movilidad
"La bicicleta eléctrica está arrasando y, con el tiempo, habrá una en cada casa"
Urbana, deportiva o enduro, sus ventas se disparan porque «hacen el ciclismo accesible a todo el mundo» y ayudan a disfrutar más de cada salida
Las ganas de hacer deporte, el miedo al contagio y la necesidad de buscar otras opciones de movilidad más seguras frente a la pandemia reventaron el pasado año el mercado de la bicicleta. La demanda vació las reservas de comercios y centros especializados. El principal fabricante del mundo, Giant, aumentó en 2020 sus ventas un 38%. Hoy, un año después de la declaración del estado de alarma, sigue faltando oferta de material y suministro.
«El ‘boom’ llegó con la covid, pero, en realidad, la pasión por la bicicleta empezó hace unos cinco años», cuenta Diego Tamé, exciclista y director de la Escuela Adrenalina Bikes Club de Utebo, con más de 60 chavales en sus filas. «El virus ha ayudado a su actual auge porque es una actividad segura y, tanto en grupo como de forma individual, te permite pasarlo bien», añade.
«Es adictiva. Una vez que la pruebas, no puedes dejarla. Al margen del estado de forma de cada usuario, la bici a pilas te lleva más lejos".
Dentro de toda la oferta de bicicletas, ahora, por encima de todo, es el momento de la eléctrica, que está arrasando. «Es adictiva. Una vez que la pruebas, no puedes dejarla. Al margen del estado de forma de cada usuario, la bici a pilas, basada en un sistema de asistencia al pedaleo, te lleva más lejos. Con el tiempo, habrá una eléctrica en cada casa».
Jesús García, triatleta de élite afincado en Calatayud, confirma el buen momento que vive la bici eléctrica y vislumbra «un futuro donde va a crecer su uso de forma importante». ¿Por qué? Básicamente, cuenta García, «porque hace el ciclismo más accesible a todo el mundo, te pone las cosas más fáciles para que te subas a la bici y te hace, por encima de todo, disfrutar más».
La principal diferencia entre una bici clásica, llamada ahora popularmente ‘pulmonar’, y una a pilas es que aunque exige fuerza para pedalear, te permite moverte a 10 km/h más rápido y con el mismo esfuerzo se llega más lejos. «Con una condición física aceptable, puedes ir a cualquier sitio y con quien quieras desde el primer día que te subes a la bici. Es el modo de ‘acompañar’ a amigos o familiares en una mañana de paseo o para hacer deporte aunque tus condiciones y capacidad no sean las mismas que las de tus acompañantes», cuenta Tamé.
Tipos de bici eléctrica
Por características, el mercado ofrece tres modelos diferentes de bicicleta eléctrica: urbana, deportiva y enduro.
La urbana es la más sencilla de las tres versiones. Apropiada para el paseo o para ir al trabajo, por ejemplo, su asistencia en la pedalada evita el sudor corporal. Su uso no entiende de edades. Aunque la mayoría de sus usuarios son mujeres de entre 40 y 50 años, en general, se utiliza más a partir de los 60 porque ayuda a subir cuestas o a moverse contra el viento. Sus precios rondan entre los 800 y los 1.500 euros.
Ofrecen una autonomía de hasta 50 kilómetros gracias a sus baterías de litio, de entre 300 y 500 W, extraíbles para su recarga en cualquier enchufe doméstico como si fueran un teléfono móvil. Su velocidad máxima es de 25 km/h. Su principal problema son los amantes de lo ajeno. Es complicado dejarlas en la calle sin arriesgarse a ser robadas.
Junto a la urbana, la oferta se completa con la bici deportiva, tipo ‘mountain bike’. Esta es una máquina polivalente que en vez de un simple motor incorpora un ordenador capaz de interpretar la actividad del usuario, desde la potencia que ejerce sobre el pedal a la inclinación de la calzada. Básicamente, regula la cantidad de fuerza necesaria para mover la bici con un cambio secuencial de marchas como si fuera un coche automático. Su principal usuario va de los 35 a los 70 años y tienen una autonomía de entre 80 y 100 km. Su precio arranca a partir de los 2.000 euros.
Por último, si lo que se busca es un vehículo para hacer rutas por caminos y senderos de montaña con amplios desniveles y algún que otro salto, la mejor elección es una eléctrica de enduro, que utiliza suspensiones de amplio recorrido y tijas telescópicas que se adaptan al pedaleo en diferentes situaciones (subidas, descensos, saltos…). A diferencia de una clásica de ‘mountain bike’, la de enduro ayuda al usuario a realizar un mayor número de ascensos y descensos, a aprovechar más la excursión. Su usuario tipo tiene entre 30 y 60 años y son las eléctricas de mayor precio.