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Una cámara furtiva delata a la banda que arrasa con los catalizadores en Zaragoza

La grabación facilitada por un taxista ha servido a la Policía para poner cara a dos delincuentes y comprobar que están modificando su modus operandi.

La grabación de la cámara que permitió poner cara a los delincuentes.
La grabación de la cámara que permitió poner cara a los delincuentes.
Heraldo

El robo de catalizadores ha empezado a convertirse en un serio problema en Zaragoza, donde las bandas organizadas han incrementado de forma notable su actividad y el número de denuncias no deja de crecer. 

Y no solo eso, cuando se creía tener identificado su modus operandi, la cámara de seguridad instalada en el interior de un taxi ha grabado a varios de los delincuentes de madrugada y en plena faena, imágenes que han servido para constatar que aunque siguen teniendo una marca y modelo de coche preferido, están cambiando algunas de sus costumbres. Algo que conviene tener en cuenta.

La ‘broma’ viene a salir por entre 1.500 y 2.000 euros, lo que cuesta sustituir la pieza en el taller. Las compañías de seguros se hacen cargo de los gastos cuando la póliza es a todo riesgo, pero no todos los conductores disfrutan de esta cobertura. Y aún haciéndolo, el daño causado al perjudicado puede ser mucho mayor. Sobre todo, porque se está produciendo un desabastecimiento de recambios que puede obligar al conductor a tener inmovilizado su vehículo hasta dos semanas. Para un colectivo como el de los taxistas, algo así resulta "sangrante". De ahí que el presidente de la Agrupación Provincial de Auto-Taxi, Miguel Ángel Perdiguero, haga un llamamiento a la Policía.

"Nos gustaría tener una reunión con el comisario provincial para ver qué se puede hacer, porque este problema viene de lejos y no solo se ha enquistado sino que va a más", recuerda el responsable de esta asociación, quien señala que en lo que va de año han tramitado una veintena de denuncias por el robo de catalizadores. "Me consta que hay muchos más compañeros a los que les han robado la pieza pero no han denunciado. Porque es muy difícil identificar a los ladrones. Y cuando la Policía lo consigue, es prácticamente imposible hacer que paguen", señala Perdiguero.

Una cámara de seguridad graba a dos delincuentes en plena faena de madrugada

Grabados in fraganti

Una de las últimas denuncias la presentó precisamente un taxista el pasado viernes, 10 de marzo, en la comisaría del Arrabal. Como tantos otros afectados, el hombre se presentó allí con un considerable disgusto. Pero llevaba algo más: una grabación en la que aparecen los dos hombres que la noche anterior habían desmontado su catalizador. Por seguridad, hace algún tiempo que el taxista decidió instalar una cámara en el interior del coche. Y el dispositivo se activó sobre la 1.30 al detectar un movimiento extraño, lo que ha servido para poner cara –ahora hará falta averiguar sus nombres– a los dos individuos que podrían estar tras los últimos robos denunciados en la margen izquierda de Zaragoza.

La Policía detectó hace tiempo que estos delincuentes tienen predilección por los vehículos de la marca Toyota, particularmente, por el modelo Prius. Y ese es el coche que tiene este taxista, al que asiste el letrado Marco Antonio Navarro. Nada más poner en marcha el motor esa mañana, el conductor escuchó un "estrepitoso ruido". Logró mover el taxi unos metros, pero enseguida fue consciente de que no iba a poder ir a trabajar. Se temió lo peor. Y al echar un vistazo debajo del turismo confirmó sus sospechas. Lo que quizás no presumía entonces era que había cazado a los ladrones.

La grabación de esta cámara ha descubierto que los miembros de esta banda se toman su tiempo y ni siquiera se molestan en ocultar su rostro. Confirma también algunos cambios en la forma de actuar de estas mafias. Hasta ahora, se sabía que lo hacían en garajes comunitarios cerrados, casi siempre, durante el fin de semana. Sin embargo, esta vez lo han hecho en plena vía pública. En concreto, en una amplia zona de parquin gratuito ubicada al final de la calle de Matías Pastor Sancho, en Zalfonada. Y tampoco les ha importado ‘trabajar’ entre semana.

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