gastronomía

Cómo guardar ese vino que no se descorchó

Los tintos, blancos, rosados y espumosos se deben conservar tumbados, no ocurre lo mismo con los licores.

Jorge Lahuerta muestra cómo guardar una botella, en un armario de Sophia Bistró.
Jorge Lahuerta muestra cómo guardar una botella, en un armario de Sophia Bistró.
Montañés

Los turrones ya se han comido y felicitar el año tiene los días contados. En alguna nevera todavía queda algún resto de las comidas y cenas. También botellas de vino y cava que no se llegaron a descorchar, ya sea por haber calculado mal o por ser un regalo inesperado.

¿Cómo se debe guardar una botella? "Hay que saber qué vino se tiene", esa es la primera pauta que da Jorge Lahuerta, de Sophia Bistró. "Los vinos con crianzas, de añadas más viejas, suelen estar pensados para guardar. Mientras que los más jóvenes o crianzas cortas, suelen envejecer de manera negativa: se oxidan y se avinagran", continúa Lahuerta.

En caso de que sean indicados para conservar y tomar en el futuro, hay que poner especial atención en la temperatura. "Es necesario evitar los cambios, que sea estable y, si puede ser, entre 10 y 20 grados", explica el responsable del establecimiento de la calle de Pedro María Ric de Zaragoza. Aclara que el calor repercute en el producto y "hace mucho daño al vino". Por esta razón, una solución es evitar que le dé el sol.

Además, la recomendación de Lahuerta es que las botellas se mantengan tumbadas ya que, si las botellas están de pie, el corcho no tiene contacto con el vino y se reseca. "Al secarse se convierte en poroso y entra el aire y hace que oxide. Si la botella está tumbada, el líquido lo mantiene húmedo", explica.

Lo ideal es disponer de una cava donde almacenarlos, pero no en todas las casas se cuenta con una. "Yo algunos los guardo en la chaise longue del sofá", reconoce. Un pequeño armario o el canapé de la cama también pueden ser lugares ocurrentes, siempre que no dé la luz ni corrientes de aire.

Estas claves se pueden trasladar a tintos, blancos, rosados y champanes, no obstante, la mayoría de los que se pueden guardar son tintos. El tiempo que aguanta se suele indicar en las fichas de cada vino, accesibles en las páginas webs. "A excepción de los licores –matiza Lahuerta–. En ese caso la guarda es al revés: hay que evitar que el contenido toque el corcho para que no se contamine".

"Cubrir la etiqueta con papel film para que no se estropee" es otro consejo para aquellos vinos de especial valor y si se conserva durante más tiempo. De hecho, Jorge Lahuerta pone como ejemplo la costumbre de algunas familias de comprar una caja del año que nace un hijo y abrirla cuando cumple cierta edad.

Si estas recomendaciones no se siguen, se pueden encontrar cambios en la botella, como que se haya evaporado una parte. "Eso puede decir que está malo o bueno, ya que significa que ha evolucionado y el sabor del vino es otro. Es decir, tal vez no tenga nada que ver lo que se guardó con lo que se bebe", manifiesta Jorge Lahuerta. Si la botella se ha guardado tumbada y ha pasado mucho tiempo, "se ha podido impregnar el corcho y el vino estar picado", añaden en Sophia Bistró. Es entonces cuando al probarlo se aprecian notas a óxido o a azufre.

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