El poderoso sindicato germano del metal quiere imponer la semana laboral de cuatro días

IG-Metall reclama además subidas salariales del 8,5% en la negociación del nuevo convenio del sector.

Tekin Nasikkol, jefe del comité de empresa de Thyssenkrupp Steel Europe
Tekin Nasikkol, jefe del comité de empresa de Thyssenkrupp Steel Europe.
REUTERS

Hace casi 30 años lograron imponer en su sector la semana laboral de 35 horas. Ahora luchan por rebajarla a 32 horas y cuatro jornadas de trabajo semanales sin reducción salarial en la negociación del convenio colectivo. El poderoso sindicato germano del metal IG-Metall, que representa los intereses de 2,1 millones de afiliados en todo el país, acude a las negociaciones con la patronal para la industria del acero en el noroeste de Alemania con esa demanda y la exigencia de un aumento salarial del 8,5%, según anunció la unión de trabajadores tras una reunión de su comisión de tarifas en Duisburgo. Unas reclamaciones que en el caso de imponerse se acabarían aplicando para los trabajadores del sector en todo el país al tener ese convenio carácter modélico.

"Ese recorte del tiempo de trabajo supondría la introducción de la semana laboral de cuatro días, que será posible así en muchas áreas", afirmó el líder de IG-Metall en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia y jefe de la comisión negociadora, Knut Giesler, que aspira a negociar un convenio con esas condiciones para un periodo de doce meses. Para Giesler, la reducción de la semana laboral beneficia a ambas partes, a trabajadores y patronal, ya que reduciría el estrés de los operarios, así como las bajas por enfermedad, y daría lugar a una mayor productividad.

La patronal ya ha anunciado su rechazo total a esas demandas. La llamada paz laboral para los 68.000 trabajadores afectados por esas negociaciones finaliza el 30 de noviembre y a partir de entonces el sindicato podría iniciar una lucha laboral con huelgas y paros masivos para presionar a los empresarios. Las negociaciones afectan a los operarios de las plantas de Thyssenkrupp, Salzgitter y ArcelorMittal en el citado estado federado, sobre todo en la tradicional región industrial de la Cuenca del Ruhr. En la negociación del convenio anterior, IG-Metall demandó aumentos salariales del 8,2% y obtuvo subidas del 6,5%.

La patronal del acero ha hecho números y subrayado que una reducción de la semana laboral de 35 a 32 horas manteniendo los salarios haría subir el coste de la hora de trabajo en un 8,6%. Junto a la exigencia de un aumento de los sueldos del 8,5%, la subida real y efectiva del coste salarial sería de un 17,1%. Eso desborda la capacidad de rendimiento de la industria alemana del acero y supone para la misma una amenaza existencial al perder competitividad, advierten los patronos, que recuerdan los actuales problemas del sector ante la transición a una producción de acero ecológica y la "grave escasez de mano de obra especializada".

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