Aragonès exige a Sánchez pactar en cuatro años las condiciones de un referéndum

El president eleva en el Pleno de política general de Cataluña el precio de la investidura del líder del PSOE, aunque Junts se desmarca.

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, interviene durante el Debate de Política General de la legislatura.
El presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, interviene durante el Debate de Política General de la legislatura.
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El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, presionó este martes a Pedro Sánchez y trató de que su partido, ERC, tenga más protagonismo en las negociaciones para la investidura española. También intentó que el Govern vuelva a pintar algo en el diálogo entre Madrid y Barcelona y no solo sea cuestión de los partidos y en concreto Junts y Puigdemont, que son los que hoy tienen la sartén por el mango.

El dirigente de Esquerra elevó el precio de la investidura del líder socialista en el debate de política general en el Parlamento catalán, que marca el inicio del curso en Cataluña. Después de que su partido dé ya por descontada la amnistía y afirme que ya circulan documentos sobre una futura ley, Aragonès puso una nueva exigencia a Sánchez. Si quiere ser investido, deberá adoptar el "compromiso firme" de que a lo largo de la próxima legislatura española, entre 2023 y 2027, el Gobierno y el Govern pactarán las condiciones para que los ciudadanos de Cataluña puedan votar en un referéndum sobre la autodeterminación. 

No está pidiendo una consulta sobre la independencia para el próximo mandato, está reclamando acordar el marco para que pueda celebrarse ese reférendum, desde la fecha, la pregunta o las mayorías necesarias. Aragonès pide paso para pilotar la resolución del conflicto, mientras los partidos negocian la investidura. Insistió en un acuerdo de claridad a la canadiense.

"Con la amnistía no basta", advirtió, tras asegurar que esta medida de gracia será "una realidad" y en unos meses permitirá el regreso a Cataluña de Carles Puigdemont. "Cataluña quiere decidir votando sobre la independencia", aseguró. El conflicto, advirtió a los socialistas, "no es un problema de convivencia, ni de encaje o acomodo".

"Tenemos la llave de la gobernabilidad" y hay que aprovecharlo para "arrancar a Sánchez el compromiso de que Cataluña vote", se conjuró. Junts no recogió el guante y negó a Aragonès la legitimidad para liderar una solución al conflicto catalán. Junts confía en el regreso de Puigdemont para que sea el expresidente de la Generalitat quien coja las riendas de nuevo de la política catalana, si tras ser amnistiado puede presentarse a las elecciones y las gana. Junts advirtió al jefe del Ejecutivo de que no hable en nombre de su formación.

"Estamos dispuestos a ganar o perder en un referéndum, pero lo que no haremos nunca, nunca, nunca, es renunciar a ejercer nuestros derechos colectivos como pueblo", dijo Aragonès. En relación a la amnistía, reiteró que es la "condición indispensable" para la investidura. "Hay que acabar de una vez por todas con toda forma de represión contra el soberanismo desde el 9-N hasta el 1-O y hoy día", reclamó. "La amnistía es inevitable. Pasará. Estoy convencido de que será una realidad", aseguró. A su juicio, la amnistía debe implicar el archivo de todas las causas que quedan abiertas contra el independentismo desde la consulta del 9 de noviembre de 2014. "Pero que nadie pretenda presentar la amnistía como un punto final, porque es un punto de partida" de una nueva fase de negociación, advirtió.

Las fuerzas políticas podrán replicar este miércoles al presidente. En la sala de prensa, ninguna apoyó al dirigente republicano en su propuesta soberanista, lo que visibilizó la debilidad del Govern que gobierna en solitario con los 33 escaños de Esquerra (sobre 135).

Cercanías y déficit fiscal

El presidente de la Generalitat instó además a Sánchez a "corregir sin más dilación" el déficit fiscal que, a su juicio, padece la administración catalana y que el Govern ha cifrado en 22.000 millones anuales, el 10% del PIB. También exigió el traspaso de Cercanías de Renfe. 

La negociación para la investidura de Sánchez está marcada, entre otras cosas, por la pugna entre ERC y Junts. Ambos partidos son decisivos, pero lo es más la formación de Puigdemont, que por primera vez se ha abierto a participar en la gobernabilidad española. El expresidente de la Generalitat, que este martes se desmarcó de Esquerra cuando dice que ya circulan documentos, fijó hace tres semanas sus condiciones: amnistía antes de la investidura, un mediador y reconocimiento del independentismo. El referéndum, en la conferencia que pronunció en Bruselas, lo dejó para una segunda fase de negociación. Esquerra y Junts se miran de reojo pensando en las próximas elecciones catalanas y ambos quieren colgarse las medallas si Sánchez acaba cediendo para ser investido. La pugna provoca el encarecimiento de los votos de unos y otros.

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