Un bar en Bruselas en el que se puede cocinar y pagar a gusto del consumidor

El proyecto lo puso en marcha periodista que dejó su profesión y decidió utilizar su tiempo libre para cocinar en comunidad.

Los bares y restaurantes están cerrados en Bruselas por decisión gubernamental.
Imagen de archivo de un restaurante de Bruselas.
YVES HERMAN/Reuters

Entre fogones y mesas alargadas, adultos y niños se acercan cada semana a cocinar en un restaurante solidario de Bruselas que busca generar lazos entre los vecinos, evitar el desperdicio de alimentos y dar un plato de comida caliente cada día al precio que pueda pagar el consumidor.

Detrás de 'KOM à la maison', el primer restaurante participativo y solidario de Bélgica, está la belga Alix Rijckaert, una periodista que dejó su profesión y decidió utilizar su tiempo libre para cocinar en comunidad.

“Estaba en casa viendo que podía hacer, leí sobre un restaurante colaborativo en Francia llamado 'Petites Cantines' y , en cuanto lo vi, quise tener algo así en mi barrio”, dijo Rijckaert.

“El proyecto comenzó a tomar forma cuando contacté con más personas interesadas a través de grupos de Facebook y durante un año estuvimos probando, alquilando locales y cocinando en banquetes participativos”, añadió Rijckaert.

'KOM à la maison' abrió sus puertas a finales del 2020 en una esquina del barrio de Etterbeek, a poca distancia de las instituciones europeas. Después de un año pudieron recibir apoyo económico municipal y de varias asociaciones.

En este restaurante cada uno decide cómo colaborar, añadió Rijckaert, por ejemplo, “uno puede venir desde las nueve de la mañana a apoyar en la cocina, al medio día para ayudar a limpiar o solo venir a consumir y disfrutar de alguna charla entre amigos”.

Alimentación sostenible

La pérdida y el desperdicio de alimentos constituyen un reto mundial. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), alrededor de un tercio de la totalidad de los alimentos que se producen en el mundo se pierde o se desperdicia entre el productor y el consumidor.

En la UE, cada año se pierden o desperdician alrededor de 87,6 millones de toneladas de alimentos, según la FAO.

Por ello, Rijckaert afirma que una de las grandes motivaciones de 'KOM à la maison' es contribuir a no desperdiciar las frutas ni verduras y prepararlas en diversas formas que puedan conservarse y consumirse en el tiempo más prolongado posible, y así ofrecer a sus clientes comida “casera”, “sostenible” y “saludable”.

Además, el menú del día es aleatorio y se elige por consenso o acorde a los productos obtenidos cada semana, que según la periodista son muy variados, pero siempre pensando en evitar en desperdiciar los insumos.

“La mayoría de las verduras son compradas en huertos ecológicos, a tan solo 25 kilómetros de Bruselas, además una vez a la semana recogemos productos de un supermercado, también ecológico, que nos da las verduras que no van a vender, porque tienen algún defecto, así utilizamos comida en buen estado y evitamos que se tiren”, dice.

A mediodía, la comida sale de la cocina y entre ollas y cazuelas, las personas se acercan a servirse o se llevan la sopera a la mesa. Todo fluye como en una gran familia sentada en varias mesas alargadas, donde las conversaciones son intergeneracionales y a veces en diferentes idiomas.

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