Juzgan a unos padres por matar de hambre a su bebé con una dieta sin gluten ni lactosa

El niño pesaba cuatro kilos con siete meses, la mitad de lo recomendable a su edad.

La sociedad belga asiste consternada al juicio de una pareja acusada de dejar morir a su hijo, Lucas, que falleció por una desnutrición severa cuando tenía siete meses. El niño pesaba apenas 4 kilos, la mitad de lo recomendado para su edad. Su padres, propietarios de una tienda de comida natural en la localidad de Beveren, decidieron -sin contar con la opinión de ningún médico- que el niño era intolerante al gluten y a la lactosa y le proporcionaron una dieta especial que no cubría sus necesidades nutritivas. En lugar de leche de vaca, daban al niño leche de avena, de arroz, de trigo o de quinoa, productos que vendían en su establecimiento.

Según el diario británico «The Daily Mail», profesionales sanitarios como la pediatra Elisabeth De Greef, del Hospital Universitario de Bruselas, han declarado que alimentar a los niños con este tipo de productos es una irresponsabilidad: «No se ajustan a las necesidades de los bebés», ha señalado.

El pequeño Lucas falleció el 6 de junio de 2014. Según la autopsia, en el momento de su muerte su estómago estaba totalmente vacío y , aunque ha quedado confirmado que el bebé respiraba con dificultad unos días antes de su fallecimiento, los padres no buscaron ayuda médica

De hecho, y aunque el niño se estaba muriendo de hambre, los ahora acusados nunca se acercaron un hospital cercano y solo lo llevaron a un homeópata en el otro extremo del país.

"Nunca fuimos al médico porque no notamos nada raro", ha asegurado el padre.

La Fiscalía, que pide 18 meses de cárcel para los padres, ha insistido en la irresponsabilidad de su conducta: «Hicieron su propio diagnóstico, y decidieron que el niño era intolerante al gluten y tenía alergia a la lactosa». «Ningún médico tenía un historial sobre Lucas y los servicios sociales tampoco sabían nada sobre este caso. Sus ideas sobre la medicina le costaron la vida a su hijo", añadió.

.La madre del niño, Sandrina, aseguró que nunca pensó que el niño estuviera en peligro "A veces ganaba un poco de peso y otras lo perdía. Nunca deseamos la muerte de nuestro hijo», dijo. Su abogada argumentó que, para los padres, el niño tenía problemas alimenticios. "Sufría cólicos y vomitaba cuando le daban biberones, así que buscaron alternativas", señaló.

La sentencia del caso se espera para mediados del mes de junio.

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