Comoyo: comida sensata, gourmet... y sorpresa

Este proyecto aragonés busca alimentos de pequeños productores para componer selectas y originales cajas mensuales.

la caja de marzo de Comoyo, la primera que enviaron.
la caja de marzo de Comoyo, la primera que enviaron.
Comoyo

Fue el gusto por el mundo del vino el que unió profesionalmente a los aragoneses Pedro Fatás, Miguel Ángel Ferrer y Jorge Fernández. Un proyecto que, tras la pandemia, resultó ser la semilla de otro que ahora tiene apenas tres meses de vida.

Con experiencia en sectores variados y complementarios como el del ‘marketing’ o el agroalimentario, acaba de nacer Comoyo, una propuesta que aúna los productos gourmet con nociones de plena tendencia en la gastronomía como los de ‘kilómetro cero’, lo ecológico, la responsabilidad social o la ‘comida sensata’.

Es precisamente este último concepto el principal puntal de Comoyo (comoyo.es). Lo que buscan sus fundadores es huir de posturas "extremas" y, en ocasiones, paradójicas a la hora de comer. También de ciertas obsesiones o ideas falsas. "A veces nos volvemos locos: o se hacen dietas loquísimas o estamos tan estresados que acabamos descuidando lo que comemos", reflexiona Jorge.

Punto medio

Comoyo quiere situarse en el punto medio, en ese comer de todo y equilibrado que "ejemplifica la dieta mediterránea". Por ejemplo, apostando por los productos de calidad. Como los ecológicos, aunque "no tengan la certificación, pero que sabemos que son pequeños productores que trabajan bien".

Es precisamente esa cercanía con quien cultiva, cría o produce los alimentos uno de los valores que subrayan los fundadores de Comoyo. Ellos hacen, primero, de radar a la hora de localizar lo más interesante. Segundo, de nexo de unión con el consumidor. El objetivo es establecer una cadena de confianza entre las tres partes, del origen al destinatario, con ellos como intermediarios, de manera que se justifique y aliente el modelo de negocio de Comoyo: la suscripción.

La marca funciona como una suerte de club en la que sus socios reciben cada mes una cesta variada, gourmet por la calidad, pero pensada para el uso cotidiano, con los productos elegidos por Fatás, Fernández y Ferrer.

Su labor consiste en descubrir nuevas marcas y productores, a la par que negociar con ellos precios interesantes para los suscriptores que, calculan, suponen un ahorro medio de un 15% con respecto a lo que costarían comprados de manera individual. Por ese motivo, las "cajas son sorpresa": lo que incluirán está abierto hasta el final. También se debe a cuestiones de disponibilidad, ya que la inmensa mayoría de los alimentos son de temporada.

La originalidad rige igualmente la selección, "con productos divertidos o sorprendentes que no están al alcance de todo el mundo". Importa mucho asimismo la historia personal o social que hay detrás de cada empresa, que se explica en el folleto adjunto. Es por ese motivo por el que, por ejemplo, en la cesta ‘inaugural’ se han incluido conservas de Gardeniers (un proyecto ecosocial de Atades). Como ejemplo, la de la cesta de marzo, que está ya agotada, contenía queso curado artesanal Jara, vino Candilazo de Madrid, chocolate con leche artesano de cereza y miel, así como aceite Comoyo (también tiene marca propia), ventresca de atún Tela Marinera o una piruleta de flores prensadas.

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