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Feijóo inicia contactos para gobernar y Sánchez descarta nuevas elecciones

En ese contexto, Junts, sobre cuyo antiguo líder, Carles Puigdemont, se pidió este lunes una orden de detención, se revela clave.

Feijóo inicia contactos para gobernar y Sánchez descarta nuevas elecciones.
Feijóo inicia contactos para gobernar y Sánchez descarta nuevas elecciones.
Enrique Cidoncha/Eva Ercolanese (Efe)

El PP y el PSOE analizaron este lunes el resultado del 23-J aún bajo el impacto del fallo generalizado de los sondeos. Alberto Núñez Feijóo admitió que no había alcanzado las "expectativas" pero que, como fuerza más votada, no iba a renunciar "a intentarlo" y ha iniciado ya contactos con PNV, UPN, Vox y Coalición Canaria para formar gobierno. 

Por su parte, el presidente del Ejecutivo en funciones, Pedro Sánchez, aseguró que no prevé una repetición electoral y que "esta democracia encontrará la fórmula de la gobernabilidad". En ese contexto, Junts, sobre cuyo antiguo líder, Carles Puigdemont, se pidió este lunes una orden de detención, se revela clave. 

Feijóo intentará una investidura casi imposible

Alberto Núñez Feijóo sigue decidido a intentar formar Gobierno a pesar de las dificultades que presenta la aritmética que salió este domingo de las urnas. El líder del PP está dispuesto a "explorar todas las vías" para ir a una investidura sin tener asegurados los apoyos ni de lejos porque la otra opción, la que puede intentar Pedro Sánchez, es formar una "coalición de perdedores" que acabe dando "más poder y más capacidad de decisión que nunca" a los partidos independentistas. "Los españoles no pueden quedar atrapados en bloques ni en bloqueos ni permitir que nuestro país se balcanice", aseguró durante su intervención ante la plana mayor del partido en referencia a los referéndums de independencia que cree que Sánchez concedería a Esquerra, Junts y EH Bildu a cambio de ser reelegido.

Para evitarlo, Feijóo levantó este lunes el teléfono para contactar con el PNV y con Vox, los dos partidos que son claves en su hipotética investidura a pesar de que ambos han descartado la fórmula de gobernabilidad que propone. En su conversación con Andoni Ortuzar, el presidente de los nacionalistas vascos le dio un portazo confirmándole lo que ya se sabía –que no le avalará frente a Sánchez, al que los peneuvistas han estado ligados toda la legislatura–, mientras que con el líder de la extrema derecha, Santiago Abascal, se emplazaron a volver a hablar en los próximos días. Su intención es tantear el terreno para ver si es posible conseguir el apoyo de los voxistas sin contrapartidas y sin vetos cruzados.

Unos contactos que se iniciaron la misma noche electoral con el mensaje de WhatsApp que Feijóo se intercambió con Sánchez, ya de madrugada, a iniciativa del jefe del Ejecutivo, con el que ha quedado en volver a hablar una vez que conozca el voto CERA –que puede cambiar el destino de algún diputado–. El líder del PP insistirá en su petición de que deje gobernar a la lista más votada pese a que su rival está convencido de que encontrará la fórmula de la gobernabilidad aunque dependa de Carles Puigdemont.

En las conversaciones con otros partidos, los populares han incluido también al presidente de UPN, Javier Esparza, que ya le ha trasladado a Feijóo que cuenta con el voto afirmativo de su único diputado en el Congreso, y de Coalición Canaria, Fernando Clavijo, con quien "se ha abierto el camino" para poder contar con ese apoyo, algo esperado dado que gobiernan en coalición en las islas.

Cierre de filas

La estrategia de Feijóo tras la victoria exigua del domingo pasa por mover ficha antes que Sánchez, para visibilizar que fue él quien ganó las elecciones, con un margen de 14 escaños respecto a su principal rival y un crecimiento de 47 diputados y tres millones de votos respecto a las generales de noviembre de 2019 con Pablo Casado entonces como candidato. "Exploraremos todas las vías para dotar a España de un Gobierno", prometió ante los barones y altos cargos del partido que cerraron filas en torno al líder nacional.

Aunque las posibilidades de una investidura viable son casi imposibles, el dirigente conservador cuenta con el aval de los barones –a la cita de este lunes solo faltó el gallego Alfonso Rueda– para intentarlo hasta el final. "No estamos para fiestas, pero tampoco para dar por ganador al que ha sido el gran perdedor de la noche", aseveró la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, a su llegada a Génova. Los líderes territoriales admiten que "la aritmética no es buena" pero que ahora "toca pelear" y no tirar la toalla. Muchos recuerdan lo que pasó con la exdirigente de Ciudadanos Inés Arrimadas, cuando a pesar de su histórica victoria en las autonómicas en Cataluña en 2017 no se presentó a la investidura. "Hay que intentarlo. No podemos quedarnos en el 'y si...'", reflexiona en privado una dirigente con bastón de mando.

"El mejor candidato"

Los barones defienden también la continuidad de Feijóo como cabeza de cartel si en ese proceso de negociación no se alcanza un Gobierno y el país se ve forzado a una repetición electoral. "Sería el mejor candidato sin lugar a dudas", zanjó el presidente andaluz, Juanma Moreno, a su llegada a la junta directiva intentando desactivar así los mensajes lanzados desde la izquierda de que el liderazgo de Feijóo está en cuestión.

Ante los suyos, el expresidente de la Xunta reconoció lo que a nadie se le escapa y en su entorno confirman, que el resultado electoral "ni le gusta, ni tampoco le vale". "Con la misma intensidad con la que fallaron las encuestas, no hemos alcanzado las expectativas", admitió Feijóo, quien en una entrevista con este periódico llegó a elevar el listón para el PP hasta los 165 escaños, una cifra muy superior a los 136 diputados que consiguió finalmente.

En las filas conservadoras, ya hay voces que consideran un "error" la gestión de los sondeos y de las expectativas que se hizo durante la campaña, en la que el dirigente gallego se llegó a mirar en el espejo de Andalucía y la Comunidad de Madrid, con sendas mayorías absolutas. En todo caso, Feijóo no se arrepiente por haberse exigido "ganar por mucho frente a los que se conforman con perder por menos".

Veinticuatro horas después de cerrarse las urnas, el partido continúa en shock. Nadie sabe muy bien qué ha pasado. Los populares llevaban meses defendiendo en privado que los pactos con los de Abascal "estaban amortizados" y a tenor de los resultados hay quien piensa que sí les pudo penalizar. Sin embargo, en Castilla y León, donde los populares gobiernan con la derecha radical, han engullido cinco de los seis diputados cosechados por los de Abascal en las generales de hace cuatro años.

Sánchez da por hecho que continuará en el Gobierno

Pedro Sánchez no tiene dudas. A pesar de lo endiablado del resultado electoral de este domingo, el jefe del Ejecutivo en funciones está convencido de que podrá volver a formar Gobierno. Así se lo trasladó este lunes a la dirección del PSOE, que lo recibió casi como a un héroe. Para mantenerse, como prevé, en la Moncloa, Sánchez tendrá que contar no solo con Yolanda Díaz y el apoyo de todos los partidos que ya facilitaron su investidura en 2019 (PNV, EH-Bildu, ERC y el BNG) sino, al menos, con la abstención de la formación de Carles Puigdemont, que ya ha puesto un precio a su voto: amnistía y referéndum. Solo así podrá superar los 171 noes que 'a priori' sumarían el PP, Vox, UPN y Coalición Canaria. "Estoy seguro de que esta democracia encontrará la fórmula de la gobernabilidad", defendió ante los suyos sin concretar más.

Sumar ya se ha puesto manos a la obra para tratar de aproximar posiciones con Junts y aprieta para cerrar cuanto antes un acuerdo de coalición con los socialistas. Pero Sánchez dejó claro que no tiene intención de correr. Y ni siquiera se refirió en su primera intervención interna tras los comicios a la formación liderada por el expresidente de la Generalitat, huido de la justicia. Cree que hay que dejar que todos los partidos, "del PP a Junts", vayan digiriendo los resultados. Todo apunta, así, a que dejará pasar unas semanas antes de iniciar negociaciones. "Que la gente descanse y disfrute de las vacaciones", dijo casi a modo de concesión graciosa.

En su ánimo está, entre otras cosas, dejar que el PP se "cueza en su salsa". Los socialistas entienden que Alberto Núñez Feijóo se presentará a la investidura pero especulan con la idea de que no logre resistir al frente de su formación, después de una victoria insuficiente que lo dejó muy lejos de sus propias expectativas (136 escaños frente a los 160 con los que llegaron a soñar en la dirección popular) y sin aliados evidentes para alcanzar los 176 diputados de la necesaria mayoría absoluta. Los gritos de "¡Ayuso, Ayuso!" lanzados por los simpatizantes del partido congregados el domingo por la noche en la calle Génova son, a su juicio, una señal. "La última vez que se gritó eso en Génova hubo alguien que salió por la ventana", ironizan en alusión al expresidente del PP Pablo Casado. Por lo pronto, Sánchez descarta una reunión inmediata con el líder de la oposición. Si se produce, dicen fuentes internas, será ya en septiembre, pero la abstención que probablemente solicitará Feijóo como líder de la fuerza más votada (con una diferencia de poco más de 330.000 votos respecto al PSOE) está fuera de discusión. Ni se lo plantean en Ferraz ni se los plantean esos barones socialistas a los que el líder del PP apeló en algún momento durante la campaña. Menos aún después de haber visto cómo la norma que reclama para sí el popular no fue de aplicación ni en Extremadura, ni en Canarias ni en ayuntamientos como los de Valladolid, Burgos y Toledo, donde el PSOE ganó el 28-M.

El presidente en funciones pretende emerger como solución a un problema de inestabilidad institucional, pero primero necesita que los ciudadanos vean claramente que ese problema lo encarna Feijóo, porque no se trata solo de que otros partidos, como apuntan en Ferraz, asimilen los resultados del 23-J, también los ciudadanos y los votantes progresistas tienen que acabar concluyendo, como pretende Sánchez, que algún tipo de entendimiento con Junts es deseable aunque sea como mal menor.

"Gran oportunidad"

Que primero se vea a Feijóo fracasar en el intento de ser investido puede allanar el terreno a un discurso en el que, no obstante, ya trabajan en el PSOE: "Hay una España plural, que no es monolítica y eso es lo que refleja el Congreso". El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, que se echó la campaña a las espaldas y llegó a celebrar más mítines y entrevistas que el propio Sánchez, defendió este lunes incluso en La Sexta que un acuerdo de gobernabilidad que incluya a los de Puigdemont puede ser una "gran oportunidad" para "avanzar y conformar un modelo de la integración de la diversidad".

Los socialistas reivindican que tras estos cinco años de Sánchez como jefe del Ejecutivo –con indultos, derogación del delito de sedición y acercamiento de presos de ETA a las cárceles vascas–, el independentismo ha visto muy reducida su representación en la Cámara Baja (el catalán, no así el vasco). El PSC se ha convertido en la primera fuerza de Cataluña y los votos logrados en esa comunidad autónoma, en Euskadi y en Navarra han servido en buena medida para acortar de manera sustancial la distancia que, según todos los sondeos, separaba al PSOE del PP. Finalmente, la brecha ha sido solo de poco más de un punto (del 31,7% al 33,05%) y 14 escaños (de 122 a 136). Su interpretación es que se logra más con "diálogo" que con "confrontación".

No todos ven el asunto tan sencillo como Zapatero. El expresidente de Extremadura y miembro de la dirección socialista, Guillermo Fernández, evitó este lunes de hecho mojarse ante la pregunta de si descarta una repetición electoral. Hay otros líderes territoriales como Javier Lambán, que también perdió la presidencia de Aragón en las pasadas elecciones, o Emiliano García-Page, que se alzó con la mayoría absoluta en Castilla-La Mancha, que se han mostrado en el pasado muy reacios a los pactos con los secesionistas. De momento, sin embargo, guardan silencio.

Ahora el PSOE está en paladear una derrota con sabor a victoria y en presentarla como una gesta. "España ha dicho no a la involución y al retroceso y el PSOE es una referencia en Europa y el mundo", presumió Sánchez.

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