El duro trance de entregar objetos personales de los fallecidos

Los familiares han tenido que aportar sus objetos personales a la policía para una posible extracción de los restos de ADN.

Miriam Montealegre, muestra una foto de sus sobrinos, Erick Torres y Sergio Silva junto a su madre Martha Hernánez, los tres desaparecidos en el incendio.
Miriam Montealegre, muestra una foto de sus sobrinos, Erick Torres y Sergio Silva junto a su madre Martha Hernánez, los tres desaparecidos en el incendio.
EFE

Al duro trance de no localizar a una persona sabiendo que estuvo la madrugada del domingo en las discotecas incendiadas en Murcia, los familiares suman este lunes el de tener que aportar sus objetos personales a la policía para una posible extracción de los restos de ADN que confirmen o no el fatal desenlace.

Los familiares y allegados de los posibles fallecidos -ninguno de ellos ha recibido confirmación oficial del nombre de los cuerpos hallados, aunque hay cinco identificados a través de las huellas dactilares- han ido desfilando a lo largo de la mañana por las dependencias de la Jefatura Superior de Policía de Murcia para entregar objetos personales de sus seres queridos.

Así lo relataba a los numerosos medios de comunicación que esperaban a las puertas de las dependencias policiales una de las afectadas, Miriam Montealegre, tía del joven Eric Torres, que celebraba su fiesta de 30 cumpleaños en La Fonda, una de las discotecas siniestradas, y que está desaparecido.

Tampoco ha vuelto a tener contacto esta mujer, nacida en Nicaragua y afincada en España desde hace más de una década, con el hermano de Eric, Sergio Silva, con el que compartía piso, ni con la madre de ambos, Marta Hernández.

La policía la ha llamado para pedirle documentación y objetos personales de ellos tres con la esperanza de poder cotejar las muestras de ADN extraídas con las de los cuerpos de los 13 fallecidos y confirmar así su muerte.

Calmada dentro de la difícil situación que está viviendo, Montealegre ha explicado que no han recibido confirmación oficial de una muerte que ya da por segura cuando habla en pasado de sus tres familiares.

Ella, apunta, no fue a la fiesta de casualidad y trata también ahora de dar con otros familiares, residentes en Zaragoza, que puedan aportar nueva información.

A las puertas de la Jefatura provincial espera también Cristopher Miranda: su hermano Rafael, de 37 años, era amigo íntimo de Eric y acudió a la fiesta acompañado de su novia, Seibi.

Ella logró abandonar La Fonda cuando se desató el incendio y no volvió a tener noticias de su pareja, nacido en Ecuador y con más de dos décadas en Murcia.

Rafael, ha explicado, trabajaba en una fábrica de alcantarillados y compartían amistad con Eric desde hacía años.

La mayoría de los afectados no han querido pararse a hablar con los periodistas: caras de dolor, de cansancio, de incertidumbre.

Las labores de identificación se pueden prolongar durante toda la semana, según ha confirmado la policía, por lo que estas personas tendrán aún duras jornadas de incertidumbre por delante.

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