gastronomía

Paco Torreblanca, mejor pastelero del mundo: "No debéis perder nunca vuestras frutas de Aragón"

El autor de la tarta nupcial de los Reyes visitó esta semana Zaragoza y confesó ser laminero.

Paco Torreblanca, jurado del certamen de cocina de Master D.
Paco Torreblanca, jurado del certamen de cocina de Master D.
Master D

En la manos de Paco Torreblanca se une la innovación y la tradición. Las mismas con las que se abotona su chaquetilla, en las que luce los títulos del mejor pastelero artesano de España, de Europa y del mundo. "Eso no influye en el día a día", asegura con humildad. "Hay que tener la cabeza en las estrellas, pero los pies en el suelo –continúa–. Te levantas a trabajar y no piensas en eso, te acuerdas en el momento que te hacen el reconocimiento".

El afamado pastelero, que visitó esta semana Zaragoza para participar como jurado en el certamen de cocina de Master D, confiesa que "evidentemente" es muy laminero.

Su llegada al mundo del dulce fue "algo circunstancial". "Me mandaron mis padres al negocio de pastelería de mis abuelos y, al final, me metieron en casa de un amigo suyo, en Francia, y fue mi padre espiritual durante 15 años y me educó profesionalmente y en todos los aspectos", recuerda Torreblanca.

"He sido muy feliz en esta profesión"

Corría el año 1978 cuando abrió las puertas de su propio negocio, en la provincia de Alicante, y desde entonces ha evolucionado constantemente. Cuando se le pregunta por su primer día de trabajo asegura que "jamás" pensó que llegaría a tal reconocimiento profesional. "Ha sido un maravilloso camino; siempre he dicho que nunca he trabajado, solo he hecho lo que me apetecía y me ha servido para vivir y para comer", se sincera con una sonrisa que liga con sus palabras. "He sido muy feliz en esta profesión". El mensaje para las nuevas generaciones es claro: "Les aconsejo que disfruten. Es una profesión para ser muy feliz, que no abandonen a pesar de las dificultades". No obstante, avisa que la vida de un chef no es como se muestra muchas veces en la televisión, "sino que hay un camino de trabajo y de esfuerzo".

En la casa de alta pastelería que fundó hace 45 años y que ahora gestiona su hijo Jacob, trabajan "con las mejores y seleccionadas materias primas". Ese es el contrapunto a la bollería industrial que conoce un sector de la población. "Creo que la cultura debe ir por otro camino, por los productos más saludables, naturales y, por supuesto, que cada vez comamos mejor", apunta Torreblanca. Aplaude a jóvenes que apuestan por la pastelería de calidad, la que también enseña en su escuela de formación.

De su obrador salen propuestas como los bocados de placer –una versión nueva de los polvorones–, el ‘stollen’, su nutrido surtido de turrones o el panetone, que levanta pasiones hasta en tierras italianas. También merece mención el caviar de chocolate.

Paco Torreblanca es feliz con su trabajo y lo hace con sus creaciones. Sus ideas se han servido en reputados restaurantes y hasta han sido el dulce colofón de una boda real, ya que fue el artífice de la tarta nupcial de los Reyes don Felipe y doña Letizia hace casi dos décadas. "Con el dulce lo arreglamos casi todo –considera–. Pero, una vez me preguntaron si un dulce arreglaba una mala comida y les contesté que una mala comida no la arregla nada. Eso sí, el dulce ayuda porque está al final y es lo que más perdura en el recuerdo".

Al también autor de libros, además de doctor honoris causa por varias universidades, se le arquea más todavía la sonrisa cuando habla de los dulces aragoneses. Aplaude la amplia variedad de postres que se comen en las tres provincias. Duda cuando se le pide que se decante por uno de ellos. Guarda silencio, pero al final se decide: "Vuestras frutas de Aragón son famosas en todo el mundo, no debéis perderlas nunca".

Apúntate a la newsletter de gastronomía de HERALDO y recibe en tu correo recetas para hacer en casa y las últimas noticias del sector.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión