Feijóo y las claves de un mes de equilibrios como candidato a la investidura

Desde su reunión el pasado 22 de agosto con el Rey, no ha logrado sumar el respaldo suficiente para ser elegido presidente.

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante una rueda de prensa tras una sesión plenaria.
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante una rueda de prensa tras una sesión plenaria.
EP

Alberto Núñez Feijóo encara este martes el debate de investidura, al que llega tras más de un mes como candidato, un período en el que ha hecho equilibrios y rectificado posiciones, sin haber logrado sumar el respaldo suficiente para ser elegido presidente.

El pasado 22 de agosto, cuando fue propuesto por el rey Felipe VI como candidato a la investidura, Feijóo sumaba 172 apoyos, los 137 del PP, 33 escaños de Vox y los dos diputados de UPN y Coalición Canaria. Más de treinta días después mantiene los mismos números.

Sin embargo, aunque la aritmética se mantiene inmóvil, el PP no ha dejado de moverse, en un proceso con varias claves.

La decisión de hablar con todos, con la excepción de EH Bildu, provocó polémica y la crítica abierta del líder del PP catalán, Alejandro Fernández, contrario a dialogar con Junts.

Tras varios días y escudándose en la exigencia de amnistía que Carles Puigdemont hizo para investir presidente, Feijóo dio marcha atrás a la idea de reunirse con los independentistas catalanes. Sin embargo, en el PP ya había habido contactos, aunque no formales, con Junts.

Feijóo generó además desconcierto en su partido cuando habló de un "encaje del problema territorial de Cataluña", empleando así terminología independentista. El PP tuvo que aclarar que su líder proponía una mejora del estado de las autonomías de igualdad entre territorios. Aznar y la movilización en la calle contra la amnistía

La amnistía que Junts pide a Pedro Sánchez ha salpicado el proceso de investidura de Feijóo. El PP ha mostrado su rechazo y anunció acciones parlamentarias ante un debate que fuerza a este partido a oponerse a quien todavía no es candidato a la investidura.

Sin embargo, cuando el expresidente José María Aznar llamó a un "Basta ya" cívico como el que hubo contra ETA, el PP hizo pública la decisión, adoptada anteriormente, de celebrar un acto en la calle que con el paso de las horas tomó la forma de un mitin.

El partido aún debe aclarar si Feijóo acudirá el 8 de octubre a la manifestación convocada en Barcelona, en la que coincidiría con el líder de Vox, Santiago Abascal, y también con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. La apelación al PSOE

Feijóo pasó de sostener en campaña que el PSOE no era un partido de Estado a ofrecer, sin éxito, a Pedro Sánchez un acuerdo entre los dos grandes partidos para que el PP gobierne, poner en marcha pactos de Estado en un periodo de dos años y después convocar elecciones.

El popular ha mantenido este llamamiento y lo ha intensificado ante las críticas a la amnistía por parte de líderes históricos del PSOE como Felipe González o Alfonso Guerra. No ha dejado esta estrategia pese a que Ayuso le avisó de que el intento era bisoño.

Además, en víspera del debate, el PP ha llegado a animar directamente a los diputados del PSOE a romper la disciplina de voto; el presidente andaluz, Juanma Moreno, les ha emplazado a rebelarse y actuar con "conciencia de Estado".

En esta apelación, los socialistas ven el fantasma del tamayazo, el caso de transfuguismo que impidió al PSOE tomar las riendas de la Comunidad de Madrid en 2003. La relación con Vox

Al proceso de investidura Feijóo llegó con el sí de Vox a un hipotético gobierno en solitario, pero ha tenido que mantenerlo en una relación con altibajos.

El mayor conflicto se dio en la votación de la Mesa del Congreso, en la que Santiago Abascal dejó solo a los populares porque estos no cedieron un puesto a su partido.

Tras este escollo, ambos partidos engrasaron de nuevo su relación, para lo que fue necesario que el PP diese entrada a Vox en el gobierno de la Región de Murcia, la quinta autonomía que ambos gestionan en coalición.

Esta nueva etapa no ha impedido que Vox cuestione los contactos del PP con Junts, las diferencias a la hora de salir a manifestarse o el abordaje que el PP hace del uso de las lenguas cooficiales, hasta el punto de que los de Abascal abandonaron el hemiciclo cuando Borja Sémper (PP) pronunció frases en euskera. El desencuentro con el PNV

La ronda de contactos ha confirmado además la lejanía entre el PP y el PNV. Los nacionalistas vascos avisaron prácticamente desde la noche electoral de que no darían su apoyo "ni efectivo ni tácito" a un Gobierno del PP que necesite de los votos de Vox.

Feijóo no ha tenido además foto con el líder del PNV, Andoni Ortuzar, con el que se vio en privado aunque después la reunión trascendió.

Mientras el PNV subraya que "no hay margen" para la investidura de Feijóo, porque para sumar a sus seis diputados debería restar a los 33 de Vox, el PP acusa a este partido de actuar movido por el miedo a las elecciones vascas del próximo año

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