Muere la reina Isabel II de Inglaterra a los 96 años y tras más de 70 de reinado

Carlos III es el nuevo monarca de un reino conmocionado por el fin de una larga era isabelina

Fallece Isabel II
Fallece Isabel II
Heraldo.es

 

La reina Isabel II falleció "en paz" a los 96 años, rodeada de su familia, en la tarde de este jueves, tras unas horas en las que las personalidades públicas y la población esperaron la confirmación de lo que parecía irremediable. Al mediodía, un comunicado del Palacio de Buckingham informaba de que los médicos supervisaban su "preocupante estado de salud" en Balmoral, donde la Monarca pasaba habitualmente los meses de agosto y septiembre. 

El nuevo Rey, Carlos, y su esposa y reina consorte, Camila, fueron los primeros en acudir a la mansión tras el parte médico, y regresarán a Londres en la mañana del viernes, para que el hasta ahora príncipe de Gales sea confirmado formalmente como rey en una breve ceremonia en el Palacio de St. James, próximo al de Buckingham. Todos los hijos de la reina desaparecida y la esposa de Eduardo, Sofía se congregaron en la residencia privada de la familia. 

El protocolo que ordena los pasos a seguir indica que el féretro de la reina será transportado al palacio de Holyrood, situado en Edinmburgo, frente al Parlamento de Escocia, antes de ser transportado a Londres en el Tren Real. Pero se afirmó también que es posible que sea llevado en avión desde el aeropuerto de Aberdeen. El funeral de Estado está previsto para el próximo 19 de septiembre.  

Los problemas de movilidad que había padecido en los últimos meses le impidieron viajar esta semana al Palacio de Buckingham para oficiar el cambio de jefes de Gobierno. Tanto el primer ministro cesante, Boris Johnson, como su sustituta, Liz Truss, tuvieron que viajar a Escocia. La fotografía oficial del encuentro con la nueva 'premier' mostraba a una Reina más frágil de lo habitual, que en su mano derecha tenía un hematoma. Pero no había información sobre problemas de salud que pusieran en peligro su vida. 

"La muerte de mi querida Madre, Su Majestad la Reina, es un momento de gran tristeza para mí y para todos los miembros de mi familia", escribió el nuevo Rey, Carlos, en su primer comunicado como monarca. "Estamos de luto por el fallecimiento de una querida Soberana y amada Madre. Sé que su pérdida será hondamente sentida a través del país, de los territorios, de la Commonwealth, y por un número incontable de personas en todo el mundo".

Lealtad a Carlos III

Aunque el nuevo Rey no había confirmado su nombre como monarca, la primera ministra, Liz Truss, expresó en su declaración la lealtad y devoción del país a Carlos III. La jefa de Gobierno afirmó que el fallecimiento causa una "gran conmoción en la nación y en el mundo". "El Reino Unido es un gran país por ella", añadió. "En buenos y en malos tiempos, proveyó la estabilidad y la fuerza que necesitábamos". La decimoquinta jefe de Gobierno de su reinado recordó que Isabel II había visitado un centenar de países.   

Las expresiones de afecto y respeto llegaban del presidente de la república francesa, Emmanuel Macron: "La recuerdo como una amiga de Francia, una reina de buen corazón que deja una impresión duradera en su país y en su siglo". También de Micheal Martin, primer ministro de una república de Irlanda que Isabel II fue la primera monarca en visitar. Para Martin, la fallecida tenía "una evidente dedicación al deber y al servicio público y una sabiduría y experiencia verdaderamente únicas".

Sucesivos presidentes de Estados Unidos y turistas sorprendidos por la noticia en la lluviosa Londres mientras paseaban por los palacios reales expresaban el impacto universal de la reina más longeva del Reino Unido. La conmoción en el Reino Unido será más intensa porque, hace solo tres meses, su Jubileo de Platino desembocó en una gran fiesta nacional en la que ella era la protagonista. Su longevidad fue celebrada en una variedad de actos espectaculares en torno al Palacio de Buckingham y en otros puntos del Reino Unido.

Achaques

Las dificultades para caminar limitaron su presencia, pero participó de forma imprevista en la última jornada de celebraciones de su reinado. Fue una enorme demostración de afecto a Isabel II, que había perdido un año antes a su marido, Felipe de Edimburgo. cinco años mayor que ella. Pero problemas de salud de aparente levedad parecían también afectarle.

En 2003 tuvo que someterse a cirugía en una rodilla. En octubre de 2021, pasó una noche en un hospital privado, para ser sometida a "investigaciones preliminares", de las que salió "con buen ánimo". Usó bastones en ceremonias públicas. En febrero, bromeó con dos asistentes militares, a los que dijo que no podía moverse, en una audiencia en el castillo de Windsor, donde ha vivido la mayoría del tiempo desde la muerte de Felipe de Edimburgo,

Renunció más tarde a presidir la apertura oficial del Parlamento, conocida como "El Discurso de la Reina" y no pudo participar plenamente en el Jubileo, en junio, aunque era la gran fiesta organizada en su honor. En julio acudió a actos públicos, como la apertura de un hospicio, pero tampoco pudo viajar esta semana al Palacio de Buckingham para el cambio de primeros ministros.

El miércoles canceló una reunión virtual con el Consejo Privado, formado por políticos que han tenido puestos ministeriales y, entre otras funciones, actúa como testigo del sello real de las leyes aprobadas por el Parlamento. Según el comunicado de Palacio, había tenido la víspera, tras sus encuentros con Johnson y Truss, "un día muy cargado".

La bandera británica ondea a media asta en la embajada británica
EFE

Balmoral es probablemente la más querida por la reina fallecida entre todas las residencias de la familia real. Se accede a la mansión por carretera desde Aberdeen, una hora de trayecto hacia un paraje muy poco poblado de las Tierra Altas escocesas. El río Dee avanza por el valle y, aunque la mansión en sí, con maneras de castillo, no tiene gran belleza arquitectónica, el paisaje es extraordinario.

Las imágenes más relajadas de la familia son posiblemente las que retratan a la reina y a su marido rodeados de sus hijos en una barbacoa, cazando o caminando por la enorme hacienda. Uno de los rituales de su estancia estival en Balmoral era la invitación al jefe del Gobierno y a su pareja. Otras era la asistencia a la competición de juegos escoceses en la vecina localidad de Braemar.

Fue adquirida por la reina Victoria y su marido, el príncipe Alberto, en la mitad del siglo XIX. Tras el temprano fallecimiento de su esposo, Victoria se refugió allí para vivir su largo duelo. El Parlamento envió delegaciones para pedir a la monarca que regresara a Londres. Hay una evocación histórica en la muerte de Isabel II en Balmoral.

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