El PSOE rebaja sus expectativas sobre la investidura y desvía el foco a Aznar y Feijóo

Sánchez espera la investidura que ya se da por fallida de Feijóo, el 26 y 27 de septiembre, hasta que llegue su turno. Pero desde el partido no se descarta una repetición de elecciones.

Un hombre hace una foto en Barcelona a un grafiti en el que aparecen Sánchez y Puigdemont besándose
Un hombre hace una foto en Barcelona a un grafiti en el que aparecen Sánchez y Puigdemont besándose
ALBERT GEA

El optimismo de hace diez días del presidente en funciones, Pedro Sánchez, sobre un acuerdo de investidura que entonces se "podía" y "se iba" a alcanzar se ha ido rebajando hasta el actual escenario, donde no se descarta una repetición de elecciones.

Así lo han ido señalando a lo largo de la semana miembros del Gobierno y del PSOE, que insisten en que ahora es el turno de la investidura de Alberto Núñez Feijóo y en que el apoyo a Sánchez cuando le llegue el encargo del rey hay que trabajarlo bajo la premisa de la discreción.

Contactos con Junts ya hay, lo que no se sabe es hasta dónde alcanza la cuota de protagonismo de la que presume Sumar y hasta dónde ha echado a rodar el balón. "Siempre mantenemos contactos, pero las posiciones deben ser asumibles", recordaba una dirigente socialista.

Por el camino, las declaraciones del expresidente del Gobierno José María Aznar, quien se opuso frontalmente a la amnistía que exige Junts y llamó a impedir un "proyecto de disolución nacional", han servido a los socialistas para centrar en él sus críticas y, por extensión, en el actual líder del PP.

A Feijóo le reprochan sus bandazos e insisten en que la situación actual, después de que Génova anunciara ayer un acto abierto contra la amnistía, demuestra que a los mandos del PP sigue Aznar.

La batalla que parece estar dispuesto a dar Feijóo y la presión sobre los cargos socialistas, que quiere se pronuncien sobre la amnistía votando las mociones que el PP va a presentar, parece no preocupar al PSOE. "A nosotros ninguna presión", dejan claro.

En el Gobierno se muestran orgullosos de la vía política de reencuentro abierta en Cataluña, un camino que insisten en seguir. Más aún después de lo que se vio el lunes en La Diada, donde se constató el descenso del apoyo al independentismo, y tras el rechazo del Supremo a los recursos contra dos de los indultos a condenados por el "procès".

El tiempo que resta hasta la investidura que ya se da por fallida de Feijóo, el 26 y 27 de septiembre, aún puede ser usado por el PSOE para quitarse presión sobre qué pasará cuando le llegue el turno a Sánchez.

El interés sobre el acto contra la amnistía convocado por el PP para solo dos días antes, el 24 de septiembre, sobre quién irá o no, sobre quién está o no en la foto y sobre quién será el protagonista de la misma ayudará además a los socialistas a no tener que dar explicaciones sobre las negociaciones.

Pero una vez que en segunda ronda, 48 horas después de la primera votación, el Congreso dé portazo al líder del PP ya estaremos en otra fase, donde los protagonistas, si no hay sorpresas, serán ya solo dos: Pedro Sánchez y Carles Puigdemont

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