gastronomía

Caxalote, la propuesta más gastronómica del grupo Umalas

El restaurante, de ambientación mediterránea, se centra en un menú degustación

Caxalote, nuevo establecimiento en Zaragoza.
Caxalote, nuevo establecimiento en Zaragoza.
Alejandro Toquero

El grupo Umalas crece con la puesta de largo de su restaurante más gastronómico. Caxalote se llama y es muy diferente al resto de sus propuestas, enfocadas al momento del vermú y los combinados, o a las raciones y el menú del día.

Caxalote aspira a cubrir un hueco que el grupo no trabajaba hasta ahora y lo hace fuera de su zona preferida, la plaza de Santa Cruz, en cuyos alrededores se ubican buena parte de los locales de Umalas.

El nuevo restaurante tiene una ambientación mediterránea –no exclusivamente marinera– que se ha trasladado al interiorismo y a la decoración, y se quiere consolidar en la propuesta culinaria.

El local es muy acogedor. Buena parte de su atractivo reside en los detalles que enseguida atrapan la atención del visitante: el conjunto de espejos que cuelgan de las paredes enmarcados con palos recogidos del mar, las vasijas recuperadas de viejas masías de la Costa Brava, los trozos de cristal con los que se han esbozado pequeños cuadros o el trillo que hace las veces de mesa en uno de los rincones más especiales del establecimiento.

A lo que invitan estos detalles es a una estancia relajada, a disfrutar sin prisas de una propuesta gastronómica alrededor de la que no hay que pensar demasiado. Más que nada porque desde el punto de vista culinario tan solo hay dos opciones: pedir una de las cuatro tapas elaboradas que se ofrecen en la barra, o sentarse tranquilamente a la mesa para probar el menú degustación que lleva el nombre de Camarote (36 euros, no incluye la bebida).

Caxalole abre poco después del mediodía, así que el momento del aperitivo se cubre con pequeños bocados inspirados en distintas cocinas del mundo. Hacia Asia mira el bao de pollo satay macerado en curry y jengibre con el punto dulce de mango caramelizado. En México y alrededores se queda la empanadilla picante de carne de cerdo, aji amarillo y pasta de aji. La croqueta de panceta tiene un aire más ibérico y el taco marino se acerca al norte de Europa de la mano de salmón ahumado, manzana encurtida y pan pappadum.

Si uno acude a Caxalote con la idea de disfrutar del menú degustación, casi es mejor no probar antes los aperitivos porque de cantidad va sobrado. La idea es que cambie una vez al mes y que vaya incorporando productos de temporada, en su mayor parte vinculados a la cocina mediterránea.

La bienvenida llega de la mano de una copa de cava, olivas y mantequilla elaborada con hierbas y especias antes de que aparezca el tartar de atún y mango sobre una flor de pan de espirulina. Una propuesta refrescante para abrir boca.

La arepa de pollo de corral es más contundente. Más que nada porque se presenta frita, algo que no es demasiado habitual, con guacamole picante y crujiente de su piel. En el risotto que va a continuación los protagonistas son la oreja y el crujiente de torreznos, y los hongos. Para el pescado se recurre al rodaballo marcado a la brasa y terminado al horno para presentarlo con su pil pil y parmentier de patata con ajos asados. El fin de fiesta llega de la mano del tataki de chuleta de vaca vieja. Por supuesto, hay colofón laminero en forma de crema de tiramisú.

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