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La trasfusión de plasma sanguíneo a pacientes de covid no da frutos por ahora

En los donantes que han pasado la enfermedad no se detectan bien los anticuerpos, de modo que la sangre no se puede utilizar

Madrid, 3 may. (COLPISA, Antonio Paniagua)
Laboratorio de coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC).
Álvaro Muñoz Guzmán, SINC

Lo que parecía una buena idea para lucha contra la covid-19 no está dando por ahora los resultados apetecidos. A falta de obtener datos más concluyentes, la trasfusión a pacientes graves de plasma sanguíneo procedente de enfermos que se han recuperado de la infección está tropezando con dificultades. "En muchos pacientes que han pasado la enfermedad o han dado positivo, no se detectan bien los anticuerpos contra el coronavirus, con lo que no se puede utilizar ese plasma", asegura el presidente de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia, Ramón García Sanz.

Este tratamiento experimental es en realidad muy antiguo. De hecho ya se utilizó en 1918 para tratar de contener el virus de la gripe española. Entonces se mostró eficaz y logró reducir a la mitad la letalidad del agente infeccioso. En el siglo siguiente, demostró su valía durante el brote de síndrome respiratorio agudo grave (SARS) en Hong Kong en 2003. Años después, en 2014, también suscitó efectos esperanzadores durante el brote de ébola de 2014.

"Seguimos sin saber si el plasma de pacientes que han sufrido el coronavirus es útil para otros", señala García Sanz, quien sostiene que la estrategia comporta riesgos. "Sabemos que el virus produce una respuesta inflamatoria que muchos veces lleva a la muerte. Eventualmente, una infusión de plasma podría provocar este fenómeno. Por eso hay que demostrarlo muy bien y acreditar que el tratamiento es seguro y eficaz".

El hematólogo del Hospital Universitario de Salamanca sostiene que a veces "las hipótesis no se cumplen". "Puede que la terapia fracase porque los donantes a los que se ha recurrido solo superaron un coronavirus demasiado leve".

Según el experto, los enfermos oncohematológicos, especialmente los que han recibido un trasplante de médula ósea, se están infectando poco del SARS-CoV-2, causante de la enfermedad. "Son bastantes disciplinados, se cuidan mucho, suelen evitar las aglomeraciones y salen poco a la calle. Cuando vienen al hospital casi siempre llevan mascarillas específicas coma las FFP3". Más problemas están teniendo los enfermos que ya estaban curados hace mucho tiempo y han bajado la guardia, o aquellos cuyo tratamiento no era demasiado severo. "Por desgracia, sigue existiendo un déficit de información en este y otros muchos campos".

La emergencia sanitaria por el covid ha obligado a dejar en suspenso las nuevas terapias CART-T, que suponen ya una revolución en el combate de los tumores de la sangre. Este tipo de tratamientos se basan en la utilización de las propias células del paciente para destruir las de carácter leucémico. En realidad, son terapias a la carta que están ofreciendo resultados prometedores contra la leucemia linfoblástica aguda, el cáncer más común entre los niños, y los linfomas difusos.

El procedimiento consiste en extraer linfocitos T del paciente (células del sistema inmunitario) mediante aféresis, una técnica que permite la separación de los componentes de la sangre y la obtención de una determinada cantidad de linfocitos. Estos son modificados después con el fin de que reconozcan y destruyan las células tumorales, y se vuelven a transferir al cuerpo del paciente. De este modo, tras ser reprogramados, los linfocitos pueden reconocer, atacar y aniquilar las células cancerosas. "Con estas terapias se cura el 60% de la leucemias linfoblásticas, especialmente en jóvenes, y el 40% de los linfomas difusos. No son cifras explosivas, pero estamos hablando de pacientes en el último estadio de la enfermedad", argumenta García Sanz.

Por ahora, unos 300 pacientes en toda España ya han solicitado acogerse a este tipo de tratamientos desde marzo del año pasado. El problema de estas terapias es que tienen un elevadísimo coste. "Por desgracia los tratamientos CART-T son muy complejos y requieren unidades especializadas, como unidades de cuidados intensivos, precisamente las que ahora están muy ocupadas por culpa del coronavirus".

Según el experto, los nuevos tratamientos hematológicos han experimentado un avance prodigioso, hasta el punto de que no se parecen en nada a los que existían hace diez o quince años. "Ello hace que muchos pacientes se puedan curar de enfermedades que antes eran terroríficas", aduce García Sanz.

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