El adiós silencioso de Casa Gervasio, una institución en Alquézar

Maribel Gramisel, de 77 años, y su hijo José Antonio han decidido cerrar tras casi cuatro décadas este restaurante famoso por su copioso menú degustación.

Maribel Gramisel y su marido, Antonio Mata, en los inicios de Casa Gervasio de Alquézar a mediados de los 80.
Maribel Gramisel y su marido, Antonio Mata, en los inicios de Casa Gervasio de Alquézar a mediados de los 80.
J. A. M. G.

Casa Gervasio, toda una institución gastronómica de Alquézar, ha cerrado sus puertas después de casi cuatro décadas. Y lo ha hecho en silencio, para sorpresa de muchos amigos y comensales habituales. "No hemos querido hacer ruido", explica José Antonio Mata, que junto a su madre, Maribel Gramisel, "la que verdaderamente ha valido para el negocio", y su padre Antonio, ya fallecido, han llevado las riendas de este emblemático restaurante conocido por los copiosos platos de comida 100% casera que tenía su menú degustación. "Nos ha costado mucho cerrar la puerta por nuestros clientes, que han sido muy fieles tantos años, pero nos vamos orgullosos y felices", agradece.

Aunque la primera licencia oficial se firmó el 29 de marzo de 1985, Maribel ya llevaba unos años sirviendo comidas en su propia casa. Nacida en el cercano pueblo de Buera, cuando se casó con Antonio se trasladó a vivir a Alquézar, donde él era alcalde. Sus primeros clientes eran grupos de franceses que venían a hacer barranquismo a la Sierra de Guara "cuando aquí no venían casi turistas españoles", recuerda su hijo, conocido como Gervasio en alusión al nombre de su casa familiar. Todo lo que Maribel sabía de cocina lo había aprendido en San Sebastián, donde había servido de joven.

Viendo que cada vez tenían más clientes, decidieron tirar tabiques en su casa y abrir un restaurante. Al principio lo compaginaban con una carnicería donde hacían chiretas, longaniza, chorizo... pero llegó un momento en que tenían tanto trabajo en Casa Gervasio que cerraron el otro negocio "porque no podía atender las dos cosas a la vez". 

Algunos platos del menú que ofrecía Casa Gervasio de Alquézar.
Algunos platos del menú que ofrecía Casa Gervasio de Alquézar.
J. A. M. G.

Su fama alcanzó tal nivel que en sus mejores tiempos llegó a dar 20.000 comidas cada año. "Los sábados y los domingos había una cola con más de 100 personas esperando a que abriésemos la puerta", afirma su hijo, quien se siente "orgulloso" de lo conseguido en todos estos años.   

Aunque ha habido variaciones a lo largo del tiempo, un 'menú tipo' de Casa Gervasio podía contener una tabla con jamón, queso, chorizo, longaniza y paté, los míticos canelones a la cerveza, bacalao ajoarriero, judías, garbanzos, guiso de cordero y costillas a la brasa. 

A juicio de José Antonio, el principal secreto del éxito de Casa Gervasio era "que la gente se sentía como en su propia casa, le dábamos comida abundante y de calidad a un precio muy razonable porque entonces el aceite, el vino o los corderos eran de casa y, además, el ambiente era un festival de chistes, jotas, gente pasándose las botellas de un lado a otro....", recuerda con añoranza. "Y por supuesto, el carácter que tenía mi madre", destaca. También reparte el mérito con su plantilla de trabajadores, muchos de los cuales eran de los pueblos de alrededor,

El ambiente en Casa Gervasio de Alquézar era muy festivo.
El ambiente en Casa Gervasio de Alquézar era muy festivo.
J. A. M. G.

Sin embargo, José Antonio asegura que las populares pasarelas del Vero, que superan los 100.000 usuarios al año, han cambiado el turismo de Alquézar "porque mucha gente viene ahora a pasar el día con un bocadillo, ya no lo hace de propio para comer como antes, y los que van a un restaurante miran más lo que cuesta que lo que les das de comer". Esa es una de las causas, a su juicio, de que en los últimos años disminuyera mucho el número de clientes "y no se puede tener un restaurante así para trabajar únicamente en un puente o para fiestas especiales".

Además, cree que las costumbres de Casa Gervasio no van acordes a los tiempos actuales porque "nosotros dejábamos en la mesa los pucheros y las bandejas para que la gente se sirviera y ahora en Instagram esas fotos no lucen". "La gente antes se divertía para sí misma, no de cara a los demás, y como no había teléfonos, se tenían que juntar sí o sí en torno a una mesa para comunicarse y para divertirse, pero eso se ha perdido totalmente", lamenta.

Maribel Gramisel junto a José Antonio Labordeta, que también disfrutó del menú de Casa Gervasio de Almudévar.
Maribel Gramisel junto a José Antonio Labordeta, que también disfrutó del menú de Casa Gervasio de Almudévar.
J. A. M. G.

A todo ello se une que Maribel estaba ya "muy fatigada" a sus 77 años después de tanto tiempo al pie del cañón. "Mi madre se echaba a la una de la madrugada y se levantaba a las seis porque aquí todo se hacía de forma artesana y en el mismo día. No había freidora, se freían los canalones en una sartén, y se guisaba en la cazuela. Los corderos que se servían el fin de semana, se habían matado el jueves anterior, nosotros criábamos los conejos y los pollos, cultivábamos las patatas en el huerto", resalta.

Maribel Gramisel y su hijo, José Antonio Mata, conocido como Gervasio.
Maribel Gramisel y su hijo, José Antonio Mata, conocido como Gervasio.
J. A. M. G.

José Antonio, que durante 14 años también regentó un pub, tiene ahora en mente convertir Casa Gervasio en dos casas rurales y seguir así con el negocio turístico porque ya tiene un hotel de lujo en Alquézar y otras dos casas rurales más, una de ellas en Fiscal.

Fachada de Casa Gervasio de Alquézar que Antonio Mata y su hijo José Antonio restauraron durante ocho meses.
Fachada de Casa Gervasio de Alquézar que Antonio Mata y su hijo José Antonio restauraron durante ocho meses.
J. A. M. G.
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