Alberto Núñez Feijóo coge la bandera contra la amnistía para galvanizar su investidura

Sin apoyos suficientes, esgrimirá un discurso de "principios" tras "socializar" el rechazo a Sánchez en el gran acto de Madrid de este domingo.

Feijóo a su llegada a Génova para reunirse con patronales y sindicatos.
Foto de archivo de Feijóo llegando a la sede del PP en Madrid
J. J. Guillén

Nadie más que él o, todo lo más, su círculo más íntimo, sabe cómo imaginaba Alberto Núñez Feijóo el que su confianza en sí mismo, las expectativas de los suyos y buena parte de las encuestas habían prefigurado como su gran día tras las generales del 23 de julio. Un gran día, el de su investidura a la primera como presidente del Gobierno tras haber tenido que abandonar, como el único remedio para contener la hemorragia interna en el PP de hace año y medio, el acolchado territorio de las cuatro mayorías absolutas en Galicia. Un gran día que parecía que iba a caer como fruta madura después de la apabullante victoria el 28-M.

En 48 horas, esa ansiada jornada llegará, pero lo hará abocando a su protagonista a una dolorosa derrota a la que está obligado a dotar de significado, de peso político, para salir entero del escrutinio al que se verán sometidas la solidez de su liderazgo y la utilidad de su proyecto político. Y si la catarsis era para los clásicos la liberación en la tragedia, Feijóo la busca este domingo cogiendo la bandera de la revuelta contra la ley de amnistía con la que Pedro Sánchez pretende ganarse a Junts y al resto del soberanismo para retener el poder.

El presidente del PP subirá este martes a la tribuna del Congreso con la hiel en los labios de saber que, salvo sorpresa mayúscula, seguirá varado en los 172 apoyos, a cuatro de la mayoría absoluta, insuficientes para alcanzar la Moncloa. La primera votación fallida pondrá en marcha los dos meses previstos por la Constitución para volver a las urnas si antes no media una investidura exitosa de Sánchez. Es el clavo ardiendo que le resta al líder del PP: que las cesiones que en Génova dan por hecho que efectuará Sánchez para amarrar los escaños de los independentistas acaben topándose con el gen -y el cálculo ante las autonómicas catalanas- de Puigdemont que le arrastraría hacia "la desestabilización de España". Los populares no confían en eventuales diputados díscolos del PSOE -"Para votar en conciencia hay que tener conciencia", ironizan en el equipo de Feijóo-, aunque no cejarán en apelar al constitucionalismo de históricos, cuadros y electores socialistas. Y rumian una profunda decepción con el PNV por haber preferido ser "una de las cuatro amantes de Sánchez" a "la novia de Feijóo".

Pero el candidato del PP a la presidencia del Gobierno cree que hay otro relato posible para su investidura: la va a perder, sí, pero revistiéndola con "la honra" de representar una ola moral contra la amnistía para los encausados por el 'procés' que en Génova deducen mayoritaria en el país, por más que Sánchez pueda salirse con la suya y pactar su reelección con el secesionismo. Una "socialización del desafío" para la España institucionalizada en la Transición, el Estado de derecho y la convivencia en igualdad que Feijóo empezará a visualizar este domingo  en el macroacto convocado a mediodía en la plaza de Felipe II, en puertas de pedir en vano la confianza del Congreso. El PP, con su líder al frente, pretende enviar un mensaje de fortaleza: un mar de banderas contra la amnistía y la diferencia de trato que supondría ésta para los españoles, ondeando con el partido que ganó las elecciones y que se ofrece para ser el dique de contención frente a los objetivos de Sánchez. Un dique al que Vox puede sumarse, pero cuyo liderazgo el PP no tiene intención de compartir pese a los pactos sellados con la extrema derecha.

Con Ayuso, Aznar y Rajoy

Ni la acusación de haberse dejado arrastrar por el llamamiento de José María Aznar a la reacción política y cívica contra la exculpación de la intentona separatista de 2017 ni las chanzas del PSOE sobre que Feijóo vaya a manifestarse contra la investidura nonata de su rival antes de la suya hacen temer al PP por los potenciales efectos reactivos de la convocatoria en la que, finalmente, sí intervendrá una Isabel Díaz Ayuso siempre bajo la lupa por si su discurso galopa más allá del de su jefe de filas. Y en la que Feijóo aspira a "exhibir unidad" reuniendo a las dos almas del partido que encarnan los expresidentes Aznar y Mariano Rajoy.

Génova espera que la concentración insufle viento en las velas a una investidura en la que, según anticipa, su líder se centrará en la "defensa de los principios" que hoy ve en riesgo evitando el tremendismo y sin encelarse en detallar un programa de Gobierno que, por ahora, no va a poder desarrollar. El objetivo es otro: reponerse del hondo aturdimiento del 23-J, galvanizar la oposición al "chantaje" del secesionismo e intentar que cale el sentir de que si Feijóo no es presidente es porque él no transige con lo innegociable.

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