Los líderes de la UE abogan por una mayor integración

Bruselas se despide de Reino Unido deseando tener la mejor relación, "aunque no será tan buena como cuando era un Estado miembro".

Ursula von der Leyen, David Sassoli y Charles Michel, acuden al acto celebrado ayer en Bruselas.
Ursula von der Leyen, David Sassoli y Charles Michel, en el acto celebrado ayer en Bruselas.
STEPHANIE LECOCQ/Efe

La solemnidad de los discursos y la retirada discreta de la Union Jack (la bandera nacional británica) de las instituciones marcaron ayer el adiós oficial de Bruselas al Reino Unido. Los tres presidentes de la UE protagonizaron el único acto ceremonial. Y lo hicieron por la mañana, sin apurar con el ‘deadline’ del ‘brexit’. El presidente de la Eurocámara, David Sassoli; el del Consejo Europeo, Charles Michel; y la jefa del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, comparecieron en el Parlamentarium, el espacio interactivo que se integra en el complejo de edificios del Parlamento Europeo, para engarzar tres declaraciones oficiales con los mismos mensajes de fondo: el pesar por el divorcio después de 47 años de historia compartida; el objetivo de cimentar una relación futura estrecha y privilegiada; y sacar pecho con una UE, algo más que una potencia económica mundial, determinada a reforzar la integración a Veintisiete, y decidida ser referencia en un escenario internacional convulso.

Un italiano, un belga y una alemana aglutinaron esos argumentos durante un acto sobrio que apenas duró una hora, y en el que, aunque no estaba previsto, accedieron a responder a un puñado de preguntas de los periodistas. Con gesto serio, en un espacio con iluminación tenue, de pie tras atriles en blanco nuclear, sin logotipos, y con el fondo minimalista de las estrellas que simbolizan la Unión. Ante ellos, decenas de corresponsales, enviados especiales... y miembros de las instituciones comunitarias (con un Michel Barnier, negociador principal de este embrollo, escuchando atentamente y asintiendo en varios momentos de los discursos).

"Comienza una era nueva". Así se arrancó Sassoli. El socialista que dirige la Eurocámara habló solo en italiano. Destacó que una de las lecciones que se extraen de los tres largos años de negociaciones de este divorcio "es la unidad reforzada de los Estados miembros" en torno a un proyecto que constituye "mucho más que el primer mercado económico del planeta".

Sobre lo que viene a partir de ahora, Von der Leyen (utilizó el inglés, el francés y el alemán) fue clara: "ni optimismo ni pesimismo, solo determinación", subrayó. "Determinación" ante los retos futuros (seguridad, migración, cambio climático y revolución tecnológica) que la UE encara en mejor posición que el que ya es su exsocio. "La fuerza no reside en un espléndido aislamiento, sino en nuestra única unión. Los cambios y oportunidades a los que nos enfrentamos no van a cambiar por el ‘brexit’", añadió.

Relación futura

¿Y cómo será la relación futura? El Ejecutivo comunitario (el propio Barnier) presentará el próximo lunes las directrices que van a marcar las negociaciones, que deberían resolverse en poco más de diez meses. A Bruselas no le cuadra el plazo. Ejemplos tiene de sobra: el CETA (acuerdo de libre comercio con Canadá) requirió siete años y Mercosur (con Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), dos décadas. Hace ya tiempo que aquí se sospecha que la negativa de Boris Johnson a pedir más prórrogas si la negociación no se culmina antes del 31 de diciembre (el Acuerdo de retirada le permitiría llegar hasta 2023) se siente como una maniobra de presión. Y Bruselas no se amilana.

Cierto que el vínculo con el Reino Unido es más estrecho que con Canadá o con los países sudamericanos. Pero la alemana volvió a advertir que el acuerdo sobre la relación futura (fundamentalmente comercial, sin aranceles ni cuotas) no se alcanzará a cualquier precio. "Queremos la mejor relación de vecindad posible con el Reino Unido, pero ésta nunca será tan buena como la que supone ser miembro de la UE". Dicho de otro modo, sin la libre circulación de ciudadanos no puede haber libre circulación de capitales, bienes y servicios.

Así que las dificultades se irán salvando a medida que Londres ‘reasuma’ las normas (los estándares medioambientales, de derechos laborales, fiscalidad o ayudas públicas) que rigen en el espacio común. La competencia tendrá que ser en igualdad de condiciones. "Cuanto más decida el Reino Unido apartarse de esos estándares europeos, menor acceso tendrá al mercado interior", advirtió Charles Michel.

Sentimientos encontrados

En este viernes de "sentimientos encontrados", el responsable del Consejo Europeo incidía en la misma tesis de base para la Europa del futuro: "construir un proyecto más ambicioso" con una mayor y mejor cooperación entre los socios. Asumiendo, eso sí, que hay que "tener más en cuenta a los ciudadanos" y explicarles «"mejor" la labor y los valores de la UE. Las lecciones que se heredan del ‘brexit’.

La pasión la pondría Sassoli, ya en el tramo final del turno de preguntas: "¿Por qué se empeñan en dividir nuestro espacio europeo? ¿Cuál es el interés en hacer más frágil la UE? Si alguien nos quiere dividir es porque tiene miedo de un mundo regulado. Las reglas están para proteger a los débiles. Sin ellas se acaban imponiendo los más fuertes", defendió.

Apenas un par de horas antes del comienzo del acto, un grupo de parlamentarios del Brexit Party de Nigel Farage abandonaban la Eurocámara ofreciendo su último espectáculo. Él, el líder eurófobo, no estaba en el grupo que marchó portando la bandera del Reino Unido mientras un gaitero con traje tradicional escocés les marcaba el paso. Taxi, Eurostar y de vuelta a Londres.

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