platino (815 euros).

No es de extrañar que los catalizadores se hayan convertido en objeto de deseo de los ladrones y en un dolor de cabeza para los propietarios que sufren el robo porque, aunque el coste de la pieza de un coche de gama media puede oscilar entre los 300 y 500 euros, la mano de obra y los posibles destrozos añadidos en los bajos llega a elevar la factura de la reparación por encima de los dos mil euros. Y esos malos humos no hay catalizador que los frene.

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