La contraofensiva alivia la presión sobre Járkov

En las calles de la segunda ciudad de Ucrania, el enemigo pierde capacidad para lanzar ataques.

Destrucción en Járkov.
Destrucción en Járkov.
Vitalii Hnidyi

La contraofensiva ucraniana en la provincia de Járkov, al este del país, está teniendo éxito y Rusia ha perdido en los últimos días el control de "las localidades de Cherkasy Tychky, Rusky Tychky, Rubijne y Bayrak", según informó el Estado Mayor de Kiev en su página de Facebook. Este avance al norte y noreste tiene una consecuencia directa en las calles de la segunda ciudad del país ya que el enemigo pierde capacidad de lanzar ataques.

En cuanto el cielo deja de rugir, los pocos civiles que quedan salen de sus refugios y se acercan a sus barrios para ver si sus casas siguen en pie. La ciudad vive una sensación de mayor seguridad que antes, pero no ocurre lo mismo a lo largo de la provincia ya que "ha aumentado la intensidad de los bombardeos", reveló el Estado Mayor.

Las armas que llegan desde Occidente son una de las claves que explican la capacidad de Ucrania de hacer frente a Rusia y desde el Ministerio de Exteriores lamentaron que no llegaran antes porque "habrían ayudado a salvar muchas vidas". Cuando llegan se despliegan de inmediato, "gracias a la ayuda de instructores", según fuentes militares encargadas de la defensa de la ciudad que ahora permiten a la prensa moverse por zonas hasta ahora cerradas por el riesgo de bombardeo.

La "segunda fase" de "la operación militar especial" anunciada por el presidente ruso, Vladímir Putin, marcaba la toma total del Dombás como gran objetivo y en los últimos días los combates son intensos en la región de Lugansk, donde Rusia está logrando avances. La salida de los civiles de las zonas en combate vuelve a ser muy complicada y las autoridades locales denunciaron bombardeos enemigos contra la población que trataba de huir de lugares como Lysychansk y Bajmut.

Rusificar las zonas ocupadas

La sensación entre los ucranianos es que Moscú plantea una guerra de larga duración, un conflicto de desgaste como el que se vive desde 2015 en el Dombás. Los rusos tienen una hoja de ruta que pasa por "rusificar" lo antes posible las zonas ocupadas y por eso el enviado de Putin en Crimea, Georgiy Muradov, adelantó que "las zonas del sur y este ya liberadas serán consideradas como partes de Rusia, entrará el rublo en circulación y en las escuelas se repartirán los mismos libros de texto que en Rusia".

En lugares como Jersón, en manos enemigas desde el comienzo de la Guerra, las nuevas autoridades próximas a Moscú aseguraron que su plan de futuro pasa por solicitar a Moscú su incorporación a Rusia en 2023. Dimitri Peskov, portavoz de Kremlin, dijo que ellos están dispuestos a aceptar Jersón pero que la decisión debe tener "base legal, como ocurrió con el caso de Crimea", en alusión a esta parte de Ucrania que Moscú se anexionó en 2014 tras un referéndum que Kiev nunca ha reconocido.

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