Una monja falsa y estafadora

Las Descalzas de Badajoz alertan de que una mujer se hace pasar por su abadesa para engañar a los comercios locales con pedidos para el convento que luego no paga.

Convento de las Clarisas Descalzas, en pleno centro de Badajoz.
Convento de las Clarisas Descalzas, en pleno centro de Badajoz.
R. C.

Las monjas del convento de Nuestra Señora de la Merced de Badajoz, que pertenece a las Clarisas Descalzas, han alertado de un incómodo episodio que afecta a la imagen de esta orden religiosa de clausura dedicada a la plegaria y la vida contemplativa. Hay una mujer que se está haciendo pasar por la abadesa del monasterio y se dedica a estafar a comercios locales, desde una carnicería a una farmacia, pasando por los repartidores de butano a los que les pidió tres bombonas, asegurando que eran pedidos por parte del convento y que serían abonados posteriormente.

Las religiosas han lanzado una alerta a los establecimientos de la capital pacense para advertir de que una desconocida se ha hecho pasar durante los últimos días por su madre superiora para comprar productos que deja a deber, una estafa que pretenden frenar dando a conocer lo sucedido "porque los perjudicados son los comerciantes, pero también afecta a nuestra imagen", señalan.

En los tres casos detectados ha llamado por teléfono a los negocios indicando que pocos minutos después pasaría una mujer a recoger unas compras que serían pagadas posteriormente por el convento, un engaño que ha sido descubierto cuando el verdadero encargado de hacer esos pedidos, un colaborador del monasterio, ha contactado con los damnificados para decirles que las religiosas no le habían solicitado ningún recado.

Misa y campanas

La primera vez ocurrió la pasada semana cuando la mujer telefoneó a una farmacia simulando ser la abadesa. En ese momento anunció que una mujer pasaría a retirar una caja de pastillas y que más tarde el convento la abonaría. El segundo engaño fue a una carnicería de la que se llevó 25 euros en filetes después de que el negocio recibiese una llamada solicitando que se le entregase el pedido a una persona enviada desde la orden. "Incluso dijo que no podía pasar personalmente porque era la hora de misa, y como justo de fondo sonaron unas campanas, el carnicero le creyó", cuenta un vecino conocedor del caso.

El tercer episodio tuvo lugar el martes pasado cuando llamó a una oficina de reparto de bombonas de butano. En este caso la conversación fue escuchada por un vecino que alertó a la tienda del posible engaño. De ese modo evitó que le facilitaran a la mujer las tres bombonas que, según la estafadora, se necesitaban en el convento.

"Comunicamos que hay personas que se están haciendo pasar por la abadesa de este monasterio para pedir en los establecimientos. Ya han pagado las consecuencias del fraude en la farmacia, en la carnicería...", indica un cartel difundido por las monjas. "Avisamos a los comercios que no den nada si antes no han hablado con el convento. Entonces, les diremos si hemos hecho el pedido en su tienda".

En todos los casos, los vendedores se fiaron al tratarse, supuestamente, de la abadesa de una institución religiosa muy querida en Badajoz.

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