gastronomía

Sara Acero, una emprendedora de premio: "La duda de si lo estoy haciendo bien está ahí todos los días"

Acero (Zaragoza, 1988) estudió Publicidad y Relaciones Públicas y hace 8 años fundó La Zarola, un espacio gastronómico en la capital aragonesa.

Sara Acero, premio a la joven empresaria de Aragón 2023, en La Zarola.
Sara Acero, premio a la joven empresaria de Aragón 2023, en La Zarola.
Guillermo Mestre

Sara Acero es fundadora de La Zarola hace unos días se alzó con el premio Persona Joven Empresaria de Aragón 2023. Se trata de un galardón bienal a través del que la Asociación de Jóvenes Empresarios de Zaragoza (AJE) y el Instituto Aragonés de Fomento (IAF) distingue la labor de jóvenes emprendedores

El galardón ensalza la creación y consolidación de una empresa, apostando por la innovación y contribuyendo a generación de empleo y riqueza en la Comunidad. HERALDO visita a Acero en La Zarola, la escuela de cocina a la que acompaña una tienda gastronómica en la calle de San Miguel de la capital aragonesa.

Enhorabuena por el premio.
¡Gracias! Significa el reconocimiento a muchos años de esfuerzo. Nunca está de más que alguien te diga que lo estás haciendo bien y me gusta que la distinción valore que en los proyectos haya personas que tiren hacia delante y su implicación.

Concha Velasco decía aquello de "Mamá, quiero ser artista", ¿en su caso?
De pequeña creo que pasé por todas las etapas, pero me gustaba mucho la farándula. Cuando fui más mayor no tenía muy claro a qué dedicarme, sí que me gustaba el trato con las personas, que no fuera igual todos los días..., pero nunca me hubiera imaginado un trabajo de esta índole.

¿Qué estudió?
Publicidad y Relaciones Públicas y me veía más en un hotel o de organizadora de eventos en una marca. En la carrera un profesor se sorprendió porque ninguno queríamos emprender y valoré esa opción. Es verdad que mi padre era empresario y el emprendimiento lo he vivido desde niña.

Y así se convirtió en empresaria.
Al salir de la universidad siempre trabajas en empresas ajenas, pero vi que en otras ciudades más grandes existía un espacio donde organizar eventos alrededor de una cocina. Me planteé abrir un lugar así en Zaragoza, porque había cursos de cocina pero no un espacio dedicado exclusivamente a eso en un ambiente de casa. Pregunté mucho al sector de la gastronomía y todos decían que no iba a funcionar.

Empezó la aventura con 27 años, ¿cómo fue su primer día?
¡Fatal, mal! Al principio me sentía muy vulnerable. Era muy joven, el concepto era nuevo, entraba en el mundo de la gastronomía del que no venía... Por ejemplo, en los inicios sentía que tenía que decir sí a todo porque sabían más que yo.

¿Cómo era Sara hace 8 años y en qué se diferencia de ahora?
En lo laboral, muy diferente. Pienso en reuniones con clientes que tenía entonces y me pregunto: ¿cómo podía hacerlo? Aunque sigo teniendo miedos, he ganado seguridad. Pero la duda de si lo estoy haciendo bien está ahí todos los días.

"Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro". ¿Qué defino?
¿Emprender?

¡Correcto!
Sobre todo por lo del peligro. Realmente, es difícil. Gestionar la incertidumbre de no saber qué va a pasar mañana es complicado.

Cuando a sus hijos les preguntan qué es mamá, ¿qué dicen?
Son pequeños: uno tiene 9 meses y el otro 4 años. El mayor no es consciente, pero me imita. Simula que está con el ordenador y cuando le digo algo me responde: "Perdona, que estoy trabajando". Que no sé si es bueno o malo.

Se puede mirar como que les enseña el valor del esfuerzo.
Es lo que tienen que aprender. Cuando se monta un negocio, no puedes esperar a que la suerte venga a por ti. El empresario exitoso, con cochazo y que vive como un marqués, el que pintan en muchas películas, no existe.

¿Cuál es la diferencia entre el de ficción y el real?
Que no hay gente que trabaje para ti, sino contigo, por y para tu negocio. Más vale que los tengas contentos, que no se cuide al trabajador es algo que nunca entenderé. De esto no te das cuenta hasta que no lo vives, pero luego la gratificación es mucho mayor.

Comenta que su padre era empresario, ¿le dio algún consejo?
Siento su apoyo muy cerca. Es un emprendedor nato y me llama miles de veces al día solo para preguntar qué tal va todo. Al final la experiencia de los demás es clave; los puntos de vista de todo el mundo siempre aportan algo.

Por cierto, ¿por qué La Zarola?
Es como se llama un fruto silvestre en Bagüés, el pueblo de mi padre, que en otros sitios de Aragón es acerollas. Me lo propuso y al principio pensé que era feo, pero después me gustó porque es una palabra aragonesa y está relacionada con la gastronomía.

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