Tras las elecciones

Iglesias se vuelca en ser ministro pese al duro correctivo del 26M

El líder ha hablado hoy en rueda de prensa de la necesidad de hacer autocrítica, pero, en el fondo, la cúpula morada considera que la caída se debe a la débil implantación territorial de Podemos.

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias
EFE/Luca Piergiovanni

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, sigue con la vista puesta en ser ministro en un gobierno de coalición con Pedro Sánchez, aunque desde una posición "modesta", según reconoce, tras el duro correctivo sufrido por su partido y la irrelevancia a la que se ha visto abocado a nivel regional.

Pablo Iglesias no ha dimitido tras la pérdida en todas las ciudades del cambio a excepción de Cádiz y tener solo la llave del gobierno en La Rioja, Baleares y quizás Canarias.

Más bien al contrario: ha huido hacia adelante con el objetivo de que los 42 diputados que obtuvo en las generales sean suficientes para su supervivencia, que pasa por llevar a Podemos a una "segunda temporada" que tenga como hilo argumental la entrada en el Gobierno, según indican a Efe desde la cúpula de la formación morada.

El líder ha hablado hoy en rueda de prensa de la necesidad de hacer autocrítica, pero, en el fondo, la cúpula morada considera que la caída se debe a la débil implantación territorial de Podemos, más que a la responsabilidad concreta de Pablo Iglesias.

El partido, centralizado, se articula en torno al liderazgo del secretario general, y la dirección presume de que Podemos "aguantó" en las elecciones generales gracias a Pablo Iglesias, entendiendo por aguantar quedarse en cuarta posición y con 42 diputados en lugar de 71, según indican fuentes de la cúpula.

La dirección morada entiende que Pablo Iglesias hizo su trabajo en las elecciones generales y ahora "toma nota" de la necesidad de desplegar Podemos a nivel territorial, después de caer en las doce comunidades autónomas donde se ha presentado.

Pero lo cierto es que la implicación de la dirección nacional en esta campaña ha sido limitada: rencillas de distinto tipo llevaron a Pablo Iglesias a no visitar Cádiz, Zaragoza o las ciudades gallegas de Santiago y A Coruña, y tampoco se le vio en Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Murcia, Aragón, La Rioja ni Extremadura.

El resultado ha sido una caída de la que es símbolo la Comunidad de Madrid, donde Manuela Carmena ha perdido la Alcaldía y el exfundador de Podemos Íñigo Errejón ha obtenido 20 escaños, tres veces más que los 7 de la excandidata de Podemos, Isabel Serra, insuficientes aún así para arrebatar el gobierno a la derecha.

"La división no suma, resta", ha dado por comprobado Iglesias con estas elecciones y ha pedido a sus "aliados" una reflexión en torno a esta premisa.

Sin embargo, desde el sector de Errejón replican que en estas elecciones lo que se ha comprobado en Podemos es que, "cuando uno elige la estrategia de IU, consigue los resultados de IU", pero también ellos se han quedado debilitados y sin peso institucional.

Por el momento, el organizador de los cónclaves alternativos a los de Pablo Iglesias, José García Molina, es el único que ha marcado un camino distinto al poner su Secretaría General de Castilla-La Mancha a disposición de la militancia tras perder toda la representación parlamentaria.

También el aragonés Nacho Escartín ha anunciado que dejaría sus responsabilidades en manos de la asamblea ciudadana.

El único fortalecido de este proceso electoral ha sido el alcalde de Cádiz, que no quiso intervenir junto a Iglesias en un mitin y que se ha quedado a un solo edil de la mayoría absoluta.

Podemos Andalucía ha advertido mismo de que los resultados no avalan a Iglesias y que Unidas Podemos no debe formar parte del futuro gobierno de Pedro Sánchez, por lo que sostiene que el debate interno "está servido".

Pablo Iglesias ya avisó de que la negociación de investidura no iba a ser fácil, pero a las discrepancias con Pedro Sánchez el líder de Podemos tendrá que añadir tras el 26M más de un cuestionamiento interno, y eso que, a base de abandonos, Iglesias se ha ido quedando prácticamente sin oposición interna.

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