Israel prepara un gran asalto a Gaza pese a la amenaza de Hamás de ejecutar rehenes

El secuestro de niños y mujeres divide a los líderes islamistas por las similitudes que puede generar con el terrorismo yihadista.

Soldados de artillería israelíes, sobre un tanque en una zona a lo largo de la frontera con Gaza, al sur de Israel.
Soldados de artillería israelíes, sobre un tanque en una zona a lo largo de la frontera con Gaza, al sur de Israel.
ATEF SAFADI

El movimiento de tropas en la frontera con Gaza es masivo. Miles de soldados toman posiciones en torno a una Franja cuya verja de separación vuelve a estar bajo control de Israel. Filas interminables de tanques esperan su turno a las puertas de Erez para entrar en acción bajo el sonido constante de los aviones de combate. Los bombardeos se han intensificado en las últimas horas y, aunque de momento no hay una confirmación oficial, todo apunta a que la operación terrestre es inminente. En anteriores ofensivas el Ejército ha intentado evitar poner soldados sobre el terreno para evitar un alto número de bajas, pero esta vez la ofensiva sorpresa lanzada por Hamás y el baño de sangre en las localidades vecinas a la verja de seguridad han cambiado las reglas del juego.

Consultado por la inminencia o no del asalto por tierra, el portavoz del ejército, Richard Hecht, señaló este martes que "Israel va a responder de manera muy severa y agresiva, y habrá más pérdidas de vidas". Cuando llegue la luz verde la operación se lanzará de tal manera que pueda sorprender a un enemigo que, después de combatir en suelo israelí, ahora espera a los soldados escondido en los túneles.

La diferencia de fuerza es incomparable, pero los milicianos de Hamás llevan toda su vida entrenando para la lucha urbana. La invasión terrestre y la ocupación militar es una petición cada vez más extendida en Israel y se podría producir en cualquier momento. El último antecedente de operación terrestre se produjo en la ofensiva de 2014 y en una noche de combate en la zona de Shujeiya Israel perdió trece hombres en una emboscada.

La intervención supondrá una buena medida del estupor y la cólera que sacude Israel. El Gobierno de Benjamín Netanyahu es muy posible que estos días se haya enfrentado al dilema de promover este golpe total o efectuar operaciones quirúrgicas pensando en los rehenes. Más aún después de que la organización islamista haya amenazado con ejecutarlos uno a uno si persisten los bombardeos sin previo aviso. Y el maltrato a los cautivos que se aprecia en los múltiples vídeos en circulación no parece un buen augurio de que habrá piedad.

No obstante, el secuestro de mujeres y niños ha creado discrepancias en el seno de Hamás, algunos de cuyos líderes consideran que las impactantes imágenes difundidas por las milicias desde la ofensiva del sábado perjudican sus objetivos y generan una corriente internacional favorable a la respuesta de Israel. Esta facción cree que tales acciones pueden hacer surgir las comparaciones con Estado Islámico, una equivalencia que Netanyahu ratificó en la tarde del lunes cuando, en una declaración a la nación, señaló que las "atrocidades" perpetradas por la milicia palestina "no se han visto desde las cometidas por el ISIS".

Conversaciones en Catar

Los dirigentes críticos quieren liberar a las cautivas y los niños, según apuntaba este martes el diario The Times, que recogía informaciones de las agencias de Inteligencia de Oriente Próximo. Es muy posible que la división haya sido el detonante de las conversaciones que estarían celebrándose en Catar para dejar libres a las rehenes a cambio de 36 presas palestinas. El Gobierno de Tel Aviv ha negado la existencia de tales negociaciones que, sin embargo, han sido confirmadas por distintas fuentes.

A la vista de la repercusión internacional que han tenido los numerosos vídeos difundidos por los combatientes, la facción discrepante piensa que se ha cometido un error de estrategia y que la organización debería hacer un gesto destinado a cambiar esa percepción. Sin embargo, según menciona el rotativo británico en base a los informes de Inteligencia, parece muy poco probable que el ala dura de Hamás acepte esta idea. Al parecer, existe una opinión interna mayoritaria de que la liberación denotaría más debilidad que "humanidad" y supondría perder una importante baza de cara a un intercambio.

Este tipo de testimonios desata la incertidumbre sobre la suerte de los desaparecidos, pero también exacerba los ánimos de sus familiares. Un repaso a los medios israelíes se convierte a medida que transcurren las horas en un viaje al terror, la angustia y el pánico a recibir una llamada fatal o ver una grabación de móvil en la que aparezca un allegado ejecutado. Muchos se preguntan también cómo el ejército o los servicios de Inteligencia, que ya fallaron estrepitosamente al no detectar la ofensiva islamista, son ahora incapaces de seguir el rastro de los rehenes y desconocer si, como se rumorea, han sido encerrados en túneles o, por el contrario, pueden estar presos en edificios que la aviación bombardea en Gaza.

Las bombas hablan mucho alrededor de la Franja. Las Fuerzas de Defensa de Israel, que han localizado 1.500 cadáveres de combatientes de Hamás, continuaron ayer descargando proyectiles sobre el territorio palestino mientras Hamás atacó con cohetes la ciudad de Ashkelon, al sur del país. También hubo intercambio de disparos de artillería entre las tropas israelíes y los milicianos de Hezbolá asentados en el sur del Líbano.

Tel Aviv informó que sus misiles acabaron con la vida de dos altos cargos de Hamás: Jawad Abú Shammala, 'ministro' de Economía en Gaza, y Zakaria Abú Maamar, miembro destacado de la oficina política de la organización islamista. Según los últimos informes, al menos 830 personas han muerto ya en la Franja mientras en el lado israelí las bajas mortales superan las 900.

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