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Los conductores de ambulancia avisan: "No podemos ser un foco de infección"

Estos profesionales afirman que no disponen de medios, desplazan a varios pacientes en una mismo vehículo e, incluso, desinfectan en casa su ropa.

Begoña Fernández
Una ambulancia a las puertas del Hotel Marriot de Madrid, medicalizado para acoger pacientes del Hospital Universitario de Torrejón de Ardoz, el Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá y el Hospital Universitario del Henares, en Coslada.
Una ambulancia a las puertas del Hotel Marriot de Madrid, medicalizado para acoger pacientes del Hospital Universitario de Torrejón de Ardoz, el Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá y el Hospital Universitario del Henares, en Coslada.
EFE

Los conductores de ambulancia reclaman protección frente al coronavirus. En primera línea desde que estalló la pandemia, estos profesionales subrayan el alto riesgo que sufren, afirman que no disponen de medios, desplazan a varios pacientes en una misma ambulancia e, incluso, desinfectan en casa su propia ropa.

"No podemos ser un foco de infección" es la advertencia de Manuel González, 59 años, treinta como conductor de ambulancia en una empresa que atiende a seis hospitales públicos de la Comunidad de Madrid: Ramón y Cajal, La Paz, Carlos III, hospital de Torrejón, Infanta Sofía y hospital de Alcalá, "la crème de la crème", dice en una entrevista a Efe.

Advertencia que comparte, de principio a fin, Juan Carlos Lozano, otro conductor de ambulancias, más joven, 36 años, cinco en el oficio aunque, precisa, en su titulación pone técnico de emergencias sanitarias.

En declaraciones a Efe, ambos profesionales denuncian falta de medios. Quieren mascarillas, batas y gafas adecuadas. "Nos dan la mascarilla quirúrgica que no vale para nada porque para el coronavirus tiene que ser antisalpicaduras, y encima nos dicen que la optimicemos", explica González desde su veteranía en la profesión.

"Nos dan la mascarilla quirúrgica que no vale para nada y encima nos dicen que la optimicemos"

Pero no solo faltan medios, también información. González lamenta que muchas veces no se les avise si el paciente que van a recoger tiene una enfermedad contagiosa o es de riesgo. Ignorar este asunto es muy grave, no solo por ellos sino para los propios pacientes que, en ocasiones, comparten el mismo vehículo en su desplazamiento del hospital al domicilio o viceversa.

Falta de información y de formación

Manuel González subraya que nadie explica a los conductores más jóvenes qué tienen que hacer con su Equipo de Protección Individualizada (EPI). "¿Cuándo te quitas el EPI dónde lo echas?", es una pregunta que muchos no saben cómo contestar con el grave peligro que eso supone.

"Hay que formar a la gente, dar cursos, decir cómo se quita y se pone el EPI, pero sobre todo cómo se desinfecta", es una queja que ya viene de atrás, admite, pero que el coronavirus ha puesto encima de la mesa. "Así estamos trabajando, con el riesgo de que en el momento en que te infectes vas a contagiar a tus propios pacientes", señala.

El otro conductor, el más joven, Juan Carlos Lozano, pone el acento en la situación laboral y explica que las reivindicaciones de material y medios está generando avisos de la empresa de presuntos Expedientes de Regulación Temporal de Empleo a modo de "golpe de efecto" para que las denuncias no prosperen.

Pese a ese miedo a un hipotético despido, este trabajador no ceja en reivindicar que la empresa les proteja, más cuando comienzan a aparecer positivos en su entorno laboral. Y ha reprochado que se les obligue a ir a planta a recoger a un enfermo infeccioso, cuando las instrucciones dicen que es que el celador quien debe bajar el paciente a la ambulancia. 

Denuncias

Pero el abanico de denuncias no cesa. Lozano afirma que las empresas no se hacen cargo de la desinfección de las ambulancias. "Lo tenemos que hacer nosotros y para ello nos proporcionan agua y lejía, y con eso no basta", señala.

Ese conductor teme por sus propios pacientes, los inmunodeprimidos, y envidia a esos trabajadores, de otros sectores, que cuentan con medidas de protección extremas mientras que los conductores de ambulancia: "Estamos a pecho descubierto".

Y un problema añadido es la vuelta a casa. Este trabajador tiene hijos pequeños a los que, explica, tiene que alejar nada más llegar a casa para que no toquen su ropa que deberá desinfectar en la lavadora de la familia porque la empresa no se hace cargo. De mala manera, la lavamos en casa a 60 grados y sin productos eficaces", añade.

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