Internacional

"Ya tenemos al malo..."

El actor y guionista zaragozano Gerald B. Filmore lleva dos años viviendo en Los Angeles.

Gerald B. Filmore

Érase una vez en América, un multimillonario sociópata que hizo fortuna con múltiples negocios inmorales y algunos ilegales, que vivía en la ciudad mas famosa del mundo, donde poseía un rascacielos con su nombre y, por si eso no le bastaba, se presentó para ser presidente de Estados Unidos con una campaña xenófoba y encima ganó. ¿Les suena? Es la historia del personaje de ficción Lex Luthor, el archienemigo de Superman.


Sí, cuando los creativos de DC comics convirtieron en los años 80 al excéntrico magnate en presidente de Estados Unidos ni ellos imaginaban que estaban anticipando lo que hoy 9 de Noviembre de 2016 se ha convertido en una realidad. Y es que no hay nadie ya en el mundo que no sepa que ha ganado las elecciones americanas un personaje abiertamente racista, machista y xenófobo, acusado de varias agresiones sexuales y demandado infinidad de veces por fraude…


En fin, que si uno se acerca a la biografía de Trump verá que es casi peor que la del propio Luthor, y es que una vez mas, la realidad supera la ficción. Ahora bien, si es tan obvio ¿Cómo es posible que este “villano de comic” haya entrado en la Casa Blanca? Si en los comics al villano siempre le derrota un héroe de impecable moralidad… (Silencio) ¿No tenemos ninguno? (Largo silencio) En efecto, Clinton es de todo menos impecable. América necesitaba un Superman y les dieron Super PAC. Por mucho que se hayan esforzado TODOS los medios de comunicación e incluso Google (que manipuló sus resultados de búsqueda para favorecerla) en convertirla en la opción sensata y viable, Hillary Clinton era para muchos la candidata de Wall Street, la candidata belicista que apoyó la guerra de Iraq, la responsable de hundir a Libia en el caos, la del TTIP, la de los sesenta mil emails que según el FBI podrían haber puesto en peligro la seguridad nacional, la primera dama del presidente que en 1994 aprobó la encarcelación masiva, la candidata corrupta, la del establishment, LA CASTA! Clinton lleva décadas en política acumulando antipatías y un sonado numero de fracasos fruto de su “bad judgment” (error de juicio) como ya le dijo su oponente en las elecciones demócratas, el senador Sanders y después le repetía Trump en cada debate. Ah! Sanders, Bernie Sanders…


El candidato antiestablishment del partido progresista, el socialdemócrata que lideraba ese movimiento revolucionario no muy distinto del de Podemos. Ese que representaba un cambio real, que ponía nombres y apellidos a los problemas de las clases medias y que acercaba a Estados Unidos a los modelos progresistas europeos.


Ahora muchos se acuerdan de él. Muchos se reían allá a principios de año cuando las encuestas decían que Sanders era el único capaz de parar a Trump y el propio Bernie repetía una y otra vez a sus compañeros de partido que los demócratas solo ganan cuando hay ilusión de cambio, no por miedo a, ya que eso es la técnica de los conservadores. Pero se unieron todos los medios neoliberales y le hicieron de menos (como mas tarde harían con Trump) menospreciando el movimiento sin precedentes que le avalaba. Le trataron como si fuera un viejo loco comunista que chocheaba convencidos de que el pueblo americano iba a comerse a Clinton con patatas porque sería lo único decente en el menú. Pero los americanos llevan 30 años comiendo Clinton y ya están empachados... Algunos prefieren quedarse sin comer.


Y hoy, el día después, todos nos rasgamos las vestiduras y nos llevamos la manos a la cabeza. Insultamos a Trump y para entender el resultado buscamos explicaciones snobs y estudios condescendientes del tipo “ha ganado en los estados donde la mayor parte de la gente no tiene carrera”. Sin duda lo fácil es pensar que todos los votantes de Trump son un puñado de analfabetos machistas, xenófobos y racistas que se creen todo lo que ven en la tele, pero no es el caso, lamentablemente los que nos hemos creído todo somos el resto. Nosotros somos los tontos que pensábamos que lo que dice la tele va a misa. Como ya pasó en Reino Unido con el Brexit o en España con el famoso sorpaso de Podemos, creímos que lo que decían las encuestas era inamovible y que ese resultado no se vería afectado porque fuéramos o no a votar. O tal vez, ese bombardeo masivo de encuestas que predicen el futuro, es lo que haya empujado a los conservadores a hacer un voto protesta contra la que llaman ”Crooked Hillary” (Hillary la corrupta) y a los progresistas a relajarse y decidir que no quieren mancharse las manos votando a alguien que defienda abiertamente la guerra en Siria…. Y es que Trump ha ganado con unos números con los que sus antecesores republicanos, McCain y Romney, perdieron ante Obama.


Puede ser que los medios solo tuvieran razón cuando decían que en estas elecciones los americanos elegían el ”lesser evil”(el mal menor) y al final los ratones americanos han decidido que prefieren votar al gato orgulloso de serlo, que parece simpatizar con los problemas de los ratones, que a la que nació ratón, se convirtió en gato y ahora se quita y pone el disfraz según le interesa.


Porque queridas amigas y amigos de lo políticamente correcto, el problema no ha sido Trump, sino Hillary y el partido demócrata, que no han arriesgado ni con su candidato, ni con su proyecto. No han ofrecido cambios reales, sólo darle la vuelta al disco para que siga sonando… un disco que lleva sonando desde que hicieran de teloneros aquel dueto ochentero de Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Un disco en el que, para la América profunda, cada canción suena peor que la anterior.


Que President Trump y su “Make America Great Again” vayan a ser el álbum que estaban esperando, eso es ya otra cosa… de momento para ellos es un cambio de repertorio. ¿Y qué podemos esperar entonces los que no somos simpatizantes? Esperar, no sé. ¿Desear? Desear que Trump sea un perro ladrador poco mordedor, un cantamañanas como muchos creen y que su elección por lo menos sirva como decía el sociólogo esloveno Slavoj Žižek para agitar el árbol, para que tanto el partido demócrata como el republicano vuelvan a sus principios, a repensar todo y a un proceso político que nos lleve a un despertar real.


Gerald B. Filmore (Zaragoza, 1986) es actor y guionista. Lleva dos años viviendo en Los Angeles.