gastronomía

Así eran las cocinas del Pirineo aragonés

En el Museo Ángel Orensanz y de Artes deSerrablo se encuentra un claro ejemplo de cocina pirenaica, que no solo desvela secretos culinarios

Cocina del Museo Ángel Orensanz y Artes de Serrablo.
Cocina del Museo Ángel Orensanz y Artes de Serrablo.
Museo Ángel Orensanz y Artes de Serrablo

Las cadieras miran al hogar, alma de cualquier casa del Pirineo –y más en los días de frío-. Del centro cuelga el calderizo o el cremallo, del que pende el puchero. Estos elementos esbozan una cocina pirenaica.

En concreto, es la del Museo Ángel Orensanz y de Artes de Serrablo, en el Puente de SabiñánigoEra la antigua Casa Batanero, que data del siglo XIX según la inscripción de la fachada, pero se estima puede ser anterior. "Estuvo abandonada hasta que Ángel Orensanz, por un lado, y la Asociación Cultural Amigos de Serrablo, por otro, mostraron interés por el edificio", explican desde el museo, dependiente del Ayuntamiento de Sabiñánigo.

El tamaño del edificio refleja que pertenecía a una "familia con posibles". También se desprende de las estancias, en especial de la cocina. Por ejemplo, las cadieras dan testimonio del número de personas que allí residían y en esos bancos se demostraba la jerarquía. "En torno a la mesa abatible, más cómoda y cerca del fuego, se sentaban el amo y el heredero. Después, los tiones, criados, invitados... –explican desde el museo–. En los extremos las mujeres para culminar la comida y servir". "Todas las mañanas, lo primero que hacía el ama era calentar el agua para mil usos", cuentan en el Museo Ángel Orensanz y de Artes de Serrablo. Otro elementos que llama la atención es la chimenea troncocónica.

Entre las paredes de la casa encuentran cobijo útiles antiguos, que proceden de las colecciones del escultor de Larués, de la entidad cultural y de anónimos. Algunas de esas piezas proceden de casas de pueblos de la comarca que fueron deshabitadas y que se recuperaron del olvido.

Recocina del Museo Ángel Orensanz y Artes de Serrablo.
Recocina del Museo Ángel Orensanz y Artes de Serrablo.
Museo Ángel Orensanz y Artes de Serrablo

Una muestra de ello son los pucheros de cerámica alambrados. "No se hacían aquí, sino que se traían de Naval", explican. Esto da cuenta de que una cocina también desvela los materiales de cada zona o el movimiento comercial. "Algunos de ellos están alambrados, ya que se reparaban tras caerse. Otros se vendían ya así, para ahorrarse remiendos", añaden.

Desde el museo lamentan que en la comarca se conserven pocas cocinas como esta. Con las reformas que han experimentado los edificios pirenaicos, para actualizarlos a los tiempos actuales, se eliminaron muchas de ellas.

Así, se ha perdido una parte cultural. "Aquí se hacían las bailadas, es decir, las veladas, los ratos en los que se charlaba, se contaba lo ocurrido en el día… Muchas veces se dice que era como la escuela de antes, ya que se transmitían los valores", apuntan desde el museo. En la actualidad se han recuperado esas bailadas en forma de charlas.

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